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Junio 2013
Edición No. 292
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La poderosa declaración del NO


Ana Ocampo

¿Crees que si dices no, puedes hacer sentir mal a alguien?

¿Tienes la capacidad de reconocer tus límites personales y profesionales  y decir no ante un pedido que te sobrepasa?

¿Tienes miedo a estar solo y dices SÍ a personas que en realidad no te agradan?

¿Puedes expresar con libertad una respuesta negativa sin temor a ser juzgado?

¿Piensas que decir sí tiene menos consecuencias que decir no?

¿Te quejas de que la gente insista en convencerte, persuadirte, venderte algo o hacerte cambiar de opinión y, sin embargo, no tienes la capacidad de declinar sus propuestas?

Desde el Coaching, decir NO, es una competencia que tiene que ver con la capacidad de hacer ofertas y peticiones de manera asertiva, de establecer límites. Así como al declarar SÍ nos comprometemos, al declarar NO estamos estableciendo un límite, dando prioridad a algo que desde nuestros valores tiene mayor importancia y expresando honestamente nuestra elección.

Patricia Ortiz, psicoterapeuta humanista y especialista en higiene mental, afirma que el tipo de personas a las que les cuesta trabajo decir no, "son personas con baja auto estima, con una gran necesidad de ser aceptados, que tienen mucho miedo al rechazo  y que anulan sus propias necesidades y deseos a favor de otros. Afirma que mas allá de una cuestión de género, ser capaces de decir no, alude a nuestra parte masculina (en hombres o en mujeres) aquella que nos permite afirmar, programar, aterrizar proyectos, generar ideas y ser asertivos; en contra parte lo femenino sería lo que recibe, crea, armoniza.

Sandra Ocampo en su vasta experiencia en Coaching Ejecutivo y Psicoterapia Gestalt ha observado por una parte que este tipo de persona "es alguien de quien los demás se expresan en términos como "buena persona" confiable, dispuesto, obediente. Por otro lado afirma: "Yo diría que es manipulable, que tiene un pobre concepto sobre sí mismo, muy atento a las críticas de los demás, que supone un montón de cosas catastróficas que le pueden suceder si desobedece y que cede fácilmente a la presión del grupo".

Aunque existen patrones comunes que explican esta incompetencia, de manera individual podemos tener distintas razones por las cuales somos incapaces de pronunciar la palabra NO, desde alguna experiencia de la infancia asociada a esa palabra, incapacidad para tomar una decisión, miedo a la autoridad, vergüenza e incluso soberbia.

Sandra Ocampo atribuye esta actitud a varios factores: "No querer defraudar las expectativas del otro, miedo a no ser valorados o queridos o simplemente salir del paso, es decir, te digo que sí aunque actúe como no, pero evito tener que responsabilizarme de mi decisión" y explica: " Nacimos en  una tradición Judeo-Cristiana y creamos en Dios o no, esto influye permanentemente nuestra forma de vida.

Ésta promueve la obediencia a Dios mismo y a la autoridad en general. Desde niños escuchamos cosas como "Sé buena niña y obedece". Quien reta y se rebela es mal visto y sufre durante un buen tiempo el ser excluido de la tribu. Se necesita una autoestima fuerte y un "valemadrismo social" para mantenerse en un NO cuando lo que se espera de ti un sí. Afirma que "nuestra necesidad de pertenecer, ser valorados, atendidos y tomados en cuenta, nos convierte en seres dependientes, no sólo de la aprobación de los demás, sino de lo que le parece más trágico, de la imagen desde la que actuamos". Y afirma que "esa incongruencia tarde que temprano nos cobra una importante cuota".

Quizá creemos que el abstenernos de decir NO sólo tiene como resultado que más tarde o más temprano, las personas se darán  cuenta de lo que realmente queríamos decir y poco nos detenemos a pensar que esta incapacidad construye la imagen de quienes somos.

¿En quién nos convierte decir NO?

¿En quién nos convierte no decir NO?

Nanette Gartrell, Psiquiatra del Centro para la Salud de la Mujer, de la Universidad de California dice: "Cada vez que dices NO, estás diciendo sí a algo que es más importante y es más fácil decir no si tienes la comprensión de que mereces ser tratado con respeto, esto te da una ventaja para establecer límites, relaciones sanas y crear una vida que tú elijas".

El Coaching nos da las herramientas para obtener una perspectiva de cómo el miedo y la pérdida pueden comprometer nuestra habilidad para poner límites y para establecer prioridades sin sentirnos culpables, egoístas, etc. Descubrir desde qué lugar estamos haciendo nuestras elecciones y responsabilizarnos por ello.

Ana Ocampo recomienda que para resolver este aspecto desde el Coaching, "hay que llevar  a los coachees a tomar conciencia de cómo su incapacidad para decir NO  (y también para decir SÍ cuando corresponde) ha influido en lo que ahora son. Desde ayudarles a reconocer que son libres e invitarlos como dice Nietzsche "A compartir con los Dioses el poder de la creación" y que quizá ciertamente pierdan su "buena imagen" y cariño  con algunas personas, pero que ganarán respeto y libertad para sí mismos".

Esperamos que este artículo te proporcione algunas herramientas para forjar tus propios NOs, con la mezcla de decisión y flexibilidad para asumir tus responsabilidades y apreciar las oportunidades que tiene decir NO.

Marco A. Trujillo (mat)

 
 
 
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