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Mayo 2012
Edición No. 279
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Los topes de campaña
¡atentado a la inteligencia!


Eloy Dewey Castilla.

Por primera vez se estrena una nueva ley federal electoral, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en la campaña para Presidente y Senadores de la Repùblica.

Tuvimos una prueba hace tres años con la elección de los diputados federales que fue el primer desafío para el Instituto Federal Electoral y en su caso un laboratorio para demostrar sus bondades y también sus defectos.

En 90 días de campaña se busca cierta equidad en la contienda, evitar el dispendio y llenar las ciudades con propaganda política.
Esa es la teoria.

En la práctica sabemos que en la televisión y la radio no puede haber spots publicitarios pagados. Sólo los autorizados por el IFE y pautados de acuerdo a la ley para cada partido con las grabaciones que se le entreguen.

Se deja casi a la voluntad de los medios el cubrir o no los eventos e igualmente sacar o no notas de los mismos en sus noticiarios. También es a su criterio invitar o no a sus programas a los candidatos en entrevistas de opinión.

Los columnistas están en libertad de expresión respecto a los candidatos. Pueden opinar a favor o en contra de los candidatos.

Antes de la elección, las encuestas están autorizadas siempre y cuando cumplan con ciertos criterios de valoración. Los medios por supuesto las emplean y publicitan como quieran, es decir en el programa o en el tamaño que gusten y en el diseño que dispongan. Normalmente para “ayudar” o “perjudicar” a un determinado candidato o candidatos, o sus partidos.

¿Habrá dinero no contabilizado en todo esto?

Grabar un spot cuesta y mucho más cuando está hecho por profesionales y en diversas localidades. Cuesta también el traslado del candidato y su equipo.

Las carteleras son otro importante medio de propaganda. Pueden contratarse a plazo fijo, con varios cambios de imagen y en diversos puntos de una ciudad o sea rotativos. Alguien más los puede separar con anticipación a la campaña para seleccionar los mejores puntos. Lo mismo acontece con las bardas.

Los artículos publicitarios: lonas, matracas, banderolas, cachuchas, camisetas, lápices, plumas, saleros, thermos, globos, pines, mandiles, blusas, pelotas, etc., más los artículos impresos como volantes, folletos, trípticos, medios magnéticos, calcomanias, adheribles a los cristales de los autos, pintura en los autos, etc., etc.

Se pueden facturar diez como diez millones. ¿Quién los cuenta?

El personal en campaña cuesta y mucho. Transporte, comida y alojamiento sin dejar de lado la remuneraciòn económica para su sobreviviencia de acuerdo al nivel de cada participante que se entrega en cuerpo y alma por 90 días o menos.

Los equipos de sonido, luces, grabación en audio y video, voceo, conjuntos musicales y de animación: También cuesta y mucho.

La creación, diseño, alojamiento y administración de o las páginas en Internet de los candidatos más los twitteros y facebookeros, etc., contratados exprofeso. Tienen un costo. ¿Quién lo contabiliza?

Aviones, helicópteros, camiones, taxis, autos y camiones rentados o aún prestados, todo se debe contabilizar. Por hora, por tiempo, como sea, todo suma a los gastos de campaña.

No se puede dejar de lado la gasolina y los famosos vales de ésta para movilizar al equipo y seguidores.

La confusión más especial, parte de separar los gastos del candidato y los del partido. Los partidos asumen los gastos de los delegados nacionales, regionales, estatatales o municipales, más los delegados con funciones específicas con los asesores y consejeros. La elaboración de sus propios medios de difusión y los artículos propagandísticos. También los gastos de capacitación y sus materiales, más por supuesto la operación de sus oficinas en los tres ámbitos de gobierno y para cada sección, sin dejar de lado los apoyos de los diversos grupos que integran un partido. Llámenle como le llamen, también suman y mucho.

El partido comprueba los ingresos que recibe de prerrogativas y los candidatos por sus campañas hasta el tope que la ley les fija. Los donatativos están regulados hasta fiscalmente.

En las campañas se maneja mucho dinero en efectivo y se comprueba a medias con recibos -cuando asì sucede- y generalmente en la economía informal porque en la ley existen amplios huecos para ello.

Deberían incluirlos en la ley contra el lavado de dinero.

¿Podría usted imaginar al IFE pidiendole cuentas a los gobernadores o alcaldes de los apoyos entregados a sus candidatos o en apoyo a un candidato presidencial? ¿Pedirle cuentas a la federación, a la Cámara de Diputados o Senadores? ¿A los sindicatos?

¿Cree usted que las empresas y los empresarios son ajenos a las campañas polìticas? ¿Cree que otros paises no participan en la fiesta electoral por la Presidencia de la República? ¿Cree que las agencias internacionales de noticias y medios extranjeros son imparciales al devenir de las elecciones presidenciales?

Es risible pensar que en un mitin cuidaron de no dar de comer a los asistentes porque se pueden pasar de sus gastos de campaña, cuando por otro lado se gastan los millones sin comprobación alguna.

Un candidato debe hacer su mejor esfuerzo para presentarle a los electores potenciales su oferta de trabajo y sus planes de llegar a ganar la elección.

Pero pedirle a los partidos y a los candidatos que cuiden a sus contrarios con cuanto movimiento hagan, aún con investigadores de planta para que reunan las pruebas para acusarlos de excesos de gastos de campaña, esto no es su función básica ni deben malgastar sus limitados recursos en semejante trabajo. Debería ser función del IFE y de cuanta oficina tengan en toda la república y de su personal.

Pero si para el IFE es dificil monitoriar los spots de radio y televisión que saca cada radiodifusora y televisora en toda la República Mexicana para poderlos acusar de excesos, imagine monitoriar todos los conceptos de gasto que en párrafos anteriores menciono. Está simplemente en chino o es prácticamente imposible.

De ahì que la Ley Federal Electoral tiene no defectos, sino enormes huecos para la simulación, evasión, elusión y prácticas obscuras, de tal manera que los topes de campaña son verdaderamente un atentado a la inteligencia.

Hay otros aspectos igual de importantes que no se han mencionado, pero bastan sólo éstos para saber que nuestro actual modelo de democracia dista mucho de ser claro, preciso y justo, a sabiendas de que excederse en los gastos de campaña puede terminar con la exclusión de uno o varios candidatos.

Que sepa, por esta causal de anulación no se ha probado el IFE.

El IFE no comenta estos temas porque no les conviene. Estarían denunciando actos contrarios a las buenas prácticas electorales que irían en contra de su prestigio y credibilidad. Tampoco los denuncian de oficio.

Prefieren que la Fiscalia Especializada en Delitos Electorales los vea o que el candidato o partido afectado los denuncie con sus raquíticas pruebas.

Conste que no mencione nada de los delitos electorales previos, durante y después de las elecciones.

Quizas seamos una ciudadanìa ilusa, idealista o ingenua que nos creemos del gran circo electoral que pagamos todos con un enorme presupuesto federal para el IFE, para los partidos y sus candidatos.

Así es todavía la ignorancia del pueblo de México. Farsa electoral a la Mexicana.

Nos merecemos un modelo de práctica democrática acorde al nivel de conciencia de los mexicanos.

 
Eloy.dewey@hotmail.com
@eloydeweyc
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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