publicación Online
 
 
  ir a pagina principal regresar     
Noviembre 2012
Edición No. 285
ir a ediciones anteriores  

ruben moreiraYa ni la democracia la hacen como antes



Adolfo Olmedo Muñoz.


No se dónde ni cuándo escuché por primera vez aquello de que: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”, forma por demás elegante para decir que “cada quien habla de la fiesta según le va en ella”; o lo que es lo mismo: “Cada quien se preocupa y se ocupa por llevar agua a su molino”, o “hágase señor tu santa voluntad en el buey de mi compadre”, y muchas otras formas de decir con circunloquios que en un medio donde todos están contra todos, no importa gran cosa el llamado “bien común”.

Tanto así, que resulta algo más que difícil hablar hoy de una corriente filosófica sobre economía política, sobre doctrina política, sobre sociología o sobre la desmembrada “justicia”. Y es que como alguien dijera alguna vez: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”.

Con el “debate” nacional que provocó la iniciativa presidencial de reforma a la ley laboral, se cayeron muchas máscaras y se realizaron ominosas “emparejaduras” de bichos dispares, de los que no habrá de salir algo más que un híbrido estéril, ya sea en forma de macho o de mula pero sin proyección genética.

Y es el caso de la epitetada, “derecha” y la satanizada “izquierda” que hasta hace unas cuatro décadas, protagonizaron sordas pero no menos encarnizadas luchas en lo que se dio en llamar en la desaparecida doctrina comunista, como la lucha de clases, entre obreros y patrones.

Los que propugnaron por la dictadura del proletariado, son hoy mansos siervos (ambos se enmascaran como “aliados” en el Congreso de la Unión), de los testaferros del imperio; su “majestad” el mercado, que ya sabemos en manos de quiénes esta.

No trato de defender aquí a Tirios ni atacar Troyanos; ambos me importan lo que se le unta al queso, lo que sigue siendo preocupante es el grado de cinismo, de desvergüenza y de mediocre cobardía, en principio de la clase pensante de nuestra sociedad que debiera advertir con mayor encono y elocuencia sobre los peligros de la sumisión total; la esclavitud del alma, en nuestro caso, del alma nacional.

Quién le puede creer ya a Federico Reyes Heroles. A Lorenzo Meyer, Sergio Sarmiento, F. J. Paoli Bolio (si es que así se escribe) o al mismo Sergio Aguayo quien fue exhibido recientemente como presunto transgresor en el desvío de recursos de los que el sistema destina a organismos como en el que se desarrolla el politólogo en cuestión.

Sus denuncias, críticas, orientaciones, observaciones, conclusiones, todas ellas valiosas y algunas doctas; el sistema, actualmente corrompido hasta la médula las neutraliza con cínicas actuaciones.

Es el “Sistema” el que está en bancarrota. Que lejos se encuentra ahora, de aquella Democracia en México que reseñara con brillante honradez intelectual Pablo González Casanova, insigne maestro quien recientemente fue galardonado por su trayectoria ejemplar, lo que al conocer, me provocó una inmensa alegría porque el maestro vive; pero una profunda tristeza a la vez por que toda visión de nuestra democracia o intentona de democracia, se ha venido ahogando en las manos de la escoria que como Elba Esther Gordillo, se regodea por su reelección ¡por aclamación! como lidereza del Sindicato de Maestros. De esos que tienen en sus manos la confección de los hombres que dan y darán estructura al sistema, el actual y el futuro. ¿¡Qué ironía!?

Vergüenza no menos aciaga que la “democrática” reelección del líder omnipotente de los trabajadores de PEMEX, Carlos Romero Deschamps.

La “Democracia a la Mexicana” se ha atomizado entre las reyertas tribales que según, “usos y costumbres” hace que a Presidentes municipales, Gobernadores, Secretarios de Estado, Jueces, Magistrados y al propio Presidente de la República en turno, se les caigan los calzones, por miedo de actuar ante el peligro de… perder los asquerosos huesos que les arrojan, los dueños del capital.

Ante esa deleznable realidad nacional, francamente yo no le veo, ni sinceridad, ni buena voluntad, mucho menos novedad a los ataques que el senador panista, Salazar (creo que Luis Fernando…), excreta a través de una plataforma guiada por otro engendro de la hipocresía y el oportunismo, el autonombrado “numero uno de la radio en México”.

Los Moreira, (estamos hablando de los que actúan en la función pública), han tenido yerros, pero han tenido aciertos también. Si en realidad tienen deuda con la justicia, ésta deberá actuar, pero no es saludable la verborrea de linchamiento que emplea el comunicador radiofónico; muy parecida a aquella con la que se “sacrificó” a uno de los mandatarios coahuilenses más valiosos en la confección del proyecto modernizador de la entidad, Oscar Flores Tapia, quien sucumbió ante la jauría hipnotizada, también entonces, por falsos Mesías agazapados en el mismo partido que hoy tiene tribuna, gracias a la oportunista “inocencia” objetivista de un “periodista” que como en aquel entonces que le traicionó el subconsciente y culpó de todos los males de Coahuila a quien le dio de comer, hoy se presta para que día con día Pedro Ferriz de Con, muestre a esta región del país como una gigantesca letrina.

El sol no se puede tapar con un dedo. Es cierto hay muchos problemas por resolver; es cierto, el gobernador tiene que reconstruir la estructura penitenciaria de la entidad, no sólo en la infraestructura material, principalmente en la del personal, en busca de probidad, honradez y lealtad.

El gobernador no debe escuchar el canto de las sirenas de la llamada “IP”, que le regalan un “reconocimiento” de latón, mientras encubren socarronamente a la gavilla de cuello blanco que desde hace muchos años se confabula con la delincuencia, no sólo en lavado de dinero; también en tráfico de influencias, compraventa de concesiones, licencias, permisos, simulaciones, etcétera.

Hoy se pone de moda hablar de la necesidad de la reconstrucción del “tejido social”. ¡Patrañas!, los creadores de las primeras comunidades civiles ya lo dijeron hace miles de años: “Donde hay justicia, hay sociedad”; “ubi jus ibi societas”. ¡SI NO HAY JUSTICIA, ES CLARO QUE NO HAY SOCIEDAD!, sólo la masa informe que pervive ahora.

El “imperio de la ley”, no debe ser un eslogan vacío, como no puede convertirse en anécdota para enterados, los principios de “nula pena sine lege”; “nula pena sine jude”; “nule jude sine juditio”. No hay pena sin castigo. No hay pena sin juicio, como no debe haber juicio sin juez.

La corrupción del “tejido social” es a veces tan amplia que sólo se remedia con un buen parche o reposición y no una zurcida. Desde luego que la mejor manera en que el gobernador calle los ladridos de cualquier jauría, será regresando al orden por medio de la justicia, ¡ya! y a largo plazo. Y qué mejor oportunidad que la de un posible cambio en la formación de quienes impartirán justicia. El licenciado Luis Efrén Ríos, nuevo director de la facultad de Jurisprudencia de la UA de C., en una de sus primeras declaraciones a los medios de comunicación dijo que uno de sus principales retos es la creación de un laboratorio de juicios orales ¿Para seguir copiando el sistema jurídico estadounidense, basado en una conformación jurídica consuetudinaria?

Ojalá logre imponer también un laboratorio en el que se estudie a fondo, el cómo injertar en las nuevas generaciones, una ética profesional intachable; una moral incólume, extraída no de una serie de televisión plagada de “juicios orales”, sino de ejemplos vivos de grandes jurisperitos que como Marco Tulio Cicerón fueron ejemplares en la historia del derecho romano.

El que tenga limpia la toga palatina, que porte el primer birrete lauro. Lo demás, lo demás es mera politiquería.

Aprovecho la oportunidad para saludar -en el sentido estricto de la palabra- al amigo y destacado jurista, el licenciado Gerardo Villarreal, quien nos inspira para referir otro dicho muy mexicano que dice: “ahora si violín de rancho hasta que te agarró un profesor”. Sé que otro amigo -el doctor Cándido Pérez- lo dirá de otra manera: “ahora es cuando chile verde, le has de dar sabor al caldo”.

Pero en fin, permítaseme también concluir esta columna de manera contradictoria a los cánones de la teoría periodística, con algunas preguntas:

¿Cree usted que la clase trabajadora -la verdadera- tiene un buen referente en el estilo de democracia que se ejerce en nuestro país, como para imponérselo a su sector? ¿Cree usted que el sector empresarial es modelo de democracia, aquí y en buena parte del mundo? ¿Cree usted que en los partidos políticos -no sólo de México- se ejerce la democracia?

 
contacto@elperiodicodesaltillo.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino