El poder gubernamental
y los retos del PRI del siglo XXI
“Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad
de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza”.
Antonio Gramsci.
Luis Fernando Hernández González.
Las condiciones bajo las cuales el PRI retorna al poder a través de la Presidencia de la República, no sólo representa retos y oportunidades, sino además de eso la suma de aquellas condiciones bajo las cuales la ciudadanía busca el encuentro de respuestas a muchas de sus necesidades sociales, bajo nuevos y modernos esquemas de práctica y operación política, que superen conductas y tácticas nocivas de sus adversarios, como de aquellos ejercicios que pasado el tiempo le fueron perjudiciales frente a la sociedad nacional.
Son hoy en día sucesos y circunstancias que obligan por su trascendencia, en todas las áreas de la actividad, a contar con elementos ampliamente valorados dentro del espectro político lo que hagan de estas tareas una intercomunicación sensible y real, tanto con los ciudadanos como con el público en general, en donde su actuación como partido político no sólo debe de estar al lado de la gente, sino además encabezar las demandas de mayor sensibilidad que plantee la agenda nacional en todas sus vertientes de gestión, trabajo y organización.
El gobierno de Enrique Peña Nieto, representa para millones de mexicanos la oportunidad para un cambio cualitativo y cuantitativo de muchas de nuestras incidencias, y así buscar ser una nación eficaz, eficiente y moderna; tanto en los aspectos de orden político, como aquellos de carácter económico que den a la sociedad claridad y congruencia, partiendo de las condiciones en donde nos encontramos y de esta forma visualizar hacia donde queremos llegar dentro de nuestro entorno, bajo la coordinación de un amplio esfuerzo nacional.
Los ciudadanos participaron y optaron por darle al PRI y a su candidato la confianza y la oportunidad de demostrar una mayor eficiencia en el ejercicio de la gobernabilidad que reclaman las actuales circunstancias de México, tanto en el espacio interno como en aquellas de aprecio extraterritorial a las que obligan los escenarios de la misma globalidad frente a América Latina, Europa, Asia, Oceanía y por supuesto América del Norte.
Bajo circunstancias enteramente ajenas al presidencialismo de antaño, el partido debe de asumir innovada condición, estar presto para también asumir los nuevos y modernos criterios de interrelación con el poder gubernamental, que le hagan ser una organización fuerte y vigorosa cuyos perfiles den muestra clara de su evolución política y su compromiso frente a los ciudadanos que le han otorgado su confianza, a la vez que responder con sobradas muestras de actualización democrática marcada por las propias condiciones sociales a las que obligan estos tiempos actuales.
Para lo cual no sólo debe de actualizar su relación con sus militantes y sectores, sino también vigorizar sus compromisos sociales que le hagan ser una organización dinámica y moderna frente a una sociedad civil en donde los jóvenes, las mujeres y los hombres plantean esquemas de democracia interactiva que les hagan ser partícipes de las acciones con las que se construye el andamiaje de la nación.
Son estos los contextos de gran visión y largo alcance a lo que está obligado el PRI a ser el gran rector de una institucionalización dinámica y moderna propia del siglo XXI, dentro de una conducción cuyos senderos perciba, aprecie y valore la gente.
Es la interpretación de la realidad lo que permite tener los elementos para configurar respuestas que demanda la propia contextualización y así poder dar soluciones creativas, situación que permite al partido en este tiempo, contar con la oportunidad de ser el eje central sobre el cual gire la política nacional en conjunción de izquierdas y de la misma derecha, evitando que las fuerzas activas organizadas se conviertan en divisiones sectarias con objetivos y principios políticos ajenos a los que busca como resultado el interés superior de la nación, evitando vean a sus opositores como la causa de sus desgracias, sino más bien como el enlace que proyecte al país hacia la conquista de sus metas de gran visión dentro de un moderno entorno jurídico, político, económico, social y cultural.
En México: “hay que construir ciudadanía para fortalecer las instituciones democráticas del país, hay que edificar la respetabilidad y liderazgo de la institución presidencial”, ha dicho Mariano Palacios Alcocer.
En esto estriba la coyuntura histórica que tiene el PRI para convertirse en el factor democrático, participativo, popular y responsable que demanda la sociedad mexicana de este tiempo. |