¿Y cuándo la Reforma educativa?
Alejandro Robledo Flores.
Aunque el tema de la educación está permanentemente en la agenda político-social de México, son pocas las propuestas y alternativas reales de solución que se presentan por parte de los sectores directamente involucrados: el gobierno y el sindicato de profesores (SNTE). Este año es un tema vital por las elecciones presidenciales, porque la sociedad está más atenta a las propuestas, incluida la educativa.
Tanto el gobierno como el sindicato han resumido la mejora en la educación como una mera cuestión monetaria, es cierto que se requiere una gran inversión, pero no sólo es cuestión de “más dinero para aulas, escuelas, y mejores sueldos de maestros”. El gobierno, que parece no interesarle mejorar la educación, responde con más recursos, lo principal son las fotos donde se entregan cheques, útiles escolares y aulas.
A eso se ha reducido la política educativa de México que se encuentra entre los peores calificados a nivel continental, y que ocupa los últimos lugares en calidad educativa según mediciones de organismos internacionales.
Hay infinidad de datos que sustentan que la educación en México es de mala calidad, estudios de la OCDE, CEPAL, PNUD; y los mismos datos que arrojan las evaluaciones de la SEP: en la evaluación del concurso de plazas, 7 de cada 10 profesores tuvieron un nivel de desempeño bajo. El bajo nivel se refleja en los alumnos: de 15 millones de estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato, el 63% de los alumnos de primaria, el 84.2% de secundaria y el 75.3% de bachillerato, tienen un nivel insuficiente en Matemáticas. En la materia de español, el 60% de los niños mexicanos que cursan la primaria y el 82.9% de secundaria, tienen un nivel insuficiente o elemental; mientras que el 45.7% de los estudiantes de tercer grado de bachillerato tiene ese mismo nivel en habilidad lectora.
El pésimo estado de la educación mexicana tiene dos responsables directos: el gobierno y la dirigencia del sindicato de maestros, no sólo las fallas de los profesores del aula. Es menester diferenciar entre profesores de grupo y el grupúsculo que dirige al SNTE y todo lo que conlleva: Elba Esther Gordillo y su señalada corrupción, su instrumento electoral el PANAL, los comisionados, posiciones políticas para el núcleo dirigente del sindicato, manejo de cuotas a discreción, etc. Esto matizado con discursos demagógicos de “defensa de los profesores”, pero sostenido en la realidad con cláusulas de inclusión y exclusión, que permiten a la dirigencia acallar cualquier oposición al interior del sindicato, marginar profesores, dar horas/clase a sus favoritos y quitarlas a los que no se uniformen a lo que dicen.
Por otra parte, están los profesores de aula, que se dedican a la educación; los que madrugan para dar clases y se desvelan corrigiendo exámenes; los que se trasladan por horas para llegar a la escuela en el campo y la ciudad, y los que no pueden ver a sus hijos en gran parte del día porque están educando a los hijos de los demás. Muchos de estos maestros pueden tener fallas y deficiencias pedagógicas, pero según los especialistas eso se puede mejorar con actualización y capacitación a partir de un nuevo modelo educativo donde la escuela sea el eje del desarrollo humano.
Muchas voces coinciden en que para que prospere cualquier propuesta de mejora educativa se requiere 1.- Voluntad del gobierno para hacer una reforma educativa, y 2.-que ya no se permita que Elba Esther Gordillo, su grupo y los intereses que tiene detrás, sigan usufructuando y utilizando el sistema educativo para satisfacer ambiciones.
En estos últimos meses ha habido pronunciamientos en varios sentidos de los candidatos presidenciales sobre la educación; quizá el más determinante es el de Andrés Manuel López Obrador sobre los vicios de la dirigencia del sindicato y de la profesora Gordillo. Los candidatos presidenciales coinciden en algunos puntos para mejorar la educación, uno de ellos es la Jornada Completa, la escuela de tiempo completo, basado en la experiencia de algunos países emergentes que se han desarrollado por diversos factores, uno es la educación y en ésta la ampliación de la jornada escolar.
El esquema de escuela de tiempo completo ya se ha implementado en algunas escuelas del país desde hace varios años, pero no se ha hecho uniforme y obligatoria para todos los planteles, y menos se ha establecido un nuevo modelo educativo donde la escuela sea un eje del desarrollo nacional. Esta propuesta data de años, pero los gobiernos no la han impulsado, ni a la dirigencia del sindicato le ha interesado por considerarlo un asunto menor.
La Jornada Completa es sólo uno de los puntos para mejorar la educación, también se requiere de otros elementos, como la vinculación productiva de la educación que sirva como un modo de desarrollo de las fuerzas productivas, y un punto más, que ante la situación aciaga que atraviesa el país es de suma importancia: volver la escuela una herramienta para construir ciudadanía.
Por ello se debe insistir en que la escuela sea el eje fundamental del desarrollo humano. Además de fortalecer la convivencia, permitir el desenvolvimiento social y la tolerancia, y fomentar los valores cívicos y capacitar para la productividad; la escuela debe ser la herramienta para rehacer el tejido social y crear comunidad mediante la participación activa de la sociedad.
En Brasil funcionó “Todos pela Educação” (Todos por la educación), fue un ambicioso programa para mejorar la educación. Además de vincular la escuela con los sectores productivos mediante proyectos conjuntos gobierno-sociedad-empresas (sin reducir la potestad del Estado sobre la educación), uno de los elementos más importantes fue el involucramiento de la sociedad con la escuela, donde las decisiones importantes eran consensadas y votadas por los maestros y representantes de los padres de familia organizados en Asamblea.
La escuela podría detonar la participación social mediante un esquema que obligue a la comunidad donde está el plantel a organizarse y a nombrar representantes para integrar los asambleas escolares que tengan el poder real de decisión (no el lucrativo esquema de "sociedad de padres", ni los inoperantes e inexistentes consejos de participación). Para trasladar la acción política a la comunidad, una opción es que la participación se dé en la escuela, en donde las organizaciones y asambleas de vecinos puedan desarrollar sus actividades comunitarias.
Crear economía mediante sociedad del conocimiento, nuevos programas en los contenidos educativos, son otras de las muchas propuestas que se han hecho para que sean parte de una reforma educativa, que sigue pendiente.
Nunca como hoy es urgente un cambio que garantice que el sistema educativo deje de ser utilizado para beneficio de grupos de poder y de una clase gobernante que prefiere legiones de ignorantes para que sean clientelas electorales y mano de obra barata, y que dé paso a una educación que forme ciudadanos críticos y participativos… |