La crisis de la izquierda progresista y su secuestro en México
Luis Fernando Hernández González.
Ante la actual coyuntura que se presenta en la política mexicana, diversos analistas dan su versión sobre los comportamientos y criterios asumidos durante esta década por las llamadas izquierdas mexicanas y las líneas del pensamiento progresista a nivel mundial.
Como ya bien lo sabemos, el deterioro del neoliberalismo como fuerza de estereotipo del pensamiento conductual se ha presentado en diversos foros, denotando sus consecuencias de resultados en aquellas economías nacionales que distan mucho de las apreciaciones esperadas dentro de un orden generador de riqueza social, productiva y competitiva apegadas a un contexto global, no es la crisis en general del mercado como fue en el pasado, sino ahora más bien en las de conducción y aplicación del Estado, situación que obliga a la aportación de elementos que lo hagan una entidad de mayor eficiencia en todos sus campos de participación.
Como consecuencia de esta realidad, esas corrientes de pensamiento liberador y progresista, tanto nacional como mundial, han hecho a un lado su gran responsabilidad y oportunidad, al no constituirse en verdaderas fuerzas de contención que propicien la lucha histórica de la dignidad humana, por alcanzar mejores expectativas ante aquellos criterios que buscan someter toda posibilidad de encuentro entre el hombre y su esperanza real y armónica de existencia individual y colectiva.
Su único estímulo, al menos eso es lo que se demuestra en México, lo cifran en la política electoral bajo chocarreros y simples argumentos del abuso de autoridad, la pobreza marginal y la maquinación confabulada a su supuesto avance, señalamientos raquíticos en su contenido que frecuentemente usan muchos de sus actores, en su discurso para la búsqueda de su toma del poder público, su base de estrategia banal se esgrime en denostar, insultar y difamar, tanto la vida particular de sus adversarios, como la misma vía institucional.
Sus iniciativas de propuesta ante los órganos parlamentarios bajo lo cual se busque el ajuste a nuevos niveles de conducción y comportamiento social, que beneficien a la población son limitados por parte de las izquierdas en cuanto a la participación de un número reducido de sus legisladores que muestran conocimiento y proyección en su pensamiento comprometido, así lo demuestran en los números que definen a cada una de las fracciones parlamentarias en su cuadro de resultados de actuación.
Ante la situación caótica que se presenta en estos tiempos, con los fenómenos de distinta índole que tienen su repercusión en los grandes segmentos sociales como son la crisis alimentaria, los problemas de desnutrición y salud, la falta de oportunidades para la juventud en su formación y empleo, el deterioro permanente de nuestro tejido social producto de la inseguridad, las carencias del campo mexicano producto de esta aguda sequía, el cambio climático, la salvaguarda de los derechos humanos, los compromisos dispuestos por los órganos mundiales como son compromisos del Milenio y la falta de un entendimiento político social que conduzca a la nación hacia espacios superiores de interés general en su gobernabilidad, son los elementos que ha pasado por alto la izquierda mexicana para salir en defensa del ser humano, y por consecuencia su falta de visión y propuesta de alternativas ante esta crisis, no sólo nacional, sino mundial.
En dónde quedarán ahora estos estrategas de izquierda ante el Nuevo Gobierno de la República que encabezará Enrique Peña Nieto, iniciándose este diciembre y que comprende 2012-2018, demandante por supuesto de una gran alianza nacional multifactorial, para poder enfrentar la solución de los grandes problemas internos y externos, que no sólo son producto de la impericia de dos sexenios de una administración de derecha conservadora con la cual los izquierdistas hicieron una coligación, sino además de las propias condiciones nacionales de ser una economía bajo el influjo norteamericano y la globalidad en general, bajo lo cual se encuentra en crisis el mundo entero.
Queda en el aire una pregunta: ¿cuáles son las propuestas o iniciativas de la izquierda ante estos fenómenos lacerantes de una población nacional que está viva, cuando su conducción es secuestrada por un solo hombre que se acepta como mesiánico y perturbado, además se dice de izquierda? |