Vendía chicles y cantaba en los camiones
Fidencio Treviño Maldonado.
En este país la gente bonita se hace millonaria y adquiere propiedades al mayor, en otros casos se hacen empresarios y pues a la política la hacen su pasatiempo y desde luego los puestos los usan para servir a la gente, esto es fantasía y el mundo irreal, sin embargo la realidad es que para los políticos o líderes sindicales, los pobladores de México somos unos estúpidos, unos retrasados mentales o de plano pendejos (que es lo mismo a ser iluso). Con la vieja costumbre de declarar ante los medios que son los políticos inocentes palomas, cuentan sus cuitas y hacen malos melodramas, cuando el agua les llega a sus aparejos (estribos).
Desde siempre ha sucedido la riqueza inexplicable de nuestra bien pagada gente política. En los años 50s. Miguel Alemán comenzó el carrusel del despilfarro, comprando coches y departamentos de lujo para convencer a doña María Félix, después Gustavo Díaz Ordaz hace lo mismo con Irma Serrano apodada la tigresa, ella compra teatros, promociona películas, etc. López Portillo y su corrupción con el nepotismo en todo su esplendor, construcciones costosas, carretadas de dólares al avisar a sus amigos antes de una devaluación para que compraran dólares, la colina del perro y su amante argentina, también del cine. Zedillo se auto vende/compra ferrocarriles, Vicente Fox beneficia a su hijastros Calderón enciende la mecha y ahora vende sus experiencias, deja grandes concesiones a consorcios y monopolios a su libre albedrío.
Llega en tramposa elección en 1988, y el icono de los PRIistas Carlos Salinas de Gortari, comienza el principio del fin que ahora estamos viviendo, los líderes nacen a pasto y crecen en corrupción, los Gobiernos de los Estados roban a manos llenas, los parientes del Orgullo de los PRIistas, Salinas se hacen de fortunas y riquezas inexplicables, los crímenes de Estado se siembran y nada pasa. Nacen desde esa fecha gobernadores que su espíritu es más blanco que aquella ave que dijo el poeta Díaz Mirón, que cruzan el pantano y no se manchan, porque el plumaje de estos políticos es de esos, la justicia ni siquiera los volteó a ver, el caso de Madrazo en Tabasco, Arturo Montiel en Estado de México y en todos los Estados se da, deudas que hasta la fecha se antojan o son impagables, como en Coahuila, que es uno de los Estados más endeudados de México y el mundo y esto sólo en un sexenio: el de Humberto Moreira Valdés.
Ahora con el cinismo de ver tanta mierda en el entorno político, el pueblo sigue sumiso en la opacidad que da la clase gobernante, somos cómplices por el silencio y más al ver las trampas, los engaños y la maldad que se exacerba cada día en el país, y quien debería defenderla es quien la alienta. Cada vez que hay un robo en la gente que manda, sea éste peculado o rapiña grande o chico, salen con la bobada de que con el sudor de su trabajo, que su fortuna la hicieron vendiendo chicles y cantando en camiones, o que su abuelita hacía mole y gorditas y ellos las vendían o que los domingos se iban de payasos a la alameda o luchaban enmascarados en arenas de colonias en la periferia de la ciudad y, lo peor en estos casos es que algunos mexicanos aun les creen.
No es lo peor que nos roben, tal vez por la costumbre idiosincrática de nuestra raza de bronce, se sigue con el paradigma “que roben, pero que no roben mucho”, o aquella otra que aun se comenta “Ahora les toca robar a otros”. Aquí lo malo, feo y apestoso del asunto, es que estos y otros actos de rapiña, asaltos y crímenes en este país jamás han tenido castigo, por ser considerados delitos menores, el carpetazo, el robo de archivos, el inventar otra novedad a nivel nacional (otro chupacabras), el tiempo y el olvido se encargan de hacer otra y otra camada de nuevos ricos que sin ser comerciantes o malos comediantes se dedican a franeleros, limpiar vidrios en semáforos o cruceros, vender tamales, chicles y cantar acompañados de una guitarra desafinada en esquinas o en camiones ruleteros, de ahí su fortuna y grandes mansiones entre otras propiedades.
Pues señores del nuevo Pacto Anticorrupción, al jefe de este Pacto, el panista Ricardo Anaya y recuas que le acompañan, ahí les habla la Primera Dama de la nación y su ganancias por hacer comedias; échense este trompo al uña. O como dijo el justiciero de la Nación, Murillo Karam: “ya están cansados”…
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