Los mexicanos esperábamos más
del futbol que de la política
Que terrible es en política el hombre que nada tiene… y nada espera.
Frank Crane. |
Jesús M. Moreno Mejía.
El domingo 29 de junio de 2014 México sufre la derrota en el Mundial de Futbol y siete después la democracia en Coahuila también estará padeciendo un revés más en los comicios estatales para renovar la Legislatura local, en un proceso que se espera bajo en participación de votantes (se estima en alrededor de un 40 % de la lista nominal) y sin que los nuevos diputados aporten nada efectivo a favor de sus representados.
La esperanza de una vida mejor a través de los múltiples partidos políticos (locales y nacionales) hace tiempo que permanece ausente. Las elecciones intermedias son “de mero trámite” en nuestra endeble democracia, con la participación de algunos candidatos perfectamente identificados con la corrupción y en otros casos perfectos desconocidos, pero casi siempre haciéndola de “patiños” a toda iniciativa gubernamental.
Y es que la mayoría de la ciudadanía está convencida de no esperar nada bueno de ningún partido político, por mucho que les prometan los candidatos y aseguren que “ahora sí” actuarán en beneficio de la ciudadanía. En los promocionales es común escuchar eslogan tales como: “Empleo y salud para todos y mejores condiciones de vida”, “Estaremos al pendiente de lo que demande la comunidad”, etc.
E incluso los aspirantes pronuncian frases que de buenas a primeras nadie cree: “Soy honesto y trabajador”, “Soy la mejor opción”, “Nadie me iguala en propuestas, las que cumpliré”.
¡Son catorce partidos políticos contendiendo en las elecciones de Coahuila! Y con eso se pretende significar que son producto de la democracia. Sólo un ignorante acepta eso, pues la gran mayoría sabe que no es así, que muchas de esas agrupaciones son partidos “patito”, o mejor dicho “patiños” de institutos políticos con registro a nivel nacional, que sólo van al servicio del sistema y por las prerrogativas ($$$) que les concede el estado por participar en elecciones.
Esta colaboración fue redactada un domingo anterior al proceso de elecciones a diputados al Congreso local, justo cuando la selección nacional de futbol perdió por un gol frente a la selección holandesa, en un intento por pasar a cuartos de final de ese torneo, teniendo los aficionados fincadas sus esperanzas de ver a la Selección Nacional en cuartos de finales de la Copa del Mundo 2014.
Pero no es nuestra intención comentar detalles del ese partido, sino de establecer una referencia con las aspiraciones que tenía la afición por lograr avanzar en dicho torneo y lo que esperan los coahuilenses de quienes lleguen a resultar electos diputados en la próxima legislatura local.
Las aspiraciones de la afición han quedado truncadas con el resultado mencionado y de seguro habrá quien busque un culpable del resultado final (que si el árbitro marcó errónea o deliberadamente la máxima pena). El hecho es que México quedó eliminado y a medio mundo dolió que fuera así.
En cambio, en el resultado del proceso del domingo 6 de julio muy poca gente se inconformará y acabará (¿o acabaremos?) por aceptar a quienes queden como diputados de la próxima legislatura.
¿Hay congruencia entre aceptar el fatal desenlace de nuestra selección nacional y los resultados en las referidas elecciones en Coahuila? ¿El primero es más importante que el segundo? ¿Valdría la pena inconformarnos por la decisión del silbante del encuentro México-Holanda y/o por los resultados del proceso eleccionario del domingo 6 de julio?
En uno y en otro saldrá sobrando no estar de acuerdo con dichos desenlaces, con la diferencia de que en el primer caso la suerte estuvo en la actuación de los jugadores y en la “infalibilidad” los jueces del partido; mientras en el caso de las elecciones de diputados locales en Coahuila, la indiferencia es que la ciudadanía no confía en los aspirantes de los partidos políticos y las cuatro fórmulas de candidatos independientes, pues mucha gente afirma no tener verdaderas opciones políticas, “pues todos pintan mal”, remarcaron.
Es una realidad que la ciudadanía padece de desgano político, y para esto cabe el principio erróneo de “dejar hacer, dejar pasar” (no acudiendo a votar). Cobrando vigencia el pensamiento de Frank Crane: “Que terrible es en política, el hombre que nada tiene …y nada espera”.
En el encuentro de futbol entre México y Holanda, al menos, nuestros seleccionados lucharon por alcanzar el triunfo, e incluso hubo aficionados de aquel país europeo que se expresaron del buen desempeño de los mexicanos (allá no reaccionan negativamente) y para ello transcribo literalmente lo manifestado por Nadia Keratine, amiga de mi hija Erika, que allá vive: “Mexico heeft het super gadaan!!! Wat een spelers, echte strijders!”, que traducido al español significa: México la hizo súper!!! Que buenos jugadores, son verdaderos combatientes!”.
Por anticipado se prevé que será alrededor de un 40 % de ciudadanos los que acudan a votar a las casillas el domingo 6 de julio, y como prueba de ello está que los candidatos no lograron reunir en su campaña a mucha gente que los fueran a escuchar, ni siquiera ofreciéndoles regalos y hasta dinero en efectivo.
Otra situación que de seguro se presentará en las elecciones, será la ausencia de funcionarios de casillas (que siempre ocurre, pero que en esta ocasión se augura serán en mayor número), y que por ley serán suplidos por ciudadanos que se presenten temprano a votar, pero de ello ya están preparados los partidos políticos preponderantes y para ello tienen lista a su gente como suplentes.
Habrá también representantes de organizaciones no gubernamentales (ONG’s) que acudirán a observar las elecciones del domingo 6 de julio, pero tendrán que hacerlo con todas las limitaciones que en ocasiones anteriores les han marcado.
Seguramente cuando lean este artículo sabrán ustedes, amables lectores, quiénes resultaron electos diputados por los escasos votos de quienes vayan a emitir su sufragio (sea por convencimiento propio o de manera comprometida), y si lo desean podrían tener la oportunidad de inconformarse en la instancia correspondiente (el Tribunal de Justicia Electoral), pero desde aquí les auguramos no tendrán el éxito esperado.
¡Hasta la próxima!
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