La izquierda en la Laguna
Augusto Hugo Peña Delgadillo
La clase política de izquierda es un fracaso rotundo por la terrible incongruencia de sus dirigentes y la diversidad de sus intereses, sin embargo, la izquierda ciudadana está viva de veras. Lo vimos en Coahuila y Durango y sobre todo en la comarca lagunera en donde creció en estas últimas elecciones (julio 6) en un 1000% y todo gracias al movimiento de Andrés Manuel López Obrador, MORENA.
El PT, lo que fue convergencia y MORENA en sí, fueron la causa de ese crecimiento que en los hechos reales ganó la elección. Pero ¿Quién puede contra las trampas de la derecha, del PAN, PRI, oligarcas, trasnacionales e intereses estadounidenses en juego?... ¡Nadie! Y así será por otros sexenios más, hasta que este nuestro país reviente.
¡Ah!... pero para que eso no suceda, EEUU obligó a su sirviente en turno, Felipe Calderón, a militarizar a nuestro país con el pretexto de combatir a la delincuencia organizada, o sea la delincuencia menuda porque la verdadera delincuencia organizada se encuentra en el seno del gobierno federal, de las policías todas, los gobiernos de los estados y municipios. Todos ellos en contubernio con la oligarquía, la que dicho sea de paso, se rige por los designios de Washington para garantizar sus propios intereses.
La izquierda representada por Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo y el PRD de los Chuchos, son una Gran Mierda que se nutre de enormes intereses pecuniarios y vierte sus miasmas excedentes, en un 95% en sus discursos desarticulados y demagógicos a los medios, y un 5% a la clase más jodida de nuestros compatriotas, en pequeñas limosnas y sobras de lo que ellos roban del erario.
Mario Di Constanzo, Muñoz Ledo y otros jilgueros, seudo-izquierdistas, son los botones de muestra que mantienen el equilibrio que los dueños del país requieren para seguir expoliando por sécula seculorum, tanto al erario como las riquezas materiales de México, incluyendo la mano de obra, convenientemente abaratada para servir al amo. Lo hemos visto en la reforma laboral que no es más que una contra reforma para explotar a la clase obrera, campesina y de los servicios.
Pero, reitero el cuestionamiento ¿tendrá, por medios pacíficos, la izquierda de México, alguna esperanza? Lo dudo. Ni siquiera levantándose en armas triunfaría mientras Washington dicte las reglas del juego electoral, laboral, comercial, industrial e incluso de salud en México, cuestión que va para largo mientras que, dentro de EEUU no se sacudan a sus dueños, los grandes empresarios, los militares y la clase política sumisa a ellos. El Capitolio es un mercado, y el senado y cámara de representantes son los encargados de la vendimia de discursos y promesas y nuestros gobiernos, particularmente el de Felipe Calderón, son su más vil y putrefacta servidumbre.
Por lo anterior opino que la izquierda no sueñe ni tenga fe en algo que no se va a dar, porque un sueño, la fe y 7 pesos para lo único que les alcanza es para comprar una Pepsi en el OXXO o en Seven & Leven.
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