ELLA y la utopía, la realidad,
la rebeldía y el absurdo
Temerarias son
las ilusiones que
nos arrastran.
Eurípides
“En este país de desigualdades, en donde la miseria campea por doquier, en donde el hambre
no es mayor que los dispendios y desperdicios, donde la pepena en la basura alimenta
a los desarrapados…”
Jesús M. Moreno Mejía.
Así comienza el primero de cinco artículos de Héctor Cepeda sobre el tema ELLA (cuyas siglas corresponde al proyecto Estado La Laguna), mediante los cuales trata de analizar una idea que se nos antoja utópica, poco realista (en las circunstancias actuales), producto de una lógica rebeldía, pero absurda si se toma en cuenta que hay otros caminos menos complicados.
“En este país de contrastes inauditos por la injusticia y la impunidad –dice Cepeda Guerra—está tratando de nacer ELLA como una utopía, en la que yo, de entendimiento y sentimiento, percibo como factible sólo a través de la autocrítica, pues, de hecho, la utopía nace de la crítica (en un) lugar existente, para lograr uno inexistente, idealmente perfecto, o por lo menos deseable por el bien de todos”.
Cierto, el lugar existe y se llama Comarca o Región Lagunera, con una serie de situaciones adversas que, por lo regular, achacamos a las autoridades de los tres niveles de gobierno, pero particularmente al gobierno estatal, con o sin razón, pero nunca aceptando que quienes aquí vivimos hemos contribuido para estar sufriendo desventuras.
La autocrítica es el mejor timón que el hombre puede tener para conducir sus acciones, pero de un tiempo a la fecha la gente actúa buscando sólo su propio beneficio, y lo mismo sucede con los gobernantes que con los gobernados, amén de que vivimos en un mundo consumista que nos envuelve y nos vuelve egocéntricos, defendiendo lo que a cada quien nos corresponde, y si algo anda mal lo achacamos a otros.
El sociólogo Richard Sennet señalaba lo siguiente: “El capitalismo (sistema económico predominante de la época contemporánea) corroe aquellos aspectos de la personalidad que une a las personas entre sí, y esa situación se ha hecho hostil a la vida humana, y a la fragilización de las relaciones sociales, llevándonos a pensar al común de los hombres a un ‘sálvese quien pueda’ en lugar de dedicarnos a la búsqueda de soluciones a problemas colectivos”.
Sobre el particular, Cepeda Guerra advierte: “Es indispensable una aceptación social totalmente alejada de la moderna mercadotecnia publicitaria, que hace de los políticos un vulgar producto vendible como un simple desodorante o un destapa caños; da igual, es un objeto cualquier político moderno que esconde detrás de sí a un sujeto deshonesto en la mayoría de los casos” y a eso bien cabría añadir: ... y la mayoría de la gente, aunque no sea un miembro de cualquier partido político.
Porque ahora resulta que el proyecto ELLA es utilizado o está pretendiendo ser usado, por cualquiera que pretende sacar de ello un provecho personal o de grupo (organizaciones y personajes empresariales, creadores de un nuevo partido político, y gente encubierta a favor de una agrupación ilícita).
La Comarca Lagunera, Región Laguna o simplemente La Laguna, nació como un área pródiga en riquezas naturales, por la presencia de dos ríos que en otras épocas derramaban sus aguas limosas en sendas lagunas (Mayrán y Viesca), permitiendo que cualquier cultivo fuera exitoso.
Con el tendido de los rieles del ferrocarril, a finales del siglo XIX, la Región Lagunera fue un emporio agrícola y comercial, sobre todo por la cosecha del Oro Blanco (el algodón) que en cantidad y calidad competía con las mejores fibras de otros lugares, tanto del país como del extranjero.
Esa fue la feliz realidad de La Laguna en la primera mitad del siglo XX, y que desgraciadamente despertó la envidia de muchos, que no tardaron en hacer hasta lo imposible para detener su ascenso económico y social, pero también hubo el intento, y logro, de obtener ventajas de su riqueza (desde el punto de vista fiscal, por ejemplo).
Fue entonces que nació la rebeldía de quienes veían que La Laguna entraba en una etapa de decadencia, sin que hubiera quien luchara por la reivindicación de lo nuestro, naciendo la idea de crear un nuevo estado federativo, que en más de un par de ocasiones se hizo el intento de que floreciera, pero sin éxito.
En uno y en otro fracaso de esa idea, contribuyeron lo mismo autoridades de los tres niveles de gobierno, que no pocas personas que prefirieron sumarse en contra del proyecto, por así convenir a sus intereses particulares o de grupo.
Recientemente vuelve a surgir la idea de crear el estado 33, ahora con la identificación de las siglas ELLA, pero en condiciones poco propicias y sobre todo sin tener una conciencia clara de lo que ello implica, pues como señala un refrán popular “no es nomás enchílame otra”, ya que no existe la cultura de la solidaridad en torno a un proyecto limpio de cualquier compromiso.
Ahondando sobre esto último, podemos poner como ejemplo lo que dijo Porfirio Díaz al ser entrevistado en sus últimos años como Presidente: “México no está preparado para la democracia”, y a pesar de que se impusieron los ideales de la Revolución Mexicana, nuestra nación sigue sin estar viviendo en democracia.
¿Para qué queremos un nuevo estado federativo si no sabemos en realidad para qué lo queremos?
Incluso ya se está riñendo ahora, sin que exista todavía el nuevo estado, el lugar donde deberá residir la capital de La Laguna, pues algunos opinan que en Torreón, mientras que otros señalan que en Lerdo o en San Pedro, e incluso hubo quien me preguntaba dónde se ubicaba el lugar donde se unen los municipios de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, pues es en ese sitio donde debería ubicarse el Palacio de Gobierno.
El propio Cepeda Guerra señala en uno de sus artículos: “… lo que falta es unidad, pues hay diferencia entre los que están en contra y a favor de manera natural, y los que a favor están ya se enfrascaron en debates públicos que debilitan ¿Será posible presionar el centro de los estados (capitales de Coahuila y Durango) y de la federación con actos de rebeldía masiva, si no tenemos unidad de idea y de pensamiento, ni de pensamiento por ELLA?”
Y poco más adelante indica: “¿Habrá quién lidere con honestidad estos movimientos, sin que sean los comprometidos con los grandes empresarios que secaron la región? Yo pienso que no, pues no tenemos líderes que vayan más allá del protagonismo y que estén dispuestos al sacrificio como consecuencia de su rebeldía; yo veo a las empresas que más daño han hecho al sumarse a esta campaña…”
Finalmente, Héctor Cepeda defiende la idea de ELLA, pero al igual que el que esto escribe tiene, o tenemos, una serie de consideraciones que no le vemos un fin inmediato.
“Sé que es un sueño guajiro -afirma Cepeda Guerra-, pero en una entidad virgen como ELLA estos sueños son casi prohibidos, todos lo apetecen”, pero nuevamente se pregunta quien esto escribe: ¿Por qué no alentar los programas metropolitanos federales? que están ya establecidos para los tres municipios conurbados de La Laguna y que ahora todos olvidan, tal vez por razones políticas, pues deberíamos ser realistas en lugar de soñar, como han soñado quienes viven en la Huasteca, los que también aspiran a ser una entidad federativa, pero al final de cuenta siguen viviendo con los pies sobre la tierra y en franco desarrollo de su región.
¡Hasta la próxima!
P.D. El Lic. Héctor Cepeda Guerra es colaborador del periódico capitalino Reforma, mediante su columna “Renacimiento”, fue creador del Instituto Superior de Ciencia y Tecnología, A.C. (ISYTAC), hace 40 años y que posteriormente fue transformado en lo que es hoy Universidad La Salle Laguna (ULSA).
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