Control
Guillermo Aguirre Farías.
Reitero mi indignación al igual que muchos de ustedes ante todo lo que está sucediendo y creo que es el momento de analizar que estamos haciendo para fomentar el amor y evitar la violencia en familia:
La madre Teresa en varias ocasiones utilizó una frase que me llega profundamente en estos momentos. “Probablemente lo que hago es apenas como una gota en el océano, pero sin esa gota al océano le faltaría algo”.
Por eso te comparto esos momentos en los que se “nos pasa la mano” y podemos ser partícipes para formar hijos delincuentes.
1. Controlemos y manejemos asertivamente nuestra ira.
Reconozco que todos tenemos el derecho de expresar lo que sentimos y que el enojo es una emoción natural, pero ¡hay niveles! El problema no es el enojo sino como me enojo y delante de quien lo hago. Es la forma en la que ya por hábito tenemos para explotar por todo y por nada. Golpeamos puertas, herimos con la palabra, maldecimos y no falta quien dañe físicamente a quienes más quieren. Lo más terrible de este tipo de acciones es que siempre habrá más de un par de ojos observando nuestra forma iracunda de reaccionar y probablemente somos sin saber, ejemplos a seguir.
2. Controlemos las ganas de quejarnos continuamente.
Entre más me quejo más formo una energía negativa en mi ambiente que tarde que temprano contagia a todos a mi alrededor. Contagiamos de amargura y mala vibra a quienes nos rodean y fomentamos sin querer la cultura de la mediocridad de vida. Reconozco que todos tenemos en éste momento todos tenemos motivos para quejarnos, pero saber dónde, cómo y con quien es lo que marca la diferencia.
3. Evitemos palabras y acciones basadas en la mentira.
Mi padre me decía frecuentemente que el que miente en lo pequeño puede mentir en lo trascendente. Con que facilidad podemos mentir para salir de un problema simple y con esa misma facilidad podemos acostumbrarnos a utilizar la mentira para todo. Mentir es un acto basado en la deshonestidad y vale más decir una verdad sutil que una mentira piadosa. Querer aparentar lo que no es y lo que no somos es aprendido desde los primeros años.
4. Evitemos evadir nuestras responsabilidades.
Desde niños tenemos responsabilidades y evadirlas continuamente es el primer paso para la actitud mediocre. Así como existen padres desconsiderados que explotan a sus hijos trabajando o pidiendo limosna para su beneficio, los hay quienes causan daños mayores al hacerles y darles todo lo que piden o exigen. ¡Las cosas se ganan!, decía mi abuela continuamente. ¡La ociosidad es la madre de todos los males! Entiendo que mucho ha tenido que ver las pocas oportunidades que hay para que existan miles “ninis” que se convierten en presas fáciles para participar en la delincuencia, pero también se que de entre esos miles de “ninis” existen quienes por irresponsabilidad de sus padres y de ellos mismos están como rémoras de sus mismos padres o de la sociedad. La responsabilidad se fomenta en el día a día, diciendo claramente que se espera de cada quien y si no se cumple se limitan los beneficios y punto.
5. No justifiquemos continuamente la mediocridad y el mal comportamiento.
He sido testigo en varias ocasiones de justificaciones increíbles de madres o padres que defienden a capa y espada a sus hijos agresores en la escuela. A niños que desde pequeños muestran agresividad en sus acciones y justifican con frases como: “es la adolescencia”, “es que no vive con su papá”, “es que trabajo todo el día por eso es así” “es que todos los profesores que ha tenido no le han sabido enseñar y han sido injustos con él, por eso reprueba siempre” “es que los amigos de la cuadra son los que lo sonsacaron”. Excusas más o excusas menos pero justificamos continuamente a quienes desde el principio muestras señales de que algo anda mal en sus vidas.
Que estos acontecimientos nos ayuden a ser más conscientes de la labor que todos tenemos...
Sé que todo esto pasará porque tengo una Fe inquebrantable y fomento diariamente en mi la actitud positiva. Pero sé también que todos tenemos que pregonar ahora más que nunca con el ejemplo para fomentar una cultura basada en el amor que todos merecemos. Me uno a las voces de miles de mexicanos que amamos la paz.
Dr. César Lozano
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