“Devoción” y Sistema

José María Mena Rentería.

Bajo gobiernos viciados de origen, difícil es de aquellos que los integran dimane bienestar social, máxime cuando se trata de administraciones conformadas por devotos del sistema que el escritor Mario Vargas Llosa definiera como “la dictadura perfecta”.

Dicha “dictadura”, desde que la revolución se hizo gobierno, ha estado sustentada por las falanges de los sectores obrero, campesino y popular, cuya fuerza, al paso del tiempo, fue difuminándose para dar paso al autoritarismo ejercido por una voluntad incuestionable, la del Presidente de la República en turno.

Antecedente de tal concepto son los sucesos políticos que en México se sucedieron entre 1929 y 1970, del siglo pasado, décadas que vieron el absolutismo que hubiese sido la envidia de los más recalcitrantes señores feudales durante los oscuros días de la Edad Media.

Dos sexenios sobrevendrían al paso del tiempo para dejar constancia, el primero, de un populismo, génesis de las continuas devaluaciones del peso que situaron al país al borde del caos económico total. Enseguida, vino la frivolidad caracterizó el “gobierno” de aquél segundo sexenio durante el cual, según voceros oficiales, México se preparaba “para administrar la abundancia” en base a su producción petrolera.

Por otra parte, hasta el momento en que Francisco Labastida Ochoa derrotado fue por Vicente Fox en los comicios del año 2000 para elegir presidente de la república, para los creyentes en la vigencia de la “dictadura perfecta”, era del todo “normal” que campañas como las del político sinaloense mencionado financiadas fueran con recursos multimillonarios del erario público.

Infinidad son en el presente los “devotos” proclives a escupir para arriba mientras airados condenan el gasto de dinero público para fines electorales o mejor dicho, electoreros, “saludo con sombrero ajeno” vigente porque así lo entiende una clase política, usufructuaria de cargos burocráticos a todos los niveles, que mantiene convertido el ámbito oficial en inmensa agencia de colocaciones para amigos, compadres e influyentes. Para constatarlo, amable lector, basta con que eche la vista en derredor.