AUSENCIA…
José María Mena Rentería.
A publicar sus estados financieros -al menos cada 3 meses- están obligadas las autoridades municipales. En lo que a las de La Laguna de Coahuila se refiere, de omisión en tal sentido puede hablarse, ante la ausencia de información que debería ser del dominio público.
Lo acontecido en uno de los municipios de la región permite establecerlo. Dígase en el que territorialmente limita con los de Torreón, Francisco I. Madero, y Viesca.
“Retórica hueca”, en su área de influencia, es tocar, con conocimiento de los contribuyentes, el tema de estados financieros. No los hay desde el año de 2010, tratándose del municipio mencionado.
Ciudadanos que han ahondado en el tema, infieren a “rubros” un tanto más cuánto “extraños”, como la ausencia total de ingresos por concepto de multas como las aplicadas por agentes de policía y de tránsito, a las arcas municipales.
Citan por otra parte la existencia de más de 200 negocios de los llamados “giros negros” e igualmente, la ausencia del todo de ingresos a las arcas oficiales por concepto de los correspondientes refrendos anuales que permiten el funcionamiento de comercios dedicados a la venta de etílicos.
En otros términos -similares en cuanto a falta del pago de captación del impuesto correspondiente- aluden a valores catastrales que reflejan evaluaciones irrisorias como las establecidas en el municipio mencionado, si se trata del costo real de predios urbanos y rústicos.
Estados financieros, periódicamente presentados, permiten establecer claramente todo manejo administrativo. Sin embargo, en el caso tema de éstas líneas no los ha habido. La inquietud ciudadana avizora que no los habrá durante los meses restantes en términos de administración municipal.
Nada raro es que en el presente a lo largo y ancho del país haya autoridades incapaces de presentar cuentas factibles. Todo, según afectados en el ámbito municipal, de aquí y de allá, son burdas apariencias, pretendidos engaños y sobre todo, dispersión de recursos que acaban en los bolsillos de unos cuántos mientras miles quedan tronándose los dedos de las manos. |