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Septiembre 2012
Edición No. 283
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miguel angel riquelmeDel chapulineo y de la
ley anticorrupción



Manuel Padilla Muñoz.

Don Rubén Moreira Valdés, gobernador de Coahuila, cayó estrepitosamente de mis preferencias, pues no practica la sinceridad aún cuando ha prometido repetidamente decir la verdad.

Atinadamente, en la anterior administración estatal, su hermano Humberto, en una mínima mejoría de nuestra democracia, aprobó un decreto mediante el cual se prohibía que el titular de la Secretaría de Desarrollo Social del estado, pudiera ser candidato a un puesto de elección popular. Es decir, estableció un “candado” para que el titular de esa secretaría, que es la que maneja los programas sociales que son muchos millones de pesos, propiedad del pueblo, no los usara para su promoción personal, como hasta ahora se ha hecho.

En su oportunidad, aplaudimos ese mínimo gesto democrático de Humberto Moreira que en su borrachera populista y de derroche de recursos, cuando menos ataba las manos a los oportunistas y logreros tradicionales.

Miguel Ángel Riquelme es un “funcionario” mediocre, de poco carisma pero experto como operador político en las campañas priistas. Siempre y cuando tenga muchos millones de pesos del erario público. O sea, lo que hace cualquier tonto con mucho dinero.

Fue designado secretario de Desarrollo Regional de La Laguna, una especie de vicegubernatura, donde pasó sin pena ni gloria; totalmente gris su actuación. Luego, Rubén Moreira lo hizo secretario de gobierno e igual fue su desempeño.

Vino luego la elección presidencial y de diputados federales y senadores. Rubén Moreira, el presidente del PRI Salvador Hernández Velez y el secretario de gobierno, Miguel Ángel Riquelme, le habían prometido a Enrique Peña Nieto ¡!800 mil votos”!! La debacle fue que los coahuilenses castigaron al PRI con ¡!300 mil votos menos¡! Sin duda, el factor determinante de la derrota fue la megadeuda. Solamente un ciego no lo ve así.

Hace unos días, en forma sorpresiva, Rubén Moreira ordena a sus lacayos del congreso del estado (así, con minúsculas) derogar el “candado” que evitaba que un secretario de Desarrollo Social saltara o “chapulineara” a otro cargo de elección popular utilizando el dinero del pueblo para sus fines personales que no son otros más que robar dinero del pueblo, hacer jugosos negocios, hacer riqueza mal habida y tener impunidad ante los demás miembros del gobierno de Coahuila.

Inmediatamente después, Rubén Moreira designa como Secretario de Desarrollo Social a… ¡!Miguel Ángel Riquelme!! En Torreón declara el ejecutivo estatal que todo ello no tiene tintes políticos. ¿Cree Rubén que no se notan los dados cargados a favor de su preferido Riquelme Solís? ¿Cree Moreira que los laguneros somos retrasados mentales para no ver sus intenciones electorales? Los miles habitantes del municipio de Torreón, así lo percibimos.

Pero cuidado, porque Salomón Juan Marcos y su hijo, el junior Toñito, que aspira a la alcaldía de Torreón, tienen relaciones muy cercanas a Enrique Peña Nieto, el mayor autócrata del país.

Ley anticorrupción en Coahuila. ¡Por favor!

El congreso del estado (también así, con minúsculas) aprobó lo que llaman la ley anticorrupción o “cero impunidad”, según esto “para prevenir y sancionar las prácticas de corrupción en los procedimientos de contratación pública del estado, que sanciona a servidores públicos con hasta 2 millones de veces el salario mínimo, y la inhabilitación de hasta 10 años, entre otras disposiciones contenidas en la ley”.

Está bien. El sustento jurídico ya está ahí. Ahora bien, ¿cuál será el procedimiento y quién o quiénes lo llevarán a cabo? Se establece la figura jurídica que llaman el “usuario simulado”; un servidor público habilitado como usuario para intervenir en la investigación de actos de corrupción, con la intención de encontrar en flagrancia y lograr la detención de servidores públicos corruptos. O sea, ¿un miembro de las pandillas que han gobernado y gobiernan el estado y los municipios? ¿La Iglesia en manos de Lutero? ¿Un ladrón investigando a otro ladrón? A otro perro con ese hueso.

Si de verdad hay intención de erradicar la corrupción, el mayor de los males de México, es cuando nos anuncien que un funcionario corrupto ha sido sentenciado a prisión y siguen muchos más. Verán entonces como, por arte de magia, se termina con la corrupción, cuando de verdad haya cero impunidad.

¿Porqué no aplicar esta ley a los delincuentes de cuello blanco que crearon la megadeuda de Coahuila? Porque la ley no es retroactiva, dirá el gobernador Rubén Moreira. Nos atrevemos a asegurar que durante su administración a ninguno de los miembros de su equipo, se la aplicarán. Aplicando esta ley en el municipio de Torreón llenaría un Cereso completo. De ese tamaño está la corrupción en la administración de Eduardo Olmos Castro.

Claro que si lo hace, de hinojos pediré perdón.

Por cierto, una redactora de La Opinión Milenio de Torreón nos facilitó la información de que desaparecerán las radiodifusoras de Coahuliteca Medios, que todo mundo sabe que son de los mismos que endeudaron a Coahuila, por eso de que se necesita ahorrar dinero para pagar los gigantescos intereses de la megadeuda.

No venga a Torreón. Y si lo hace por necesidad, cuídese de los policías preventivos de Adelaido Flores. Dios lo tenga confesado si se topa con ellos. Están incontrolables.

 
correspondencialag@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino