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Marzo 2013
Edición No. 289
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carlos romero deschambs“Dura lex sed lex”

¿Quién abrió la “Caja de Pandora”?

Todo indica que ha llegado ya la “Revolución silenciosa”


Adolfo Olmedo Muñoz.

Para mis amigos, la justicia y la ley; Para mis enemigos, ¡con la ley basta!. Una frase que, fundada o infundadamente, se le ha atribuido a Benito Juárez, y que hoy pudiera retomar vigencia, ante los acontecimientos que, a menos de una cuarentena , han cimbrado al país. Bueno ha habido otros, pero estos dos en particular me han llamado la atención. El primero, fue la explosión en la torre B2 del complejo administrativo de Petróleos Mexicanos, en la ciudad de México y el segundo, la detención de la líder vitalicia del sindicato -mal llamado- más poderoso de nuestro país, bajo los cargos de malversación y desviación indebida de fondos propios de los trabajadores de la educación, asociación delictuosa y los que resulten, con todo lo cual se ha abierto la Caja de Pandora, y bienes y males van y vienen en papeles, voces e imágenes de los medios de comunicación, parafraseando algunos a que la situación se asemeja a un corral con una guajolota descabezada corriendo por ahí.

Muchos dimes y diretes se han esgrimido en casi todos los medios de comunicación para dar a conocer santo y seña de la forma en que fue detenida la maestra Elba Esther Gordillo, en una operación conjunta de frialdad quirúrgica, la noche del lunes veinticinco de febrero, momento desde el cual se halla a resguardo de las autoridades judiciales bajo cargos que no le permiten alcanzar una libertad bajo fianza. Salvo que la autoridad judicial caiga en el gambito de la delicada salud de la presunta le permita privilegios a los que no tiene derecho.

La claridad meridiana con la que el Procurador General de la República Jesús Murillo Karam expuso las razones legales de la detención, bastaría para irrebatir especulaciones, sin embargo debemos reconocer que hay un sin fin de preguntas que se derivan de este hecho jurídico. La más de otro orden, el político, el cual seguramente también tienen ya contemplado este caso las unidades de inteligencia de la SEP, bajo el mando de Emilio Chuayffet.

Creo que sería pueril imaginar que una investigación minuciosa y limpia de la Secretaría de Hacienda como la descrita en el caso de marras, no se hubiera podido realizar hace ya mucho tiempo, antes del mandato de Enrique Peña Nieto.

Sería muy temerario pensar que con dicha detención de la líder en cuestión se ha resuelto el problema de la mala educación en nuestro país.

Sería muy ingenuo creer que tan sólo tres sujetos sean los operadores de la corrupción sindical en el SNTE, y que la corrupción se centra únicamente en los caprichos de una aprendiz de emperatriz. Sería muy, pero muy peligroso que una vez abierta la Caja de Pandora, se cometiera alguna pifia legal que permitiera la excarcelación y mucho menos liberación de cargos a la susodicha indiciada.

Las especulaciones, de todos colores y sabores, según el color del cristal con que lo miren los actores políticos, seguirán por un muy buen tiempo. Pero lo que no se deben permitir el lujo de caer en subjetivismos sofistas, mentiras magistralmente encubiertas con la pátina de la libertad sindical como factotum de la democracia, son los analistas políticos, los sociólogos y desde luego los medios de comunicación quienes tienen la grave responsabilidad de informar con pulcritud y atingencia a una sociedad asqueada de la corrupción impune, inmune en un sociedad secuestrada en la mediocridad incubada por una injusticia que, desde el caso Florence Casez, aunque nos duela, dio muestra de que tiene la convicción de retomar el rumbo del imperio de la ley a favor de los intereses de la sociedad de la que emanan sus propios preceptos.
La ley, sin el uso de la razón, es soberbia y secuaz de despotismos o tiranías.

La razón sin el uso de la ley, es cobardía, la debilidad que engendra a la impunidad.

La razón jurídica ha de estar al servicio de la razón social, que implica estar al servicio del ser humano. El cómo aplicarla ha sido siempre un intrincado dédalo si no es que barrera para los mandatarios.

La razón jurídica puede aplicarse por muy diversas vías. Algunas, hay que reconocerlo, con sustrato inmoral cuando son por venganza, revancha, sevicia, rencor. Pero la ley se torna justicia verdadera cuando se asocian ética, inteligencia y pasión para defender esos ideales. Los procesos legales tendrán que aplicarse rígidamente a los indiciados, además de otros que -con una presunción juris tantum - pudieran engrosar la cuerda de presuntos inculpados, tanto por comisión, como por comisión por omisión. Al menos eso es lo que nosotros, el pueblo indefenso hoy día, esperamos para el futuro inmediato.

Eso es en el ámbito de la ley, pero lo que ocurre en la arena política, sí permite el uso de la especulación, la presunción basada en conjeturas lógicas, predecibles, pues se juega con intenciones, con determinaciones ocasionales, con intereses, la más de las veces desmedidos si no es que hasta ilegítimos, así como los temores que se crean precisamente por una contienda sorda por el acceso al poder, económico, político, social y para algunos por codicia de un poder omnímodo.

Por ello quisiera inscribirme con una conjetura, que se deriva de los hechos mismos y su impacto mediático, aunque tal vez más por lo que no se dice que por lo que se ha argumentado.

Nos dolió a muchos la conclusión del caso de una francesa delincuente que tuvo que ser exonerada por vicios de procedimiento imputables a un aparato judicial de dudosa reputación hasta entonces. La moraleja pudo haber sido la ley es la ley y debemos acatarla.

Poco después vino el … accidente … en el edificio B2 del Complejo de PEMEX, del que hasta hoy no hay conclusiones, pero que, dentro de las posibles especulaciones que se pueden sembrar, es que no haya sido un accidente, ni un atentado sino todo lo contrario (lo anterior es un chascarrillo barroco por el cual pido -de antemano- misericordia).

Al parecer sería un contrasentido, pero ¿y que tal si fue un auto accidente ? Una especie de operación mensaje a las más altas esferas del poder político de que tocar una instalación, aunque sea simplemente administrativa de PEMEX es de gran riesgo y desprestigio, además de un impredecible impacto nacional e internacional.

No olvidemos, y ha quedado como prueba que pudiera llega a ser documental, la destrucción de auditorías y otro tipo de actas, de las que la opinión pública desconoce su contenido y que muchas seguramente desaparecieron.

Para nadie es un secreto la asquerosa corrupción que se crea, crece y se reproduce en torno al líder máximo del sindicato de trabajadores de PEMEX, Carlos Romero Deschamps, como para nadie es un secreto el cinismo con el que ha afrentado al poder en varias ocasiones.

A manera de respuesta -también hipotética- se puede estar anunciando que el modus operandi del aparato de justicia es hoy, a partir de una seria investigación, bien fundada en hechos, sostenida con las documentales pertinentes y con la limpieza operativa del auxilio de la fuerza pública civil y castrense, lo cual conlleva un buen tiempo de maduración e integración.

Si tomamos en cuenta que en diciembre del año anterior, la unidad de inteligencia de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se percató y dio aviso a las autoridades competentes de la justicia penal, de las irregularidades y sospechas multicitadas en todos los medios, y en dos meses se rindieron frutos con la detención de la señora Gordillo, pues puede ser que allá por abril o mayo, podamos saber si el señor Romero es acreedor a ser sujeto de alguna acción penal, por …algún… accidental suceso.

Por otra parte, y a reserva de tratarlo con mayor espacio, debemos volver la vista al propio gremio periodístico y comentar en principio, la porquería, mediocridad e ignorancia que gente sin escrúpulos ha escogido para hacer uso de uno de los instrumentos idóneos para que el pueblo pueda alcanzar el pleno ejercicio de la democracia: la libre expresión de las ideas, y no de la basura que hacen circular en otra modalidad de la impunidad. El tema (dicho sea con eufemismo) surge tras ver una edición de cortesía de un libelo en cuyo cabezal (el nombre de la publicación) demuestra la parte de su organismo con la que fundamentan sus razonamientos . El nombre de ese cabezal es La Nalguita.

Basura que revela de inmediato las aviesas intenciones de alguien con dinero pero seguramente sin progenitora que le haya inculcado algún tipo de principio, y por tanto sin escrúpulos.

Igual que en la política, la economía, la educación y otros ámbitos donde se visualiza una renovación, en el periodismo también urge ya, dotarlo de instrumentos de autocensura que se permitan revalorar la función social de esta actividad, tan asediada en los últimos lustros. Ya estaremos comentando algunos de los pasos que miembros destacados de formación periodística real, estarán dando con apoyo de la calidad profesional y moral que poseen.

 

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