Enrique Peña Nieto, Coahuila
y el Plan de Guadalupe
Juan Martínez Veloz
El pasado 26 de marzo el Presidente de la República Enrique Peña Nieto (EPN) visitó nuestro querido estado de Coahuila de Zaragoza para conmemorar, junto con el gobernador Rubén Moreira Valdez, el centenario de la publicación del histórico Plan de Guadalupe de Venustiano Carranza y un grupo de valientes revolucionarios firmado en 1913.
El acto no es menor, tanto por el hecho histórico que se celebra como por la visita del nuevo Presidente a Coahuila. En anteriores columnas habíamos sugerido esta situación. Fortalece a Coahuila, a los Poderes del Estado y viste también a EPN.
La visita de Peña Nieto a la ex hacienda de Guadalupe en el municipio de Ramos Arizpe posee diferentes lecturas que es importante tener presente para entender al nuevo Presidente mexicano:
*El Presidente EPN está tratando de recuperar el civismo de los mexicanos estando presente personalmente en los aniversarios de acontecimientos históricos relevantes y eso es bueno para el país, pues es parte de nuestra identidad nacional medio olvidada por la globalización y el internet.
*La visita de EPN a Coahuila no era un asunto fácil. El acontecimiento (Centenario del Plan de Guadalupe) lo ameritaba, sin embargo la relación de Coahuila con el Presidente EPN, aunque es buena por ser ambos niveles de gobierno priistas, no es la mejor.
Coahuila a nivel nacional es actualmente un estado poco atractivo por el tema de la deuda pública. Tampoco es una entidad que pese mucho electoralmente como el Estado de México, D.F., Veracruz, Jalisco o Nuevo León.
La autoridad de Coahuila a nivel nacional es más bien cultural-ideológica, por la revolución y el constitucionalismo; Miguel Ramos Arizpe, Zaragoza, Madero, Carranza, la toma villista de Torreón en 1914, el reparto agrario en 1936 y recientemente por el mejor equipo de fútbol de México, el Santos (más puntos en las últimas 6 temporadas). Tiene nuestra patria chica otros valores: es un estado grande semidesértico (el 3º. después de Chihuahua y Sonora) y sobresale en la producción de gas, carbón, metales, plata, leche y la frontera con Estados Unidos.
*Toca al actual gobernador Rubén Moreira fortalecer con su trabajo esa relación con EPN y la Federación, en eso lo apoyamos, sin embargo la clave de la recomposición es estar a tono con la idea que el Presidente EPN tiene del nuevo PRI y de las reformas que está implementando.
La sucesión de gobernador del Estado de México en 2011 es un ejemplo de lo que debe ser el nuevo PRI y lo diferente en todos los partidos; no debe ser el amigo, sino el líder más aceptado socialmente quien aparezca en las candidaturas (si aparte es amigo, mejor), en eso no se equivocó ayer como gobernador, el actual Presidente EPN y es una de las buenas razones por las que hoy despacha en Los Pinos.
Allí estuvo EPN un paso adelante de las izquierdas (se vio modernizador), más directamente de Marcelo Ebrard en DF y varios ex gobernadores que siguieron la ruta tradicional (posesionar desde años antes a su delfín) y luego hacer encuestas y decir “Miren las ganó x candidato (su candidato)”.
*No creemos que deba volverse a la vieja idea de la Presidencia imperial que en el pasado ponía y quitaba gobernadores, alcaldes y líderes sindicales (como algunos lo desean), sin embargo requerimos una presidencia fuerte y democrática que pueda hablar y disciplinar a los grupos del país. EPN debe ser un Presidente fuerte y en eso lo respaldamos.
*Coahuila merece por su historia y su población ser un estado de los principales (triple AAA) en el país como lo fue en la Revolución Constitucionalista de 1913. Hay que ocuparse de generar proyectos como la celebración del aniversario del Plan de Guadalupe que pongan a nuestro estado en las primeras columnas en los periódicos nacionales.
*De don Venustiano Carranza se puede decir mucho; como todo actor político tuvo su lado positivo y su parte débil. Poseyó la gallardía de desconocer (casi solitario) a Victoriano Huerta en 1913 cuando todos los demás gobernadores se inclinaban con el usurpador.
Su parte débil fue distanciarse con Francisco Villa y Emiliano Zapata después de la toma de Zacatecas en 1914. Villa no aspiraba a ser Presidente de México por lo tanto no podía ser su contraparte.
También, después, en las elecciones de Presidente en 1920 se distanció de quien había sido otro gran militar y aliado importante en la revolución constitucionalista: Álvaro Obregón, lo que motivó la proclama del Plan de Agua Prieta (Sonora) y finalmente su muerte en Tlaxcalantongo Puebla.
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