Palestina y Líbano en Saltillo
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Miembros de la comunidad palestina y libanesa de Saltillo me invitaron a un evento cultural, por el 1er aniversario de la inauguración de un jardín hermoso, en la capital del estado. Me tomé tiempo y asistí. Fue la clausura de la semana cultural que dichas comunidades ofrecieron. En ese jardín, a las 6.30 p. m. dio comienzo el evento en el que hubo una serie de discursos. Participaron, la señora Rima de Asaf, la embajadora de Palestina y Ahmed Atta, su 1er secretario, el representante del gobernador Rubén Moreira, la esposa del alcalde, Jericó Abrahamo y don Ramón Asaf. El fondo musical corrió con la participación de una banda de jóvenes saltillenses que amenizaron el evento, las dos horas que duró el festejo. Fue muy emotivo y más para mí porque tenía muchos años que no asistía a Saltillo, tiempo en el que no tuve la oportunidad de saludar a tantos amigos.
El nombre del jardín: “Parque de los cedros y los olivos”. Evocación de símbolos de esos pueblos. El cedro del Líbano es parte de la memoria y el orgullo de libaneses. El olivo es uno de los sustentos del pueblo palestino. Dos árboles que han sido víctima de los invasores, los que desde el siglo 29 a. C. hasta hoy, se han empeñado en expoliar a esas dos naciones. Para este viaje escribí un pequeño discurso para explicar algunas de las circunstancias que aquejan a aquellas geografías del Medio Oriente: Reza: Primeramente les saludo con afecto no sin antes agradecerles su atenta invitación. Les felicito por su obra y les deseo que como hoy, muchas veces, siempre, se reúnan así, como hermanos, para recordar y añorar la patria de sus padres y abuelos.
Hace 50 años mis nexos afectivos, ya eran amplios con muchos de ustedes y con muchos más que ya no se encuentran entre nosotros. Aquí conocí al primer embajador de Palestina en México, el Doctor Mawad, con él, mantuve una amistad fructífera. Igual sucedió con el embajador, Doctor Ahmed Sob. Posteriormente vino Fawzi Youzif, quien me consideró un hermano al igual que yo a él. Al cumplir su cometido diplomático, vino el Doctor Hamad y ahora la señora Randa, bellísima y hermosa persona. Hace meses doña Randa fue a Torreón y departimos con ella, quienes tenemos afecto y cariño por el pueblo palestino.
Me llamó poderosamente la atención, parte de sus comentarios, dijo: (“Los palestinos, ustedes lo saben, sufren lo indecible para sacudirse el yugo opresor”) El yugo -digo yo- es la judería Israelí. El trato inhumano que niños, ancianos y mujeres reciben de parte de Israel y los asesinatos de los jóvenes, son crímenes de lesa humanidad que han llevado al Consejo de Seguridad de la ONU y a la Asamblea General, a condenar muchas veces a Israel. La embajadora agregó: (“Pero en donde sufre más el pueblo palestino, es en Líbano. Las leyes de Líbano, le tienen vedadas más de cien actividades necesarias para subsistir”). Esto me impactó, y me hizo que investigase el asunto. En efecto, es cierto, impulsadas por el sionismo o por propios intereses, las leyes en Líbano no permiten que los palestinos trabajen en más de cien actividades, cuestión ajena al humanismo.
No pueden tener una propiedad, en suma: Se les obstaculiza el desarrollo sociocultural y económico a niños y jóvenes porque quieren convertirlos en entes miserables e inútiles. Todo esto, amparado por el silencio cobarde de la internacionalidad que no se atreve a contraponerse a EEUU e Israel. Pero hay que saber: A pesar de esta catástrofe inhumana y la vergonzante sumisión del gobierno de Líbano, al proyecto de exterminio de los palestinos de parte de EEUU/Israel, en el esquema per cápita, cuentan con más jóvenes mujeres y hombres- con posgrados universitarios, que la inmensa mayoría de naciones, incluyendo a EEUU, Inglaterra, Francia, España, Bélgica, Holanda, Canadá y todas las naciones latinoamericanas, salvo Cuba, incluso, el doble que en Israel, país opresor y racista. Este nivel de altísima educación, les ha permitido mantener vivas las llamas de la libertad y la esperanza. ¡Viva Palestina!... Muchas gracias”
Recordé que, en Saltillo, en 1964, acompañé al Señor Gobernador don Braulio Fernández Aguirre, a la inauguración de una industria, ZINCAMEX, de capital Belga/Mexicano, pero antes fuimos al aeropuerto de Ramos Arizpe a recoger al presidente don Adolfo López Mateos, quien junto al príncipe Alberto de Bélgica -0hoy el rey- cortarían el listón de dicha inauguración. Lo recordé porque López Mateos, meses antes, en el Centro Libanés de la ciudad de México dijo: “El hijo de libanés (se refería a libaneses, palestinos y sirios radicados en México) que no es leal a la patria de sus padres, nos da el derecho de dudar de su lealtad hacia México, porque quien traiciona sus raíces, le es fácil traicionar cualquier nacionalidad o credo”
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