La paja en el ojo ajeno
José Epifanio Salazar Chaires.
De maestros a “maestros.- Qué responsabilidad es la de ser MAESTRO, así con mayúsculas. Existen maestros de carrera y maestros que no obstante carecer de métodos pedagógicos se actualizan en lo que a su materia se refiere. Pero también existen aquellos que “enseñan” encargando trabajos a sus alumnos para “evaluar” su desempeño; otros lo hacen con la “tablet” en sus manos, confiando en que los resultados de la consulta que puedan obtener serán suficientes para que el alumno aprenda… ¡qué fácil es encargar consultas a través de las que el alumno se limita a buscar en internet! En muchas ocasiones la osadía de entregar la página completa de internet al maestro, tiene como resultado una calificación aprobatoria. ¿A qué se debe esto? A que por flojera, el alumno busca en la red y encuentra los datos que necesita para el trabajo, y lo imprime todo, incluyendo la dirección electrónica de la fuente de información. Obviamente, el maestro flojo se limita a recibir lo que el alumno le entrega para su evaluación, y simplemente lo “palomea”, sin revisarlo... Así se las gastan esos “maestros”, esos son los procedimientos de muchos “catedráticos universitarios”.
Los maestros que no estudiaron su carrera en las escuelas Normales: licenciados, ingenieros, arquitectos, etc., tienen la opción de acceder a las Universidades como catedráticos, siempre y cuando su perfil coincida con los planes y programas de estudios y estén dispuestos a capacitarse y actualizar sus métodos pedagógicos mediante cursos especializados, cuya aplicación en el proceso enseñanzaaprendizaje sea óptimo para los estudiantes y éstos egresen preparados.
Uno de los fines de la Universidad Autóno-ma de Coahuila en su declaración de principios, establece la enseñanza universitaria como la base de su existencia. Y cualquier interés ajeno a esto, aunque no deja de presentarse continuamente en el seno universitario, sólo entorpece la labor formativa y educativa de la comunidad.
Lamentablemente estos casos de entorpe- cimiento en las labores de la Universidad, son motivados por grupúsculos que lejos de perseguir el mejoramiento del trabajo educativo, sólo siguen intereses personales. Cuando se hace presión para detener el estado de cosas, cuando un grupo de maestros inconformes con la situación manifiestan su descontento a través de movimientos como la toma de escuelas, ya es necesario realizar un análisis de los motivos que les orillaron a tal actitud.
En mi época de estudiante, -y esto va a traer remembranzas para mi amigo José Guadalupe Robledo -, no solamente se “tomaban” edificios escolares; también se retenían autobuses urbanos para protestar por los aumentos, el mal servicio de las unidades, el maltrato a los estudiantes a quienes no se respetaba la cuota preferencial, o para que la autoridad competente volteara la vista hacia la gente que se ocupaba de dar a conocer el problema y generar la solución.
Tal vez Robledo recuerde también la “toma” de las radiodifusoras locales, allá por la década de los setentas cuando se gestaba la incipiente Autonomía de nuestra Universidad de Coahuila. Estudiantes comprometidos con la Casa de Estudios, con su comunidad y con la sociedad, lanzaron sus mensajes al aire desde varias estaciones. Recuerdo a Robledo en la X.E.D.E. y al compañero Félix Durán, (Q.E.P.D.) en la X.E.K.S. La toma fue pacífica y duró unas cuantas horas, antes de que los muchachos fueran acusados de atentado contra las comunicaciones.
Pero bueno, finalmente, y con una solución a medias, la Preparatoria “Narváez”, turno matutino, reanudó sus labores. Ojalá que la solución definitiva no tarde, la normalidad en las labores educativas regrese y los maestros y alumnos verdaderamente preocupados por sacar del bache profundo, de varios años, a esta noble Institución, logren su objetivo.
Aquellos estudiantes de los cincuentas, sesentas y setentas, seguramente recuerdan a MAESTROS como el mismo DR. NARVÁEZ, quien dirigió la Preparatoria Nocturna por casi 14 años, y que por su iniciativa, nacieron escuelas profesionales nocturnas, como Arquitectura, Ingeniería Civil, Economía, etc., y cuyo nombre lleva la Escuela desde 1973.
Particularmente, recuerdo al Lic. Arturo Ruiz Higueras, cuya clase de Literatura Mexicana e Hispanoamericana, tendía hacia la lectura de comprensión y análisis de textos.¿ Quien de aquellos que fueron sus alumnos ha olvidado “El idilio salvaje”, de Manuel José Othón? Yo era el encargado de ir al estanquillo de don Mundo a comprarle un rollo de pastillas “Usher” de menta inglesa y un refresco sabor naranja. Me daba un billete de cinco pesos y me regalaba la feria, algo así como tres pesos cincuenta centavos. En ese entonces, mi puesto de trabajo era el de Conserje. Hablo del año 1967.
Muchos otros maestros dejaron huella profunda en quien esto escribe, como el Profr. y Lic. Raymundo Gloria Ruiz, el Profr. Evaristo Herrera, la Profesora Candelaria Valdés Valdés, el Profr. Guillermo Meléndez Mata, el Q.F.B. Saúl Meneses Stama -eterno enamorado, platónicamente, de la señorita Maltos de Tercero A-, Fermín Sánchez de los Santos y su Álgebra, José Antonio Valdés Bazaldúa con su materia de Física, Xicoténcatl Riojas y su Historia de México, las maestras Julia Martínez Martínez, Dorotea de la Fuente, Santiaga Gómez, Minerva Martínez Tristán, Isabel Duenweg de González, Profr. Ricardo González con sus clases tipo conferencia, el Lic. Gilberto Cortés de la Fuente y su hermano Armando, el “Arqui” Ariel Maldonado González y su señora madre, la maestra Guadalupe González Ortiz, y muchísimos otros que en este momento escapan a la memoria, pero que oportunamente hablaré de ellos en estas páginas. Otra vez la emoción me ganó y no hablé de los gazapos de los comunicadores. Pero ya habrá tiempo. Mientras tanto, pórtense mucho y cuídense bien, como dice mi amigo, el Dr. Jesús Ángel Padilla.
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