México, blindarse ante un escenario adverso
Juan Martínez Veloz
Recién estamos iniciando el sexenio del regreso del PRI a Los Pinos. A continuación del arranque “buena onda” de los partidos al firmar el Pacto Por México vivimos un impasse en la ejecución de los acuerdos políticos que el país necesita motivado por las diferencias de los comicios locales. Al parecer ya se destrabó con una reunión de los dirigentes de los partidos nacionales con el Secretario de Gobernación (La Razón 31.7.2013)
Varios factores hacen presagiar que México entrara a un escenario desfavorable en lo económico. Las expectativas de crecimiento se reducen no sólo en México sino en América Latina.
Ya tiene Brasil (primera economía de América Latina) y emergente en el mundo (junto con China e India) una ola de protestas contra las políticas gubernamentales de un gobierno formalmente de izquierda.
Egipto la nación más grande del mundo árabe también entró en una nueva crisis después de la llamada Primavera Árabe que terminó con una dictadura. Un golpe de estado militar “light” contra su presidente musulmán Mursi hizo entrar a ese país en una situación extremadamente delicada, casi al borde de una guerra civil.
Lo que paso en Argentina (después de Brasil la economía más grande de América del Sur) hace unos meses (en 2012) con la nacionalización de la empresa petrolera española (YPF) también es una muestra de que los vientos estatistas soplan en Suramérica; hay una vuelta al nacionalismo-populismo del Justicialismo argentino (partido Justicialista) que en la década de 1989-1999 con Carlos Menem privatizó casi todo en ese país.
La victoria electoral (cuestionada por la oposición política), de Nicolás Maduro y del “Chavismo” la línea dura de la izquierda latinoamericana en la República de Venezuela también expresa la tendencia estatista en la región sur del continente.
Aunque México tiene su propia historia y necesidades, y juega (junto con Colombia) más cercano a los Estados Unidos en la geopolítica latinoamericana, el presidente Enrique Peña Nieto y sus gabinete deben ser extremadamente sensibles en las próximas decisiones que se van a tomar en el Congreso (reformas: energética; del sistema tributario y la político- electoral).
No conviene polarizar, que todos ganen un poco sería la receta para lo que viene, si no queremos tener a los mexicanos en las calles como en Brasil.
Evidentemente el PEMEX que se originó en 1938 no puede ser el PEMEX del siglo XXI. Se necesita una reforma que le dé viabilidad a la empresa o empresas petroleras que el estado mexicano desee organizar.
Existen factores que hacen que la sociedad esté desconfiada frente a los cambios de la industria petrolera nacional. Sólo mencionaremos uno, pero hay varios más.
Hay desconocimiento en la sociedad sobre las reservas energéticas del país, no hay información precisa sobre el tema.
Por ejemplo; los coahuilenses nos preguntamos: ¿Por qué en Coahuila no hay petróleo? Si tenemos grandes reservas de carbón mineral (Cuenca de Sabinas) gas (Cuenca de Burgos) y restos de dinosaurios.
En cambio en el estado de Texas, Estados Unidos que anteriormente (1824-1836) perteneció a Coahuila, si han existido grandes reservas del oro negro descubiertos a principios del siglo XX al sur de Dallas.
¿Cuál es la diferencia geológica a unos 500 de kilómetros de distancia entre Piedras Negras, Coahuila y Dallas, Texas?
Se trata de una misma región geográfica que perteneció durante el Jurásico- Mesozoico (208 hasta 145.5 millones de años atrás) a la Península de Coahuila de un antiguo continente, Lauroasia (al norte), y al extinto Mar de Tetis. Se requiere información y estudios geológicos precisos sobre el tema.
México debe blindarse por medio de acuerdos políticos y económicos para evitar que las crisis que están afectando a otras naciones en el mundo lleguen a territorio mexicano.
En este probable (no deseable) escenario se requiere una gran inteligencia y habilidad política del presidente Enrique Peña Nieto y de su gabinete, así como de madurez de las fuerzas políticas de la oposición (PAN e izquierdas).
México debe estar siempre adelante y por encima de los objetivos de los partidos políticos. La sociedad no debe permitir que las dirigencias de los partidos ensucien el debate político “te doy Chana por Juana; Baja California por PEMEX”. El debate debe darse con las normas y en los tiempos que establece la Constitución.
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