Ser funcionarios públicos no los
pone por encima de la ley

Juan Antonio Estrada Soto.

Con el regreso del PRI al gobierno federal se empiezan a desatar demonios que no tienen por qué aparecer, ya que ser funcionario público no les da más poder que cualquier ciudadano como usted o como yo.

La función primordial del servidor público de cualquiera de los órdenes de gobierno, ya sea federal, estatal o municipal, los obliga a que cuiden las formas de su actuar tanto en la vida pública como en la privada ya que por su misma condición los pone tanto a ellos como a sus familias en la mira tanto de los medios de comunicación como de los ciudadanos.

A raíz de los últimos acontecimientos, uno muy cercanos a nuestra comunidad como lo fue que un menor de edad chocó en estado de ebriedad su camioneta contra un taxi y en el percance murieron tres menores y la madre de ellos, deshaciendo una familia y dejando un profundo dolor tanto al esposo y padre como a sus demás familiares, pero lo más negativo de este asunto de por si penoso, es que valiéndose de las influencias de su familia, tanto las autoridades encargadas de los accidentes viales de Ramos Arizpe, como el personal médico de un hospital muy famoso en nuestra ciudad, no hicieron lo que correspondía por ley como lo era el certificar que este muchacho estaba en completo estado de ebriedad, para que respondiera por las muertes causadas y pagara con los deudos y con la sociedad por su acto irresponsable, teniendo como desenlace que la impunidad apareciera en todo su esplendor ya que esta persona no nada más se encuentra libre, sino que tal parece que por estas fallas su delito no tendrá las consecuencia que se establecen en la ley y esto ha causado tal indignación en la sociedad tanto de Ramos Arizpe como de Saltillo, que se han convocado a marchas en apoyo de la familia afectada y los gobernantes en lugar de hacer cumplir la ley han dicho que no se van a permitir venganzas, esto lo dijo Rubén Moreira, gobernador del Estado, cuando se le cuestionó el por qué la Procuraduría de Justicia no actuaba y llevaba a la persona responsable ante la autoridad competente. Haga usted el favor, por estas declaraciones la ciudadanía se desencanta de sus autoridades y se fomenta la impunidad de quien tiene o poder del dinero o poder gubernamental, la ley debe de ser pareja para todos tengan dinero o poder o no.

El otro asunto es el caso conocido como la lady de Profeco, por las informaciones aparecidas en las redes sociales y después en los medios de comunicación, en relación a que la hija de Humberto Benítez Treviño, a la sazón Procurador Federal del Consumidor, mandó clausurar un restaurant del DF porque no le dieron la mesa que solicitaba, dando por consecuencia que inmediatamente el personal de verificación de la dependencia acudiera al lugar a poner sellos de clausura, por el berrinche y la prepotencia de una muchacha que se cree todo poderosa porque su padre es el funcionario de mayor rango de esta dependencia federal.

Lo que esta muchacha no dimensionó es el tamaño del escándalo que causó con su actitud reprobable, ya que puso en la mira a su progenitor y hoy por este hecho se encuentra en una situación comprometida que puede tener la consecuencia de que lo despidan de manera vergonzosa del gobierno de la república.

Funcionarios públicos, tomen nota de estos casos y valoren en lo que vale su actuación y la de su familia, las leyes son de aplicación general y no nada más para ustedes, los actos de altanería y prepotencia en los que incurran ustedes y sus familiares serán juzgadas por la sociedad con la misma severidad con la que se han visto estos dos casos.

El servicio público es eso en esencia, servir, no servirse de su puesto en el gobierno, ¿no cree usted?