Indulto y amnistía; columnas para la paz social
Para los perseguidos y asediados por
causa de la justicia, hoy envilecida.
“Eso era para graduarse de hombres, dijo. Y el que no se sintiera capaz debía dejar la lucha en ese
mismo momento, pero los que se quedaron, sabían que su amor y admiración por el comandante se
hacía más y más grande. Y se comprometieron a vencer o morir”.
Ernesto Sábato
De pronto el sistema político mexicano aquejado por sus viejos males y falto de comprensión de su real fenomenología, que es la existencia de un estado de guerra manifiesto, se ha centrado en lograr las llamadas reformas sociales, sacrificando hasta lo indecible ´para lograrlas, sobre todo la energética, que le garantiza la venia de Wall Street y del sionismo internacional.
Fernando Ramírez López.
Como fugaz rayo de luz concede, Peña Nieto en sus escasas acciones de política social el indulto, a un maestro tzotzil por una supuesta participación en el asesinato de siete policías en el año 2000, hecho sucedido en la carretera Simojovel-El Bosque, cerca de la comunidad Las Limas en Chiapas; reiterando el gobierno su decisión de fortalecer la justicia, teniendo como lejano antecedente, cuando en los años 70, el entonces presidente Adolfo López Mateos, concedió el perdón al pintor David Alfaro Siqueiros por el delito de disolución social, en su fracasado intento de asesinar al refugiado político León Trosky, gigante de la revolución rusa y perseguido político de uno de los asesinos más torvos de la historia humana, José Stalin.
Los asesores presidenciales en el momento actual, no tienen la capacidad de análisis y estudio, además de la sensibilidad social, para entender el momento que vivimos. Como tecnócratas luchan por obtener más dinero a costa de lo que sea, ignorando que el verdadero problema de este país, se encuentra sustancialmente en construir una paz social sólida.
Ellos no saben que al lograr la estabilidad, lo demás se les dará por añadidura; por eso insisten en seguir matando y combatiendo a la guerrilla y al narcotráfico con armas, ignorando que la capacitación se puede lograr con acuerdos políticos.
Fernando Savater expresa: A quien diga que sin terror y violencia nada ha logrado, pídasele que muestre una sola ocasión en que el terror y la violencia, hayan producido otra cosa que un estado con todas sus lacras definitorias, un solo caso en que el terror y la violencia hayan exterminado eficazmente violencia y terror.
Ya llegó el momento de llamar a los que saben, los cual significa manejar y controlar el poder, a aquellos políticos que en la teoría y en la práctica han hecho de su acerbo, las enseñanzas publicadas en El Príncipe por Nicolás Maquiavelo.
El suelo nacional completo está cubierto de sangre, impunidad y corrupción, es el tiempo de la política y de los consensos; tranquilizar a ciudadanos, empresarios, intelectuales, periodistas, feligreses, campesinos, obreros y a los desempleados que al igual que a la prostitución y las adicciones son el móvil de una sociedad enferma. Se admite el encuentro de los contrarios.
Para esto se requieren medidas de largo alcance como la amnistía la cual significa; el perdón otorgado por ley especial que quita el carácter delictuoso a determinadas infracciones, es una medida colectiva que se aplica a todos los que han sido condenados, procesados o posibles de ser procesados, por un mismo crimen o delito, y que hace cesar para ellos la aplicación de las condenas pronunciadas; los procesos iniciados o la facultad de iniciarlos (extinción de la acción y de la pena). Sin embargo la amnistía no borra las consecuencias civiles de la infracción: las acciones por daños y perjuicios subsisten. Las amnistías son generales o parciales.
La amnistía difiere del perdón o indulto en que a este lo acuerda el jefe de estado y se aplica solo a la pena, sin borrar el carácter delictuoso de la acción. La amnistía por el contrario destruye la delictuosidad misma, se dispone por ley, y hace desaparecer la acción del prontuario, esta, en consecuencia, no se tomará en cuenta para la reincidencia. El amnistiado recobra la plenitud de los derechos civiles y políticos.
¿Hacia dónde queremos conducir el análisis?. Hacia la construcción de una nueva sociedad, donde el gobierno que ahora aterra a través de sus órganos represores como los son: ejército, armada, fuerza aérea, policía federal, PGR, así como los gobiernos estatales; redireccionen su actitud y como después de la batalla, se concentre en una tregua de paz y amnistía, con jornadas de pacificación, estamos listos para iniciar ese momento de lucidez moral,
Es en ese sentido que se forjará la armonía nacional, que evite los atentados imprevisibles y que nos lleve a un nuevo estado de cosas en bien del país, participando los responsables de la ley y los grupos fuera de la misma.
Esto no es la posible aplicación de un modelo socialista o capitalista, es la talla de un nuevo Estado Mexicano, que al darles la oportunidad a los grupos en conflicto de la libertad; seres ahora perseguidos o encarcelados, nos ayuden a diseñar un nuevo edificio social donde todos tengamos lugar e importancia.
Esto lo expresamos, porque de proseguir en la actual situación, nada nuevo, ni diferente se avizora en el futuro inmediato, que no sea el aniquilamiento y el caos de nuestra sociedad.
No sea que nos sorprenda un amanecer lleno de oscuridad, el misterio central de la política mexicana durante muchos años, incluso en el predominio del liberalismo se explicó por qué coincidió con el nacionalismo, supo ofrecer remedios prácticos y una cuestión íntimamente relacionada con el escenario en el que se desempeñaron.
El liberalismo concebía la sociedad como una confluencia de individuos, cada uno empeñado en la satisfacción de sus intereses; una confederación de propietarios. El republicanismo clásico en cambio, sostenía que los hombres solo podían realizarse como tales a través de la acción política, llevada a cabo por ciudadanos de una república libre.
En el Siglo XVIII Rousseau argüía que tan solo con una república libre, podía el hombre disfrutar de una libertad e igualdad verdaderas y realizar su potencial como ser social.
La gran revolución reformista logró consolidar los conceptos de independencia y patria, república y reforma, los cuales han sido una sola cosa desde entonces.
No fue sino hasta la revolución que intelectuales como Andrés Molina Enríquez, Manuel Gamio y José Vasconcelos conscientes del abismo que separaba a la patria liberal del grueso del pueblo; recurrieron al concepto de nación mexicana e idearon toda una gama de teorías nacionalistas.
¿Está vigente el nacionalismo?. Esta es la respuesta que nos debemos dar con la homologación de un país seguro y próspero para todos. Pero esto no será posible mientras que las categorías, economía y política, prosigan distantes.
Llegó el momento de la política y de los acuerdos colectivos, de la negociación y de los arreglos, más allá de diputados federales y senadores, con la participación en pleno de la sociedad mexicana. No permitamos que la disputa por la nación nos lleve a un fracaso colectivo; démonos la oportunidad de arreglar nuestros diferendos; más allá de intereses grupusculares y que las instituciones y el marco legal establecido sirva para regular el nuevo orden social, para bien de la república y de los que en ella vivimos. |