MUERTE DIGNA

Oliverio Ascascius.

Qué más preciado día que morir amando.
Amando tanto,
dejando que el cuerpo cumpla con su canto,
y después, el eterno descanso.

Qué más alado que morir en primavera,
rodeado de sol y aire
respirando el verde aroma de los bosques.
Muriendo amando lo que amamos
y recordando lo que fuimos.

Qué más privilegio que morir sintiéndonos vivos.
Sintiendo que aún sentimos.
Morir en todas direcciones. Hacia arriba, hacia abajo,
Hacia el centro de sí mismo.

Que más gloria que morir posados  en los brazos de este mundo terrenal.
Morir mirando el horizonte y escuchando sus canciones.
Morir después de todo, después de nada.

Qué más final que morir gozando una sonrisa.
Morir con la música de unos labios y el rumor silencioso de unos besos.
Morir para siempre, sin dejar heridas ni recuerdos.
Solo lo mejor de mí en esta tierra y sus misterios.
Morir mientras caen las hojas como si fuesen años.
Morir con la dicha de haber vivido en mi memoria.
Morir mirando el infierno y sus demonios,
y por encima de sus alas,
los ángeles disputándose mi alma.

Por eso muerte, si has de venir algún día,
prepárame una muerte digna de tu nombre,
digna de tus designios milenarios.
Así que, avívate, lúcete, inspírate.
Y entonces, y solo entonces, llévame.