¿A qué país aspiramos?

Fernando Ramírez López.

De acuerdo al nivel de popularidad de Enrique Peña Nieto, éste pasará si no cambia de actitud como uno más de los múltiples, que han ocupado las oficinas de Palacio Nacional, con el riesgo latente de hacerle compañía en el museo de la historia a Porfirio Díaz y a Victoriano Huerta.

El titular del ejecutivo es un hombre sin éxito en su desempeño público, su cartabón es la sempi- terna imitación de lo que siempre se ha hecho, aunque joven debe cambiar, sobre todo porque no gobierna para las mayorías, sino para las minorías capitalistas nacionales e internacionales.

Sabemos, porque no se puede ocultar que su puesto no se lo debe al pueblo de México, sino a los grupos de poder que lo eligieron, a la Iglesia, a los dueños del dinero y sobre todo a la voluntad del tesoro norteamericano.

De ahí, es entendible sus constantes fugas geográficas con viajes carentes de significado al extranjero, su figura y su faz reflejan angustia, no encuentra soluciones a la problemática nacional y debo precisar que este análisis no se sustenta en aspectos subjetivos, como su persona o capacidad discursiva, que entre paréntesis es acartonada y carente de ideas. No tiene asesores.

Si es el hambre hay problemas, si es la contaminación igual, ya no hablemos de desempleo, autodefensas, narcotraficantes, gobiernos locales ladrones, malos manejos presupuestales, incremento permanente de los combustibles, bajos salarios y sus famosas reformas estructurales, que con lo que acaba de hacer en telecomunicaciones ha firmado su Waterloo.

La pregunta es ¿qué ha hecho bien? y la respuesta es nada, porque duda de todo y es esclavo y vasallo de los intereses trasnacionales.
Pero en su extravío presidencial, de buena voluntad deseo proponerle tres ideas sustanciales, emanadas de mi experiencia como asesor internacional y de mi relación con la Asociación de Ciudades Hermanas México Estados Unidos, la cual nació en los años sesenta auspiciada por el General Dwight Eisenhower y el licenciado Miguel Alemán Valdés ex presidente de México, en la ciudad de Guadalajara, para lo cual le sugiero:

Primero.- Constituya el Instituto Nacional para la Alimentación, nombrando como titular a un empresario de éxito, que no político como es el caso de Eduardo Tricio Haro, esto le permitirá profundizar en la investigación y en la tecnología de punta, encontrando financiamiento en fundaciones nacionales y sobre todo extranjeras como Bill y Samantha Gates, las cuales son donatarias para este tipo de causas, porque el esquema de la Cruzada Nacional Contra la Pobreza, lamentablemente no opera, la respuesta no es entregar despensas, sino generar proyectos de alto alcance, sustentados en el desarrollo, en la autosuficiencia alimentaria y en una educación integral, no como la que realiza el pequeño secretario Emilio Chuayffet, que sólo sirve para generar problemas y corregir erratas en los libros de texto.

Segundo.- El Consejo Nacional del Tequila, amplíelo a bebidas de la misma rama como es el caso del sotol y del mezcal, altamente demandados en los mercados occidentales y africanos.

Este proyecto debe complementarse con la realización de artesanías para envasarlo, situación que generará una mejor presentación y en conse- cuencia una mayor plusvalía, independientemente del uso de materiales nacionales como el ónix, mármol, barro, piedras, etcétera. Así se crearán millones de trabajos y se establecerán escuelas de educación artesanal, para después ampliarlo a otro tipo de productos y productores, los cuales se ventilarán mercado lógicamente en el extranjero.

Tercero.- Consolidar con el Presidente Barack Obama los trabajos de profesionales, técnicos y operarios en los Estados Unidos, como es el caso de geólogos, petroleros y personal de soporte en la industria; independientemente de otros más; para lo cual le amplío que esto ya se está realizando y que para fortalecerlo se debe aprobar un proyecto que presentamos ante la Secretaría de Economía, incluyendo asistencia social y alojamiento.

A estas tres propuestas podemos sumar muchísimas más, pero tiene que pensar en las mayorías sociales, no en las minorías explotadoras. Además, créamelo esto no riñe con los grandes capitales, incluso pueden sumarse a la inversión y entonces conjuntamente formar el México al que aspiramos.

Conceptúelo como un todo en una simbiosis capitaltrabajo, porque si algo distingue a los mexicanos es su destreza manual, por eso es alta- mente demandada su mano de obra en el extranjero.

Esto lo llevará a resolver problemas añejos como la falta de agua con el uso de tecnologías de punta y subsanar los difíciles protocolos fitosanitarios, que son una barrera para avanzar en los acuerdos comerciales, que hasta hoy han beneficiado solamente a la industria manufacturera extranjera.

La respuesta no se encuentra afuera del país, se encuentra en nosotros, en su gente, en sus raíces.

Solo hay que ampliar el diafragma visual de nuestras potencialidades que son infinitas.

En ese tenor de la exposición debo expresarle que somos el país que cuenta con una capacidad extraordinaria para energías limpias como la eólica y la solar.

Deje atrás la extracción del gas shale y del carbón, hagamos producir a nuestras granjas camaroneras, a nuestro mar patrimonial, a nuestras granjas de cerdos, a nuestros lecheros de traspatio, a los productores de aves y comercializar si todo, incluso nuestra mano de obra pero organiza- damente.

Señor Presidente: yo no voté por usted, pero sé que es el Primer Magistrado y le hablo como un ciudadano más que ve con preocupación la situación actual en el país, el destino de México es superior a sus problemas, pero requerimos pensar en los más de cien millones de mexicanos que aquí vivimos más los 30 millones que trabajan en los Estados Unidos solo así unidos hombres y mujeres en un propósito común: construir un país igualitario, saldremos adelante.

Usted tiene la palabra y nosotros la voluntad de cambiar. ¿Vale? Esperamos su respuesta.

licfernandora@hotmail.com