El futuro nos alcanzó
Fidencio Treviño Maldonado.
Desde hace muchos y bastantes años la clase política, los adivinadores del sistema y los que se dedican a lavarnos la mente nos han dicho y repetido que los niños son el futuro del país.
Hace 15 años los niños, adolescentes y jóvenes de la calle fueron el futuro del país, lo dijo Ernesto Zedillo, lo reafirmó el ex Presidente Vicente Fox. Con Felipe Calderón estos niños y jóvenes, el futuro del país, se convirtieron en cifras de caídos en la guerra del narco, los reyes del secuestro, los príncipes de la extorsión y ahora el actual Presidente, Enrique Peña Nieto, en su circunloquio deletrea el mismo guión ¿Acaso ese es el futuro de esta generación? o el porvenir consiste en parir millones de pobres por parejas de jóvenes que hace 18 años fueron para un Presidente de México el promisorio futuro de la república.
No se ve por donde el futuro del país sea generoso con los niños, adolescentes, jóvenes y ciudadanos comunes que a estas horas habitan esta suave patria, como la llamó el inconmensurable Ramón López Velarde, que a la fecha parece ser la herencia perversa del país, ya que por décadas a quedado demostrado, el testamento obeso sólo está destinado para los políticos, futuro generoso para sus generaciones o cachorros, para los dueños de los monopolios que mandan y que juegan con el pueblo lanzando la pirinola y siempre con el “toma todo”.
Hace más menos de 80 años el futuro de los campesinos fue la tierra repartida, de jornaleros del campo pasaron a ser los dueños, el destino y el uso que los políticos les dieron a los campesinos, que sólo producían votos y no vivían de lo que producían, sino de lo que el banco les proveía; eso y parchar el artículo 27 de la Constitución se encargó de decirles otra cosa a los ejidatarios.
También PEMEX fue la promesa del bienestar del país y se convirtió en el pastel de la discordia y botín de los de la Casta Divina, después la república se ilumina con la expropiación de la CFE, una empresa de los mexicanos para robar a los mexicanos, otro oscuro futuro para millones de habitantes que de esta empresa nacional aun no ven un foco prendido en su jacal, hombres celosos de esta empresa que cobran hasta la luz del sol, mientras ellos pueden iluminar un estadio sin pagar un centavo por el uso.
En 1962 el entonces Presidente Adolfo López Mateos, aquel jefe del país que le preguntaba a su secretaria que qué le tocaba: Viaje o vieja, y pronosticó entre otras cosas, algo que resumió la pobreza de una manera muy directa: La revolución -dijo- hizo a los ricos pobres, los pobres se volvieron pendejos, los pendejos nos gobiernan y ahora los pobres siguen siendo unos pendejos.
No hay salida o luz en el oscuro túnel en que estamos metidos, es más ni siquiera hay túnel, es un gris pantano, entre reformas, votaciones cada año, comisiones, delegaciones, sub secretarías y otras chupadoras del presupuesto, vemos actuaciones peliculisquecas para detener a uno o dos jefes de los capos que a la cuenta suman cientos.
Diferir y soslayar el futuro es para la casta divina un discurso retórico y muy escuchado entre ellos, son gráficas, estadísticas y números alegres sobre todo cuando se trata de hablar del tema educativo, de escuelas, universidades ,etc.
El futuro de un ayer muy lejano somos nosotros, el futuro de ayer, son los millones de profesionistas que aun ambulan con sus carpetas bajo el brazo buscando trabajo, el otro futuro es la generación que está perdida en tumbas y fosas comunes, que ni nombre o referencia tenían, y que son miles de caídos en esta guerra sin fin de los malos contra los malos o los buenos contra los quien sabe quién, porque todos tanto los malos como los buenos usan máscaras, y fueron los mismos que se reían del subcomandante Marcos, con aquel pasamontañas y siguiendo otro futuro de ésta aun hermosa nación, el porvenir muy cercano ya están en las universidades del crimen: Los CERESOS y cuyo futuro se diagnostica te- rrible y efímero.
Nuestros niños, la llamada futura generación va derechito a ser una generación que hereda la tecnología, el facebook, el chateo, el twiter, el blackberry, y otros juegos, toda una gama de modernidad al mando de quien pueda gastar o pagar por ella, un gran futuro de idiotas (como le llamó Albert Einstein), gastando tiempo, dinero y lo poco del cerebro en los aparatos de comunicación que son buenos distractores en el ya apresurado futuro de la nueva generación.
En este futuro se fue la poca idiosincrasia y costumbres que aun guardaba parte de la sociedad, la cultura de nuestros antepasados se está difumando o muriendo de apatía por el futuro...
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