Polémica en torno a ELLA
José María Mena Rentería.
Polémica, desde el momento de surgir, genera en esta región, el tema de un propósito de antaño: crear el Estado de La Laguna, (ELLA), con diez municipios, parte de los estados de Coahuila y Durango. Para unos, se trata del tendido de una “cortina de humo” a fin de ocultar el continuado y marcado desapego que para la Comarca Lagunera han extendido sucesivos inquilinos de los despachos principales de los palacios Rosa, y de Zambrano.
El retraso que al paso de los años ha vulnerado al área metropolitana de La Laguna, a su población, y al área periférica regional, es el “botón de muestra” adelantado por los pretensos de la creación de lo que sería el estado número treinta y tres. Para ése y otros argumentos, ¿habrá razón? Dedúzcalo usted amable lector mientras a colación mencionar cabe, en términos de urbanística y desarrollo, lo acontecido en las ciudades de Saltillo y de Durango.
En la inicialmente mencionada, hasta antes de sobrevenir el régimen estatal encabezado por el gobernador Oscar Flores Tapia, (f). Saltillo no era la ciudad que es hoy en día; creciente, pujante, dotada de todos los servicios. Igualmente la ciudad de Durango. Ambas, hasta aquel ayer, bucólicas capitales de sus respectivos estados. Otra, es en el presente, su realidad; positiva en todos los órdenes mientras… rezago, carencia de desarrollo y decrecimiento de sus actividades productivas y económicas flagelan a lo laguneros en Torreón, Gómez Palacio, Ciudad Lerdo y demás poblaciones comarcanas.
Todo eso, a “ojo de buen cubero”. Sin mencionar el trato “distintivo” por parte de ejecutivos estatales cuya política de “desarrollo” ha sido favorecer la instalación fabril, industrial y comercial en Saltillo y Durango o su entorno. No así en La Laguna, región que desde al menos las últimas tres décadas permanece ayuna de los aportes que generen desarrollo y empleo.
¿Estado de La Laguna? Sí. Lo primero es propiciar su creación, independientemente de los criterios al respecto. Alcanzada vendría posteriormente -entre los laguneros- poner cartas sobre la mesa, tanto como fuese necesario… ¿O no, amable lector?
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