50 años en Torreón
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
50 años se dice fácil, para mí los han sido. Llegué a Torreón a trabajar hace 50 años, el 10 de Agosto de 1962. Era de mañana, transité en un taxi del aeropuerto a la Av. Morelos 863 Pte. Ahí se ubicaba la oficina del negocio al que le vine a trabajar como gerente. Conocí a quienes fueron mis compañeros. Chela Delgado, David Márquez, el señor Peralta, Juan Moreno Fierro y otros más. Luego de breve plática me invitaron un café en La Benavides, de la Morelos. Me señalaron los pendientes que debía resolver y comencé esa mañana a visitar clientes con los que había que resolver asuntos.
Recorrí calles para conocer la ciudad. La primera cita fue con el Club San Isidro, conversé con don Pedro Valdez, don Valeriano Lamberta y don Vicente Zamorano, me invitaron a comer a casa de don Vicente. Me encantó conocer a su familia, su esposa, sus hijas, Sarita entre ellas, sus yernos los señores Gil y Escoruela. Departir con ellos me hizo recordar el calor de mi hogar paterno. Aún agradezco a esas familias las deferencias que me obsequiaron.
Ese día recorrí las calles Juárez e Hidalgo, conocí otras personas con las que seguí conviviendo hasta hoy: Anuar Jalil Harb, Jorge Bitar Tafich. A Raymundo Sabag Matar, Julio Elías y Antonio Talamás, hasta el fin de sus vidas. Fueron, y son aún, por decirlo de alguna manera, raíces entrañables y savia nutriente que me hicieron florecer en la Laguna.
¿La Laguna?... me pregunté… ¿Qué es la Laguna, quiénes los laguneros y de qué viven? De la agricultura y el comercio; industrias no había, sólo talleres donde reparaban y hacían piezas de tractores y bombas que extraen el agua. La agricultura sufría severa crisis; el comercio era floreciente y los laguneros, al parecer, eran felices en medio de la crisis.
Muchos empresarios estaban endeudados hasta el tope y aún compraban a crédito, sólo preguntaban al proveedor ¿Dónde firmo? Y así sobrevivían. Los campesinos sufrían incluso hambruna y desnutrición, por ello el gobierno por medio de lo que luego fue CONASUPO, instauró una docena de restaurantes en Matamoros, Coyote, Hormiguero, Bermejillo, Lerdo, Gómez Palacio, Chávez, San Pedro, Viezca y Torreón.
La comida, vasta, costaba 50 centavos. El gerente de la institución era Mariano López Mateos, aquí, un Lic. Martínez, su secretaria con quien traté para implantar el sistema, la señorita Ana Ficker, hoy, de Russek. No hubo éxito porque el talante orgulloso de los campesinos laguneros, no lo permitió.
El valor de los terrenos, por la crisis se fueron abajo. Me hice de unos predios en Granjas San Isidro a 20 pesos metro. Don Roberto Riverol y don Mauro de la Peña, me los vendieron. Compré a don Miguel Papadopulos Bitar -quien me trataba como su primo- otro a 40 pesos. En La Estrella la manzana valía 30 mil pesos; en Las Rosas en Gómez, a la entrada del Campestre, 40 pesos; en San Isidro, 50 pesos; en el Boulevard Independencia, frente a Hipermart, 50 pesos. ¿Qué les parece?... ese es el Torreón al que llegué hace 50 años.
(Continuará)
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