No más pozos profundos
y búsqueda de nuevas fuentes de agua
José María Mena Rentería.
No perforar más pozos de bombeo profundo y al unísono implementar la búsqueda de nuevas fuentes de agua es imperativo en la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango para evitar el colapso hídrico de la región, cuyos depósitos de agua subterránea han sido sobre explotados sistemáticamente, desde los años 40 del siglo pasado, hasta hoy día.
Omitir tal proceder, es atentar contra el futuro de La Laguna, una de las áreas del país de mayor crecimiento en todos los órdenes, cuya reserva acuífera, en lo agropecuario, hasta la fecha, es usufructuada la fecha, sin freno ni medida.
El que no se implementen medidas que realmente impidan el saqueo del agua yacente en el subsuelo, se debe a la perenne omisión de los representantes de los tres niveles de gobierno cuyo marasmo, en tal sentido, sucesivamente, ha derivado en la complicidad de gobernantes y funcionarios, administración tras administración.
En La Laguna de Coahuila y Durango, hábitat de más de un millón de personas, el futuro, en términos de disponibilidad de agua, se avizora ominoso.
Premonición de lo que viene para los habitantes de la región, es la carencia de agua en el presente enfrentada en el área centro de la ciudad de Francisco I. Madero, Coahuila, a cuya población castiga drástica escasez del líquido elemento.
Las causas de tal situación son, según funcionarios del Simas de ésa localidad, las fallas continuas que derivaron en la paralización del pozo profundo “El Alamito”, única fuente de suministro para los radicados en la otrora Chávez.
Sin recibir mantenimiento desde 2007, al decir de voceros de la Comisión Nacional del Agua, (CNA), el pozo de “El Alamito” era el de mayor aforo –hasta 85 litros por segundo- mayor que el de otros cuatro pozos practicados en Francisco I. Madero.
Reparar “El Alamito” requerirá, según parte de especialistas, de agregar a su columna tres tramos de tubería para alcanzar el nivel del agua que hasta hace una semanas se ubicaba en 128 metros de profundidad y en el presente está a 147 metros, es decir 19 más, señal inconfundible de su abatimiento porque lo pozos profundos NO SON ETERNOS.
Mientras tanto, por allá, hormiguean camiones cisterna para llevar agua. Hoy por hoy, el área centro de Francisco I. Madero, Coahuila, barrios y colonias, es su perímetro de desplazamiento. Así lo que cabe esperar es que dicho campo se extienda hasta ser inabarcable de no cesar la sobre explotación del acuífero regional que afecta, como es notorio, a los centros urbanos, incluídos los del área conurbada de La Laguna incluída.
Aparejada está la presencia de arsénico en el agua a consecuencia de su alumbramiento a gran profundidad. Ya no a 40 o 50 metros como en los años 40 del siglo pasado, sino a 300, 400 o más como en el municipio de Matamoros de La Laguna, agua impropia del todo para consumo humano.
Recuérdese: La totalidad de los pozos profundos alguna vez existentes en el área urbana de la ciudad de Matamoros fueron clausurados debido a su aforo mínimo altamente contaminado con arsénico, lo que obligara a perforar 4 pozos profundos en la ladera sur oriente de la sierra de Las Noas y a instalar tubería a lo largo de más de 20 kilómetros para llevar agua -siempre insuficiente- al perímetro urbano de la vecina ciudad cuyos habitantes, desde hace décadas, padecen lo que en el presente enfrentan los de Francisco I. Madero y los del municipio de San Pedro de Las Colonias mientras los del de Viesca dependen, para tener agua, de un pozo existente en el poblado del ejido Venustiano Carranza.
Cierto por demás es que los representantes de los tres niveles de gobierno, para el caso y por clara omisión, no pueden vanagloriarse debido a que un requerimiento elemental, básico; la disponibilidad de agua, lejos de estar garantizada, viene a menos a sabiendas de aquellos cuyo primer deber –nunca abordado- debiera ser, inalteradamente, propiciar el bien común.
Así, se cierra el cerco de la indisponibilidad de agua limpia y la “disponiblidad” ilimitada de arsénico, que advertidas fueran desde los años 70 del siglo pasado al norte del municipio de Francisco I. Madero, allá por el rumbo de “las tetas de Juana”.
Grave omisión es que en dependencias paramunicipales como el Simas-Torreón jamás se informe acerca de la profundidad a que un promedio de 70 pozos profundos alumbran agua como la que durante el año en curso obligó a la instalación de filtros anti arsénico, “parche caliente” cuya
instalación –de funcionar- es imperioso colocar en la totalidad de los pozos profundos operados por el Simas debido a que en la ciudad arsenicada sale agua de las tomas domiciliarias, suministrada a sabiendas del daño que ocasiona. Por algo Torreón y su periferia consideradas están, en el país y en el extranjero, primera área cancerígena de México.
Ante lo que sucede, en Francisco I. Madero, Coahuila, el caos no se ha hecho esperar porque a falta de agua, insalubridad es lo que aflora con todas sus negativas consecuencias.
El único líquido disponible en esa ciudad por estos días es el que no sin tropiezos continuos les llega por medio de camiones cisterna; medida desesperada e insuficiente.
En tal sentido abordar el tema de lo que en materia de falta de agua acontece en las comunidades rurales de ése y los otros Municipios laguneros a uno y otro lado de las riberas del río Nazas, es ubicarse en un submundo inconcebible en el dintel del siglo 21.
|