¿Otro fraude a Torreón?


Empresa japonesa donó 1.5 millones de dólares para estudios del Centro Histórico de Torreón. *¿Dónde está el millón y medio de dólares y dónde el estudio? Y ya se piensa dilapidar 40 millones en la Av. Morelos.

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

En Torreón existen puntos muertos o ciegos en el laberinto de nuestro acontecer cotidiano, y de uno de esos puntos ciegos, se trata este escrito: Me refiero a la donación de un millón y medio de dólares que una empresa japonesa donó a nuestra ciudad con el fin de hacer un estudio factible de mejorar las condiciones del Centro Histórico.

Hay varias preguntas que debemos hacernos… ¿Dónde está el millón y medio de dólares y dónde el estudio?... ¿Quiénes lo solicitaron y quiénes lo recibieron?... ¿por qué y para qué el presidente Olmos a través del director del Centro Histórico tiene tanta prisa por dilapidar 40 millones de pesos en embellecer la avenida Morelos, cuando todo el Centro Histórico es un desastre?

Las respuestas a estas preguntas jamás las dará Eduardo Olmos. Supongo, primero, que el millón y medio de dólares ya lo desviaron a algunas haciendas particulares; luego, los cuarenta millones que están a punto de dilapidar, creo firmemente que de ellos, más de la mitad se la embolsarán los vivillos que no faltan en la administración municipal.

Respecto al estudio sobre el proyecto de la avenida Morelos, sería deseable que se hiciese público y que el dinero que se empleará sea monitoriado por personas decentes y honestas; en lo inherente a quien solicitó a la empresa japonesa la donación del 1.5 millones de dólares, y dónde o quién tiene este dinero, es urgente que se transparente para evitar otro fraude al erario como el que se perpetró en la compra de terrenos y fincas para construir la Plaza Mayor, porque se pagaron -según libros falseados- a 15 mil pesos en promedio el metro cuadrado cuando su costo real apenas llega a los 3 mil pesos.

En cuanto a los 40 millones del erario que están a punto de repartirse unos cuantos, con el sabido perjuicio hacia la sociedad, valdría la pena que se dejen de hacer obras que como todas, quedan a medias pero en las que más de la mitad, el dinero, lo desaparecen, o cambia de dueño, por decir lo menos.

La cuestión más importante es que Rubén Moreira y el alcalde -según parece- están acostumbrados a hacer lo que se les pega en gana, apostando a que la sociedad es pusilánime y no protesta ni reclama, o, a que todo lo que hacen, dicen y declaran en sus discursos ante los medios y en las concentraciones acarreadas, alcanza al 96% de la población, una mayoría que no tiene acceso a medios de protesta porque ocupa su tiempo en paliar la pobreza o el hambre. O ¿usted qué opina apreciable lector?