Regreso al Dormido
Rufino Rodríguez Garza.
Tal parece que El Dormido despertó. Hace 10 años, sin proponérnoslo, el Ing. José Flores Ventura y el que suscribe, buscando un sitio arqueológico en Mesteños (Parras), fuimos a dar al cerro el Dormido, al arroyo El Ranchito y la loma Sabanillas. Llegamos a este lugar buscando donde levantar nuestro campamento. A la mañana siguiente, al cruzar una cerca de alambre de púas, el cual divide a ejidos, pequeñas propiedades y potreros; empezamos a observar algunos grabados.
Fueron tantos que en aquel tiempo gastamos todos los rollos de las antiguas cámaras analógicas o manuales; en esta ocasión, fuimos armados con modernas cámaras digitales, alimentos para sábado y domingo y agua suficiente para los dos días.
En aquella ocasión, ya hace 10 años, encontramos petroglifos muy interesantes, entre otros; cruces enmarcadas que se relacionan con el planeta Venus, algunas escenas donde se observan varios personajes en diferentes posiciones, algunos animales no identificados, cuentas a base de puntos, figuras abstractas, dibujos coloniales, tanto religiosos como fechas o fierros de herrar. Ahora fuimos con la idea de detallar y documentar el sitio. Entre los tres: Ventura, Colín y yo, tomamos más de 2000 fotos, tomamos lecturas de ubicación y elaboramos algunos dibujos, medimos varios grabados y algo de video. En un artículo publicado en este periódico, allá por el 2003, mencionamos la riqueza arqueológica de El Dormido y Sabanillas. Nosotros empezábamos a incursionar en Parras, y para nuestro gusto esta salida al vecino municipio bien valió la pena.
Parras, al igual que Gral. Cepeda y Ramos Arizpe son de los municipios del sureste del estado con más estaciones rupestres.
En estos últimos tiempos ha habido cambios en la tenencia de la tierra, algunos ejidatarios han vendido y hay nuevos pequeños propietarios. Los ejidatarios de Ciénega del Carmen se ocupan en las explotaciones de mármol, en preparar la tierra por si algún día llueve, otros han emigrado y los pocos que quedan cuidan algo de ganado a punto de morir por la falta de agua, los menos tallan lechuguilla para subsistir.
Con los debidos permisos llegamos a la Hacienda Ciénega del Carmen, pasamos por el antiguo panteón, que por sus tumbas elevadas creemos que ahí se entierra gente desde el siglo XVIII; pasamos por borrosos caminos hasta llegar al pie del cerro El Dormido, de inmediato cruzamos una cerca y con las cámaras empezamos a tomar fotos, algunos grabados los reconocí de inmediato y me di cuenta que había otros que por alguna causa brincamos o no les tomamos fotos.
Estos grabados tienen su propio estilo. No hay comparación con los de Tierra Santa, La Difunta, o El Molino. Aquí prácticamente no hay cuentas, las líneas quebradas son contadas, fuera de algunos proyectiles (flechas) no se observó ninguna navaja enmangada.
Por otra parte las figuras humanas (antropomorfas) son muy abundantes. Estas figuras son muy estilizadas y en algunos dibujos dan la impresión de movimiento. Se pueden observar algunas figuras muy complicadas que pueden ser del siglo XVI o XVII, pues estas figuras se hacen acompañar por prendas de vestir como pantalones en el caso de los hombres y falda en el caso de las mujeres. Ésto nos lleva a emparentar estas figuras con los recién llegados, los tlaxcaltecas en 1591.
Al igual que en otros lugares, los primeros pobladores dejaron un motivo que podemos relacionar con un símbolo territorial, se trata de dos círculos pequeños unidos por una recta, que nos recuerda una
mancuerna
o “pesa
para hacer ejercicio. Este símbolo lo hay a lo largo de toda la pequeña serranía de El Dormido y Sabanillas.
En tres ocasiones se pudo observar la representación de Venus con algunas variables. Es la cruz enmarcada con los extremos redondeados, pero en dos ocasiones la cruz es cuadrada y en otra se complica pues es más elaborada, parte de un circulo y luego la cruz enmarcada. Creo, sin temor a equivocarme que son de las más bellas representaciones alusivas a este planeta.
Hace diez años publicamos una nota en este mismo espacio, (abril 2003), y en ella explicábamos la diferencia con otros lugares. Ahora pudimos observar grabados que no vimos en aquella ocasión y que son destacables y únicos en la Gráfica Rupestre de Coahuila. Por ejemplo, una roca solitaria de no más de medio metro cuadrado conteniendo un hermoso laberinto (ver José Flores Ventura. El Periódico de Saltillo, nota mayo 2013). Se trata de un complicado dibujo que no se repite en el resto del Estado. Un dibujo -como explica Ventura- que parte de una estrella de ocho puntas y que ocupa toda la piedra sin tocar ninguna de las líneas circulares. Aquí ni Colín ni Ventura tienen una explicación a dicha representación grandiosa de expresión humana de nuestros antepasados.
El sitio tuvo una vocación ceremonial y el chamán que lo realizó, seguramente bajo el influjo de algunas plantas alucinógenas, trató de plasmar el significado del cosmos y el dominio sobre el mismo, al ser el hombre-santo de la tribu y quien tenía la encomienda de proveer alimentos y sanar enfermedades, promover la fertilidad, etc.
También, al igual que en el caso de San Lorenzo puede tratarse de un delicado diseño de los recién llegados tlaxcaltecas, o definitivamente creación del hombre antiguo de Coahuila, cazadores-recolectores que nos dejaron este impresionante grabado. Estas lomas tienen una orientación Oriente-Poniente y desde sus alturas se divisa buena parte de este valle. El Dormido y Sabanillas también pueden destacar por la gran cantidad de grabados históricos donde lo más representativo son los hierros de herrar y donde observamos algunos de los conocidos de ganaderos de la época del Marquesado de Aguayo y/o de personajes como Hipólito Charles, los más son desconocidos.
Ya al final de Sabanillas, lado poniente, se puede ver un dibujo que a primera vista sería tres cruces de Venus unidas o una rara trama si se tratara de un diseño usado en algún tejido. Este dibujo es irrepetible y se encuentra en muy buen estado de conservación.
A pesar de que las goberna- doras y las lechuguillas son muy resistentes a las escasez de agua, la sequía ha sido tan prolongada que estas plantas del desierto se están secando.
El nombre de Ciénega evoca abundancia de agua, y en verdad que la hubo, pues aún quedan construc- ciones que dan fe de grandes corrientes. En la Hacienda del lugar Ciénega del Carmen se pueden observar dos grandes acueductos, que en su tiempo sirvieron para mover molinos en el proceso de elaborar vinos de mesa y aguardien- tes. Estos enormes acueductos, uno más antiguo que el otro son de adobe el primero y de ladrillo el segundo, los dos con arcos de medio punto y ojivales. Ahora todo es ruinas se acabaron las viñas para dar paso a una huerta de nogales que necesita menos agua.
En general el estado de con- servación es bueno, el vandalismo de vaqueros y pastores es mínimo, el turismo extremo no ha llegado a tan apartados lugares y eso lo ha mantenido en una discreta distancia de comunidades citadinas que ya la hubieran desaparecido.
El medio que hemos descrito en el que se encuentran las rocas, está saturado de lechuguillas y tasajillos lo que hace difícil el caminar sobre el lugar. El Dormido y Sabani- llas merecen un profundo estudio, una exhaustiva documentación y por todas las cosas tratar de interpretar el mensaje del hombre antiguo.
Podemos concluir que se ha grabado desde hace cientos de años y se siguió haciendo en la Colonia y en la época actual.
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