TE CONVOCO MUERTE
Oliverio Ascascius.
Yo te convoco muerte
a parir un hijo de tus descarnados huesos,
que sea o no sea.
Te convoco a ser guardiana de los cielos,
vampira de los dioses y sus designios.
A maldecir a los pervertidos del poder y el dinero.
A arrastrar a tus catacumbas
al depredador de la vida y el sueño,
a esos nuncios inservibles y sus vidas clandestinas.
Te convoco a ser preludio de mis deseos sacrosantos.
A coronar estrellas en la madrugada,
a ser abismo donde se despeñen los sin vida,
los antivida
y demás seres esclavos de su jaula y su collar de espìnas.
Te convoco a ser holocausto y primavera
para olvidar el pasado y sus cadenas.
A ser la simiente que nunca has sido
a envolver en congelado sueño
los gemidos lúbricos de la noche
a ser sepulcro, tumba hiriente
del odiado más odiado y sus miserias.
Te convoco a ser tsunami, calamidad y flagelo.
A instaurar tu régimen de desolación y abismos eternos
a quienes voltean la cara a la vida,
a los parias de la felicidad y de la risa
al encrapulado ser de la abyección
vómito del averno.
Te convoco a desplegar tu manto
y tu guadaña afilada y poderosa
contra los que han perdido el sentido de la justicia y el reclamo.
Contra ellos lanza tu jauría oscura y letal,
arrincónalos,
estremécelos hasta que suden miedo,
luego tómalos con tus descarnadas manos
máscalos, trágalos
y si quieres,
después vomítalos.
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