¿Borrón y cuenta nueva?
José María Mena Rentería.
Según el gobernador Rubén Moreira Valdés, Coahuila ya no está en el tema de la deuda. Así lo externó recientemente para después basar su dicho “en las medidas de austeridad, reducción de gastos y ordenamiento administrativo que han permitido al estado salir del bache financiero en que se encontraba hace poco más de un año”.
¿De qué se trata? ¿Acaso de considerar que atrás quedó el endeudamiento por más de 35 mil millones de pesos en que incurrieran funcionarios de la administración que en el gobierno de Coahuila encabezara su hermano Humberto, actualmente “estudiante” en España y poco antes productor de mermeladas?
¿Intenta un “borrón y cuenta nueva” el actual inquilino del despacho principal del palacio rosa? De ser así, impracticable del todo es hablar de que en Coahuila la deuda mencionada haya dejado de ser tema a ventilar en cualquier foro.
A fecha, los coahuilenses ignoran, si es que así fue, en que fueron aplicados más de 35 mil millones de pesos. Sepulcral silencio, durante la pasada y la actual administración ha sido lo único habido para los contribuyentes cuyo dinero fue a parar quién sabe a dónde por obra y gracia de los representantes de una administración perfectamente comparable al paso del corcel de Atila, si de la salud financiera de Coahuila se trata.
“Logro” del caso, es que cada coahuilense, hombre, mujer o niño, tiene un adeudo de 7 mil 500 pesos, promedio, como resultado de la debacle propiciada por émulos de Alí Babá solapados, para que hiciesen y deshiciesen lo que les vino en gana con los dineros de Coahuila.
¿Tienen que ser así lo sucedido en la entidad? ¿Cómo es que de un plumazo, según cabe establecer, la pretensión es borrar un capítulo como el protagonizado por amantes de amasar fortunas sea como sea?
Si las cuentas han de ser claras, cabe que los que se dicen gobernantes recapitulen y propicien realmente la investigación que deslinde del todo que manejo se hizo de más de 35 mil millones de pesos. Eso esperan quienes los aportaron; contribuyentes tratados con la punta del pie, a los que a la recíproca se pretende ver los ojos verdes.
Lo primero es lo primero. Para el caso, atender el reclamo generalizado de los mandantes para con el mandatario en turno, dueño de la certeza de que la entidad ya no está en el tema de la deuda.
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