La justicia en Saltillo
Apolinar Rodríguez Rocha.
Mis lectores: he de comentar la forma déspota con que los tres Poderes del Estado de Coahuila han tratado la administración de justicia en Saltillo, Coahuila, basta visitar el edificio del Poder Judicial del Estado de Coahuila, aquel inaugurado hace casi década y media por don Ramiro Flores Arizpe, entonces Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado y don Enrique Martínez y Martínez, Gobernador del Estado de Coahuila. La inauguración con pompas y brindis, fue denostada por los abogados de la ciudad, la denuncia no se hizo esperar el edifio se construía sobre el lecho de un arroyo.
Traigo esto al tema dado que la Justicia en Coahuila desde entonces a la fecha se ha impartido en Coahuila de una forma lastimera y en Saltillo, en específico, materialmente desde el arroyo.
El edificio del centro de justicia de Saltillo, a pesar de los reclamos se construyó e inauguró con gran inversión pública, difícil de superar; se presumía tal inversión que sonaba a mofa, toda vez que se asignó un precio exorbitante al suelo, cosa extraña ya que como digo se trataba del lecho del arroyo de propiedad federal.
Debemos presumir que tenemos un antecedente remoto en ese acontecer de la historia sobre la justicia hídrica, por aquello de la impunidad en tapar los arroyos en Coahuila desde entonces.
La cosa no queda ahí, por supuesto, la naturaleza cobró la factura donde se hundió el estacionamiento tragándose el carro de un muy estimado licenciado.
Caro empezó a cobrar la factura, el edificio comenzó a tener cuarteaduras a partir, estimo, del segundo año de su construcción.
Las condiciones actuales son peligrosas, tal vez Protección Civil debería hacer un estudio al respecto para garantizar la seguridad física del personal del Poder Judicial, y obviamente de los justiciables ciudadanos, y abogados litigantes.
En fin, el edificio ha resistido incluso estallidos de granadas que todavía se observan en su fachada, extrañamente no reparadas tal vez para recuerdo memorable a la vista ciudadana, sus muros cuentan con agujeros bien elaborados de balas disparadas en refriegas del Periférico durante la pasada administración gubernamental.
Finalmente es de agradecer a Dios que se haya portado compasivo con el edificio y sus usuarios, a la fecha permanece en pie, mas no garantiza ni la seguridad física de sus usuarios, ni de sus empleados, las fracturas de sus muros ya superan los diez centímetros de separación (no de largo), el largo alcanza ya la totalidad de la construcción, por la puerta sur, se observan los parches en el muro de la puerta Oriente, la puerta norte corre la misma suerte.
Los nidos de murciélago en los ductos de aire acondicionado han vuelto a los empleados adictos, y a otros a redundando en alergias al guano por falta de limpieza y presupuesto.
Sobre advertencia no hay engaño, por este medio, recuerdo la responsabilidad de los funcionarios, la seguridad de usuarios del sistema de justicia de Saltillo y la dignidad de la misma.
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