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Octubre 2012
Edición No. 284
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Luis Freg Castro “Don Valor”



Alberto Santos Flores


74 cornadas, 101 cicatrices, capitán de una dinastía de valientes, Luis Freg Castro ve la luz primera en la ciudad de México el 21 de junio de 1890. El mayor de la primera dinastía de toreros mexicanos que fue sinónimo de valentía. Era la cualidad que poseía el grupo que él capitaneaba integrado por sus hermanos: Alfredo, Salvador, Miguel, y su primo Rafael Romero Freg. Los cinco se hicieron toreros y todos nacieron a finales del siglo XIX, enriqueciendo con sus hazañas en los ruedos la historia taurina de las tres primeras décadas del pasado siglo XX.

A Luis por extremada valentía le llamaron “Don Valor”, porque a pesar de todas sus cornadas la sangre de valiente nunca se le fue por las heridas que le infringieron los toros. Su hermano Alfredo se inició en el toreo como novillero, pero acabó pronto como subalterno en la cuadrilla de su hermano, y después en la de los más destacados matadores; fue fundador de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, fue un gran erudito taurino y solía pontificar sobre el tema en las reuniones, resultando una verdadera delicia escucharle recordar sus anécdotas las cuales relataba con chispa y desparpajo, un tipo inusual y con simpatía natural según cuenta el periodista Guillermo Salas Alonso.

Salvador, el tercero de la dinastía, fue un torero modesto que alcanzó a tomar la alternativa pero que no pasó del grupo de segundas filas, conservó siempre el sello de la casa: el valor. El cuarto de los hermanos fue Miguel el más importante, el cual murió trágicamente en plena juventud en las astas de un toro del cual hablaremos más adelante.

Su primo Rafael, que formó parte de esta dinastía, fue el creador de un quite vistosísimo “La Fregolina” que se ejecuta con el capote a la espalda, citando al toro como si fuera ejecutarse una gaonera, pero al momento que el toro toma el engaño y una vez embarcado en los vuelos del capote, el torero suelta la mano del mismo floreándolo alrededor la cintura como si fuera a rematar con una revolera, lo cambia de mano y queda preparado para el siguiente lance. En un principio se le bautizó como quite por revoleras y posteriormente como fregolinas en atención a su nombre.

Luis desde joven poseedor de un valor espartano, temerario, de una voluntad a toda prueba, arrestado, indomable, gallardo, sintió una temprana vocación taurina y salió en busca de oportunidades para entrar en el aprendizaje de la lidia como novillero en las ferias populares donde echaban toros de todas las calañas. Para el mes de diciembre de 1909 se enfundó su primer traje de luces en la plaza de Mixcoac, y a partir de entonces hizo campaña despertando un interés inusitado entre la gente que asistían a las corridas, que admirados por el derroche de valor de que hacía gala en cada una de sus actuaciones ante la cara de los novillos que le tocaban en suerte.

El 23 de abril de1910 toma la alternativa en la Plaza del Toreo de manos de José Moreno del Moral con toros de Piedras Negras. Pronto se convirtió en una figura descollante dentro de la baraja taurina mexicana lo que le propició su inmediato viaje a la península; hay que hacer notar que el público aplaudía sus actuaciones por su arrojo temerario casi inconsciente y por lo mismo no reparaba en los escasos recursos artísticos, su aprendizaje taurino distaba mucho del toreo clásico y dominador lo cual lo convertía en carne de toro.

Freg no logró con el capote y la muleta emular las glorias de otros diestros que tenían mayor facilidad para manejar el engaño y contaban con un repertorio más amplio de suertes, los viejos aficionados lo admiraban por las estocadas que le dieron gloria al esforzado diestro, y recordando épocas pasadas lo destacaron entre el tropel de lidiadores y le llamaron “El Rey del Acero” por la entrega que tenía al ejecutar la suerte suprema.

El diestro se volcaba sobre los pitones de los toros con la vista fija en el morrillo donde sepultaba la espada y rodaba la res en forma fulminante que emocionaba intensamente a los aficionados, porque además la mayoría de las veces el diestro salía trompicado y una gran parte de las cornadas que se llevó fueron en el trance de matar.

Debuta en España el 15 de agosto de 1911 en Plasencia con toros de coquilla. El 25 de agosto le dan una segunda alternativa en Alcalá de Henares en mano a mano con Antonio Boto con ganado de Bertolez; el 3 de septiembre recibe la tercera alternativa en Almería a manos de Julio Gómez, con toros de Vicente Martínez, y finalmente la confirma en Madrid el 24 de septiembre de aquella misma temporada de 1911 de manos de Tomas Alarcón “Mazzantinito”, testigo Juan Cecilio “Punteret” y toros de Olea. Durante sus mejores años fue muy querido y admirado en España y en toda Hispanoamérica la afición le supo agradecer su sincera valentía delante de los toros que le colgaron el mote de “Don Valor Freg” en alusión directa a su valentía.

Luis Freg, escribió páginas brillantes, realizó grandes hazañas y se volvió uno de los toreros más valientes y arrojados de la historia, alternó con los diestros más famosos de la época, tanto en México como en España: Rodolfo Gaona, Juan Silveti, José y Rafael Gómez, Sánchez Mejías, Samuel Solís y muchos más. Con Fermín Espinosa “Armillita” torea por primera vez el 11 de noviembre de 1928 en el Toreo de la Condesa, alternando con el torero español Vicente Barrera que hace su presentación y toros de la ganadería de Piedras Negras, corrida en la que el Maestro de Saltillo hace una faena de época al toro Navajero, pero desgraciadamente lo pincha y todo queda en gran ovación.

Barrera se sintió mal por la altura y nada más pudo lidiar un toro, y Freg ese día se llevó el gato al agua convirtiéndose en el triunfador de la tarde al cortarle las orejas y el rabo al toro “Partidor”. Con el mismo Fermín alcanzó a alternar en 1929, en tres ocasiones: el 27 de enero y el 3 de febrero en Mérida, Yucatán, el 14 de julio en Barcelona, y en esa misma plaza el 31 de mayo de 1931, y por última vez el 28 de enero de 1934 en la capital mexicana en la plaza El Toreo, en la corrida de la “Oreja de Oro” que por cierto le fue otorgada por unanimidad a José Ortiz por el maravilloso quite de su invención, que desde entonces se llama el quite de oro.

Fue el primer torero mexicano que se encerró a matar seis toros de la Ganadería de Piedras Negras en solitario, el 26 de febrero de 1911. Así mismo fue el primer torero mexicano que cortó un rabo en España, la tarde del 26 de junio de 1914 en Algeciras, nada menos que al lado de Belmonte, a un astado de La ganadería de González Nandin. Fue el primer torero en el mundo en utilizar un aeroplano para cumplir con una corrida el 6 de junio de 1918 voló de Barcelona a Palma de Mallorca, en aquel tiempo se necesitaba más valor para subirse al avión que para enfrentar al toro, sufrió en carne propia la incoherente prohibición de los toros del revolucionario Presidente, don Venustiano Carranza.

Decían sus biógrafos que lo hirieron tanta veces los toros, que todo el mundo daba por descontado que moriría en una plaza pues compraba toda la papeleta de la rifa de las cornadas, incluso después de un percance sufrido en una corrida de beneficio a Ernesto Pastor, se llegó a publicar su fallecimiento en la prensa. En esa corrida toreaban Gaona, Segura, Freg, Belmonte, Silveti y “Torquito”. Por descompostura de su coche Luis llegó muy tarde a esa corrida, cuando ya estaban banderillando a su toro, sin saber cómo fue el comportamiento del astado, lo brindó al Gral. Álvaro Obregón, se sentó en el estribo para empezar la faena y se llevó un cornadon de espanto en el muslo izquierdo, el médico P. Millan logró salvarle la vida y la pierna, pues el cuerno destrozó la femoral .

Poco antes de morir, el director del semanario gráfico taurino La Fiesta, Sosa Ferreiro, tuvo la oportunidad de realizar la última entrevista a Luis Freg y éste le dijo: “Tengo el doloroso primer lugar entre las víctimas de los cuernos pues en mis 24 años de torero he recibido 59 cornadas, seis de ellas mortales”. Luis Freg volvió de la muerte varias veces, sufrió de los toros muchos percances y muchas cornadas, su cuerpo estaba cruzado de cicatrices sobre todo de las ingles a las rodillas, le gustaba la natación y verlo en traje de baño era impresionante.

Sin embargo Luis no muere por las astas de un toro que tanto hicieron por arrebatarle la vida, y en una alegre excursión la parca se quita el disfraz de toro y le prepara una sorpresa. En la próxima entrega su trágica muerte, la muerte su hermano Miguel también trágica y otros detalles.

Bibliografía: Las Cornadas (Ignacio Solares y Jaime Rojas P.), Dinastía de Valientes (Guillermo Salas A.), Larga Cordobesa (El Zubi), A los Toros (El siglo de Torreón 9 de abril 2008), y el Archivo personal de Emilio Chapa Esquivel

En la espuerta: El profeta Elías sabedor que sus opiniones tienen un valor de ley, le pide al gobernador de Akbar que acabe con el consumo de vino y cerveza, porque la mayoría de los casos que tiene que resolver están relacionados con personas ebrias.

El gobernador le contesta que una ciudad sólo era considerada grande justamente cuando este tipo de cosas sucedían. Según la tradición, los dioses se ponían contentos cuando los hombres se divertían al finalizar sus jornadas de trabajo y protegían a los borrachos. Además su región tenía fama de producir uno de los mejores vinos y los extranjeros desconfiarían si sus propios habitantes no consumiesen la bebida.

Elías respetó la decisión del gobernador y terminó convencido de que las personas alegres producen mejor... y que las prohibiciones de las cosas que le sirven de esparcimiento a la población producen encono en contra de sus gobernantes.

 
asantosr38@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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