Insurgentes en el exilio

Fernando Ramírez López

Durante el Siglo XIX debido entre otras cosas a nuestra enorme extensión territorial nos caracterizamos por ser muy vulnerables; es por esto que en 1821 la Capitanía General de Yucatán se adhirió a México y en 1822 la de Guatemala integrada por Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica declararon su independencia; reincorporándose Chiapas posteriormente al pacto federal.

En el caso de los Estados Unidos y su política expansionista nos llevaron a que el 2 de febrero de 1848 se firmara el tratado de paz, amistad y límites; se le llaman Tratados de Guadalupe Hidalgo por haber sido firmados en la sacristía de la basílica de la Villa de Guadalupe, Hidalgo. Mediante estos tratados, México cedió Texas hasta el Río Bravo y los territorios de Alta California y Nuevo México, casi dos millones de kilómetros cuadrados; en 1853 se concertó un nuevo tratado mediante el cual los americanos adquirieron el territorio de La Mesilla.

Es por esto que Héctor Aguilar Camín en su texto “La Invención de México” expresa: como forma política y territorial la Nación Mexicana es la resultante de dos guerras, hijas las dos de su fragilidad independiente. Primero, la guerra perdida con Estados Unidos en 1847 – 1848 que define la frontera norte del país. Segundo, la guerra ganada de 1863 – 1867 contera el imperio de Maximiliano, que define la forma política republicana para la nueva nación.

Al paso de casi 200 años se ha configurado en el interior del mexicano un sentido de trato desigual de la nación norteamericana contra nosotros, de ahí la admiración por Francisco Villa entre otras cosas por su invasión momentánea a Columbus.

Es como si dentro de nuestro ser estuviese enterrado un espejo que no da luz, pero que lastima por sus filos. En ese paso del tiempo hacia 1996, se dio una lucha que finalmente tuvo éxito, la cual consistió en el reconocimiento de la doble nacionalidad y la admisión del voto mexicano en el extranjero. En el proceso participamos al lado del ex diputado federal y senador por el PRD en Zacatecas José Narro Céspedes y el ex cónsul mexicano en Los Ángeles José Ángel Pescador Osuna.

Es evidente que la madre violada por los españoles en 1521 y el cercenamiento de los territorios norteños, lo que ha provocado que estudiosos de la antropología del mexicano como Samuel Ramos y Octavio Paz, hayan tratado de interpretar nuestra compleja personalidad. Rencoroso, silente, utiliza el doble lenguaje y todo lo que suene a “gringo” lo rechaza casi de manera inmediata.

Gran parte de las leyes norteamericanas han sido injustas para nuestro país, como es el caso de la Ley Simpson – Rodino y la Ley de Inmigración que establecieron penas diversas a los patrones que contraten a trabajadores ilegales en los Estados Unidos, más la barda construida para evitar la entrada de inmigrantes, que se ha construido a lo largo de más de tres mil kilómetros de frontera con México. La población ilegal sumada a la legalizada debe estar por unos cinco millones de mexicanos que viven en esa nación, que en el caso de los migrantes son en su gran mayoría casos de exiliados económicos por la difícil situación que se vive actualmente en nuestro país. Si adicionalmente consideramos que los Estados Unidos cuentan con millones de adictos, el consumo de droga le da al narcotráfico la calidad de operación de un mercado con una alta demanda de estupefacientes.

La firma del TLC en 1994 y la desigualdad en la relación político económica con el mercado norteamericano, al cual destinamos más del ochenta por ciento de nuestra producción y recibimos anualmente más de veinte mil millones de dólares por concepto de remesas de paisanos en ese país, ha hecho indisolubles las relaciones entre ambas naciones.

Todo esto, conflictuado por las reformas energética, educativa y económica en 2013, ha provocado manifestaciones de rechazo no solamente hacia el interior de México, sino también de insurgentes mexicanos radicados en los Estados Unidos, como es el caso del grupo que entregó el 23 de marzo de este año al vicecónsul en Dallas, un pronunciamiento contra los malos manejos de los recursos petroleros y la propia Reforma Energética, según nos ha comentado David Miranda que es uno de los múltiples miembros que lo hicieron, también le entregaron una propuesta de “Reforma Migratoria” al congresista federal Marc Veasey del distrito 33 en Texas, hecho que sucedió en la ciudad de Washington, expresando en la misma que debe ser justa e incluyente.

Si a los grupos de mexicanos en los Estados Unidos, sumamos a los migrantes latinos de otras nacionalidades podemos concluir la importancia que tienen como universo electoral, el cual es cada vez mayor tanto en Estados Unidos como en sus respectivos países. Es motivante que ante la adversidad económica y la creciente ola delictiva, todavía existen grupos de hombres y mujeres que hacen un espacio en sus alforjas para guardar la esperanza de mejores días, los que en la lucha colectiva seguros estamos que pronto llegarán, allá en los Estados Unidos como en este suelo patrio hoy afligido por tantos
problemas.


licfernandora@hotmail.com