Dos realidades opuestas
Fidencio Treviño Maldonado.
Al tiempo que la pretensión del Presidente Enrique Peña Nieto de alcanzar un déficit cero en el ejercicio del presupuesto, se ve muy difícil, con el anuncio de programas como la Cruzada Contra la Pobreza, pensiones a adultos mayores, becas a hijos de madres solteras e inversiones en prevención del crimen, infraestructura turística, puentes, autopistas, líneas de ferrocarril y puertos, entre otras, que exigen una cantidad extraordinaria de recursos, la vida cotidiana de la nación para el grueso de los mexicanos va cuesta arriba. Basta un breve recorrido por la información publicada en un día, para ver que, para las grandes mayorías, la situación sigue igual... o peor.
El tema de la inseguridad, por ejemplo, continúa manteniendo a los mexicanos en jaque, como sucedió en Cuernavaca, Morelos, donde 80 jóvenes de la UNAM celebraban una fiesta y fueron asaltados por 15 delincuentes, que irrumpieron en la reunión, lesionando con arma de fuego a por lo menos tres estudiantes. Mientras en la sierra del municipio de Atoyac, en la Costa Grande de Guerrero, dos hermanos fueron ejecutados y un anciano degollado. Y en Nuevo León, los cuerpos de dos hombres fueron encontrados en la cajuela de un vehículo que fue abandonado en el acotamiento de la Autopista a Laredo, en el municipio de Ciénega de Flores. En ninguno de los casos, como es usual, se tiene pista alguna de los ciminales.
En el foro de un portal noticioso, un cibernauta escribió: “Inseguridad insoportable. La delincuencia no respeta hora del día, edad o sexo de la víctima, actúan con una impunidad que da miedo y la policía brilla por su ausencia, se hacen los valientes con el ciudadano común y con la delincuencia fingen demencia.” Ese es el sentir de ciudadanos que, en todo el país, día con día sufren las repercusiones de la violencia. Sin embargo, es el colmo que también las autoridades policiacas sean víctimas de la criminalidad. Al menos 16 armas fueron robadas de la armería del tercer sector de Ecatepec, Estado de México. De acuerdo con fuentes extraoficiales de la policía municipal, los ladrones aprovecharon la baja afluencia de personal que hay los domingos en las instalaciones policiacas, para ingresar y sustraer las armas.
Pero la incapacidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno, no se limita a frenar la inseguridad. ¿Cómo puede explicarse, por ejemplo, que debido a que carece de presupuesto para su operación, el DIF-Tabasco vaya a cerrar el Centro Gerontológico que apenas fue inaugurado el 9 de noviembre del año pasado por el entonces gobernador Andrés Granier, y cuya construcción tuvo un costo de 82 millones de pesos del erario? ¿Y qué decir del despilfarro de recursos en que incurrió Fernando Larrazábal en Monterrey, cuya administración pagó medicamentos hasta 222% por encima del precio estipulado en el contrato que adjudicó a Control Operativo Médico, tal como lo prueban las facturas y documentación interna de la Clínica Municipal?
Sin embargo la frivolidad de ciertos políticos sigue mostrando lo poco que les importa el país, como el senador Jorge Emilio González, el famoso “Niño Verde”, quien fue detenido, y luego liberado, por conducir en estado de ebriedad en la ciudad de México.
Definitivamente amigo lector, si la actual administración federal tiene el propósito de mejorar la calidad de vida de los mexicanos, deberá terminar con prácticas que están tan arraigadas, y no limitarse a hacer anuncios espectaculares, mientras que la complicada situación de la ciudadanía, sigue siendo muy distinta a la de la generalidad de los políticos con sus elevados sueldos y prestaciones; más aún la de quienes medran con los recursos públicos de manera impune, y prueba de ello es que de los 72 mil millones de pesos de sanciones que ha impuesto la Secretaría de la Función Pública a los 23 mil funcionarios que han incurrido en irregularidades en las últimas dos décadas, sólo se han logrado cobrar 129 millones, es decir, menos del 0.2%. Este breve recorrido por notas generadas en un día, nos hablan de las dos realidades opuestas: la de la clase política gobernante y la de las grandes mayorías de nuestro país.
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