México, EPN y Latinoamérica

Juan Martínez Veloz.

En días pasados el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, realizó una visita a varios países de América (Guatemala, Colombia, Brasil, Argentina, Chile y Perú). El tema por demás interesante merece una opinión para visualizar cuál debe ser el papel de México en los próximos años, especialmente con los países de Sudamérica.

La relación de México con América Latina (países colonizados por España, Portugal y Francia) debe analizarse desde varios puntos de vista: económico, político, cultural, entre otros.

Desde la óptica económica y geográfica es indudable que hoy en día los mexicanos somos más “norteamericanos” (de América del Norte) que “latinoamericanos”, ya se “nos olvido” a muchos la separación de Texas de México y de Coahuila en 1836, la guerra de 1847, el golpe militar a Madero en 1913, la persecución de Pancho Villa en Chihuahua por el ejército americano en 1916 (Expedición Punitiva), entre otros agravios. El intercambio económico tan fuerte y la migración mexicana hacia Estados Unidos nos hace tener actualmente una relación estrecha de vecindad y de cooperación en temas económicos, de seguridad y una influencia cultural recíproca.

Para bien o para mal, los últimos gobiernos de México le apostarán a la relación con los Estados Unidos; la firma del tratado de libre comercio TLCAN con Estados Unidos y Canadá es un buen ejemplo de ello.

En Sudamérica en cambio el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) liderado por Brasil y que agrupa a la mayoría de las naciones sudamericanas (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Perú y Ecuador) busca construir su propio futuro y no estar esperanzado a lo que pase en el Vecino del Norte, esa el la gran diferencia con México.

América del Sur es otra área geográfica distinta a México y aunque también se siente el peso de la cultura “american way of life” al mismo tiempo hay un fuerte sentimiento anti estadounidense en Argentina, Venezuela y Bolivia, motivada por la guerra de las Malvinas y las dictaduras militares de los años setentas y las políticas neoliberales de los ochentas.

En cambio en México aun hoy es difícil ver que alguien se exprese en contra del gobierno norteamericano; hasta las izquierdas y AMLO se pelean por una silla cuando un Presidente o Vicepresidente gringo visitan México.

En la mayoría de los países sudamericanos se han observado después de las dictaduras militares procesos de democratización que han llevado al poder a gobiernos de izquierda en Brasil, Argentina, Bolivia, Venezuela, Chile, Uruguay, Ecuador, Paraguay; la excepción es Colombia más cercana a la política exterior norteamericana y hoy Chile que los conservadores han regresado al poder después de varios años de gobiernos de izquierda.

Pese a la gran fuerza de atracción económica de México hacia la frontera del río Bravo, creo que los mexicanos somos más latinoamericanos que norteamericanos. El lenguaje, la religión, el mestizaje, la fuerte presencia indígena (en Bolivia y Perú), los altos índices de marginación social, la música, las historias de los movimientos de independencia, el fútbol nos une.

Creemos que la relación de México con Latinoamérica puede crecer mucho. La imagen de México es buena en países como Argentina, Chile, Bolivia, por el apoyo que los gobiernos mexicanos dieron a los exiliados políticos de esos países en los años duros de las dictaduras militares.

En el aspecto económico conviene a México la relación sobre todo en el sector agropecuario, ya que el MERCOSUR es el primer productor de ali- mentos en el planeta; asimismo nuestro país debe participar activamente en la Alianza del Pacífico junto con Chile, Perú, Colombia; Costa Rica y Panamá.

También México debe estudiar las instituciones políticas y económicas que ya existen allá y que les han dado buenos resultados como la segunda vuelta electoral presidencial; las elecciones primarias obligatorias para los partidos; la participación ciudadana en Chile; la política de seguridad en Colombia; la construcción de Brasilia como capital de Brasil y el modelo de PETROBRAS (la empresa brasileña del petróleo); la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires; el Federalismo; las universidades nacionales de Provincia en Argentina, entre otras, aplicando “mutatis mutandis” lo que sea procedente en nuestro país.