Desafío
*Vivir en Confusión
*Tiemblan Consorcios
*El Dilema de Isabel |
Rafael Loret de Mola
Hoy estará en Madrid el presidente peña nieto; y aunque su visita estaba planeada desde hace meses, no puede resultar más inoportuna al calor de los acontecimientos recientes desde la abdicación del zángano Borbón, Juan Carlos, a quien pretenden erigir en paladín de la democracia cuando fue él, sin duda, quien fraguó el golpe de Estado de febrero de 1981 bajo las presiones de los franquistas y sólo cuando midió que éstos eran rebasados, sin chistar apareció en televisión apoyando a la entonces recién aprobada Constitución y a la jefatura de gobierno. Los generales conjurados, quienes utilizaron a un teniente de la Guardia Civil para tomar el Congreso, Antonio Tejero Molina, fueron descubiertos, acusados y castigados con sentencias nimias, dejando sus prisiones en unos cuantos meses. ¿Una confirmación acaso de que Juan Carlos no era del todo ajeno al complot mal armado?
La parodia, sin embargo, fue el basamento principal en el que consolidó su reinado el nieto de Alfonso XIII y quien, a pedimento del tirano Franco en la década de los sesentas, desplazó a su padre, de acuerdo a los cánones monárquicos, de su posición como heredero de la Corona española. No quería el llamado “caudillo” del Ferrol que ninguno de sus contemporáneos le hicieran la menor sombra; dos años después de la muerte del dictador, al tiempo que surgía el clamor constitucionalista, Don Juan de Borbón, el progenitor del monarca ya en ejercicio, abdicó a favor de éste y consumó el rito en una ceremonia casi privada, sin grandes estruendos, como si se tratase de un acontecimiento familiar y no de efectos trascendentes para la comunidad hispana. Juan Carlos, por tanto, vivió su “reinado” entre dos abdicaciones. Un caso poco común.
El hecho, acaso inesperado para quienes no ven delante de sus narices obnubilados por el poder, ha sido la marabunta de manifestaciones en pro de un referéndum que brinde alguna legitimidad social y política al postulante al trono, el príncipe de Asturias y su mujer, divorciada y vuelta a casar –por la Iglesia, lo que no está al alcance de los mortales comunes-, en fase de convertirse en reina con transfusiones de sangre roja por la azul que dicen portar los hijos de las aristocracias. ¡Qué orgullosos deben sentirse quienes pudieron intercambiar con Letizia algo más que tertulias y hasta parrandas! Pero ahora su mundo ha cambiado para mostrarse como una española más en ruta de cumplir su “sueño dorado”. Y vaya si lo es ante el espectro de la repulsa entre los seis millones de desempleados, quienes se han vuelto republicanos en una noche –una sola como la que requirió el enano de Uxmal para edificar el Castillo-, sumándose a los herederos de tantos y tantos asesinados por el repulsivo régimen franquista y, para colmo, enterrados clandestinamente en fosas comunes a las orillas de los pueblos.
Por cierto, hasta nuestros días, no han podido rescatarse los restos del inmenso Federico García Lorca, una de las glorias españolas entre las que Lara señaló como la “crema de la intelectualidad”, obviando tiempos y escenarios claro, para siquiera zanjar los rescoldos de los tremendos rencores entre los bandos en pugna durante la Guerra Civil; el enfado es bastante mayor entre los descendientes de las víctimas que entrecruzan historias de terror aplicables al bando contrario. Todos fueron culpables durante los enfrentamientos bélicos; sólo que Franco siguió matando cuando ya era el jefe del Estado con una clara inclinación por el genocidio. Y por poco se queda sólo con menos de la mitad de sus gobernados tras una de las sangrías más virulentas de la época, equiparable únicamente a la de Stalin en la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial.
A los mexicanos, cruzando el océano y liberados de la colonia atroz que se prolongó tres siglos con los criollos y mestizos relegados y los indígenas esclavizados a manos de los nativos de España –insisto en que México, como tal, jamás fue conquistada; sucedió, eso sí, que las armaduras y las cabalgaduras de los invasores hispanos, con talento para cooptar a los pueblos avasallados por el imperio azteca, se situaron sobre el territorio de Mesoamérica en donde hoy se asienta nuestra patria; pero México sólo surgió en 1821, tras la entrada del Ejército Trigarante a la ciudad de México-, les repugna, en su mayoría, la monarquía aunque una buena parte, la muy telenovelera, sea adicta a las revistas del corazón que dan cuenta de las vicisitudes de las aristocracias y las cortes en algunos países de Europa en fase de emanciparse del “derecho divino de los reyes”.
Con la presencia de peña nieto en la capital española, a una semana de la abdicación y a otra de la entronización de quien ya es señalado como Felipe VI, el debate entre cuantos apoyan a la monarquía y quienes avalan el sistema republicano se avivará sin duda. ¿Estará preparado nuestro presidente para responder al respecto sin colocarse una camisa de once varas? Porque, como jefe de Estado y de gobierno de una República madura, consolidada e indiscutible, no tiene otro remedio que observar con simpatía a los miles de manifestantes que claman por la instauración de la “tercera República española” tras los duros golpes recibidos por las dos experiencias anteriores que condujeron a los enfrentamientos fratricidas. Pese a todo, peña está obligado a defender nuestro modelo aun cuando elogie al rey que se va por sus falsas aportaciones “democráticas”. Es el filo de la navaja.
Desde luego, la retórica podrá resolver el desafío aplicando la sustancia de la Doctrina Estrada, tan nuestra, en pro de la autodeterminación de los pueblos, el gran valladar que nos ha servido, durante largas décadas, para frenar, un poco siquiera, los afanes expansionistas del gobierno de Washington y los peores maremotos de allende el mar para vindicar los derechos de la Corona sobre México; en esta hora, desgraciada para nuestro país por tantos motivos, los consorcios hispanos nos apergollan y asfixian cuando más requerimos de espacios y perspectivas lejanas a cualquier forma de vasallaje. En el renglón financiero, por desgracia, hace ya largo tiempo –digamos desde la era nefasta de miguel de la madrid-, perdimos la rectoría en aras de una globalización que no ha borrado las fronteras –al contrario, el muro de la ignominia sigue creciendo y extendiéndose-, pero sí las “minas” pacifistas para detener los flagelos de las gran potencia universal.
De cualquier manera, para los mexicanos es esencial defender el modelo republicano, precisamente lo que está dando lugar a la exigencia de un plebiscito general en cada una de las autonomías ibéricas. Para colmo, no olvidemos que además del País Vasco, ávido de oportunidades para “romper” a España, el esperado ejercicio soberanista de Cataluña, programado para noviembre de este año aunque el gobierno español lo rechaza, se ha encendido todavía más ante el presunto relevo de reyes que no quiere la mitad, cuando menos, de los españoles. Porque nunca se aclaró un punto cuando comenzaron vascos y catalanes a hablar de independentismo: de darse la separación soberana, ¿mantendrían como nexo de unión a la Corona española a la manera de la Reina de Inglaterra que también es símbolo en las dos Irlanda, Escocia y Canadá, entre otras naciones? Como el tema ni siquiera se tocó, imbuido el presidente de la Generalit de Cataluya –así se escribe en catalán, una suerte de español mal escrito-, Arturo Mas, en su disputa personal con Mariano Rajoy, presidente del gobierno español aunque Mas y el lehendakari vasco lo vean como par sin que lo sea, olvidó al símbolo monárquico como uno de los factores de identidad común... como alegan los simpatizantes de esta causa, no así quienes, desde hace muchos años, no reconocen ni siquiera el lábaro hispano porque integra la Corona y emblemas de los Borbones suprimiendo cualquier signo relacionado con la República... para pesar de millones de herederos de la misma.
Y a todas éstas, ¿cómo va actuar el Partido Socialista Obrero Español, heredero de quienes fueron llamados “los rojos”, republicanos en esencia, si bien tolerante de la monarquía porque “funcionaba” para atemperar ciertos rencores, no, desde luego, los derivados de los genocidios franquistas? Al levantar la mano para aprobar la coronación de Felipe se estarán tragando su propia historia. De allí la importancia de cuanto diga el presidente peña en una nación convulsa, inquieta, con posibilidades muy claras de romperse y en un momento transitorio de alto riesgo. ¿En un referéndum ganarían Felipe y Letizia o los aires modernos de una República? Casi estamos seguros de que lo segundo pondría a España en un nivel distinto entre las democracias del mundo.
Debate
Desde luego, la abdicación del Borbón en España y los conatos republicanos que van creciendo, tendrán indiscutible repercusión en México, no por cuanto a la salida de un personaje repelente y que presume de democrático cuando ni siquiera le es dable votar –por la pretendida superioridad de los reyes, una paradoja extrema-, sino igualmente por los proyectos de expansión de decenas de consorcios hispanos. (Por ejemplo, en la colonia Polanco, el diario de mayores ventas es el madrileño “El País”, síntoma de la notoria ocupación extranjera de las mejores viviendas que al tipo de cambio del euro les resultan baratísimas).
Ya habíamos hecho constar cómo los réditos del inmenso banco BBVA-Bancomer han ido aumentando gracias a sus inversiones en este lado del océano, sobre todo en nuestro país. Si en 2008 reconocían sus ejecutivos que el 40 por ciento de sus ganancias provenían de México, en la actualidad tales márgenes han subido hasta el sesenta por cierto, sobre todo por la oleada de una economía en crisis que no parece revertirse. Hay quienes incluso suponen que una de las causas del retiro de Juan Carlos, más que los efectos mediáticos de una cacería de elefantes, fue precisamente el enfado general por la dramática reducción del poder adquisitivo y la imposibilidad de encontrar un empleo nuevo o hacerse acreedor de un aumento salarial y de cargo.
Por desgracia, el viaje de peña nieto por aquellos lares, tan revueltos, no contempla alguna suerte de “blindaje” para evitar colapsos mayores como los que pueden darse si los problemas sociales de allá se recrudecen por la oposición a la continuidad de la monarquía que algunos toleran, la mitad de los españoles rechaza y otros más, en menor grado, exaltan como factor de unidad. Pero, de verdad, ¿une lo que ya es caduco y sale sobrando? ¿El glamour de una nueva pareja con testas coronadas se impone a la imagen de discordia, de desesperación, de una nación desencaminada por la demagogia, la irresponsabilidad administrativa y la ausencia de liderazgos firmes? Estas son las interrogantes a responder.
La Anécdota
La Reina Isabel II de Inglaterra nació en 1926, siete años antes de que Isabel II de España, la célebre gordinflona, iniciara su reinado ya con el sello de los Borbón. La británica inició su reinado el 6 de febrero de 1952, a la muerte de su padre, Jorge VI, célebre por su tartamudez como se ha puesto de moda por la cinta “El Discurso del Rey”. Esto es, la blanquísima mandante de la casa Windsor, subió al trono porque su tío, Eduardo VIII, sencillamente no pudo soportar la idea de no estar casado con su gran amor, Lady Wallis Simpson, dos veces divorciada –Letizia Ortiz Rocasolano, en fase de ser reina de España, sólo cuenta con una separación marital, precisamente del maestro de Lengua, Alfonso Guerrero Pérez, además de otros sonados romances en tierras mexicanas-, y abdicó al trono de Inglaterra a favor de su hermano. Y con ello abrió el camino para la longeva Isabel, de ochenta y cuatro años ya, ocho más que el renunciante Juan Carlos.
Las historias de la aristocracia se entrecruzan, sin detenerse en los problemas de la consanguinidad, y atrapan, sin remedio, a las sociedades deslumbradas ante el oropel y la fastuosidad, también la fatuidad. La pregunta que surge hoy es si Isabel II se animará pronto a seguir el camino del Borbón... o si está negociando con su hijo Carlos, enamorado como un adolescente de la plebeya Camila Parker, también divorciada, para abrirle el camino hacia la Corona a la simpática y querida pareja de Guillermo y Kate.
Sea como fuese, la monarquía está en sus últimos estertores.
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Web: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
HABLAMOS DE MONARQUÍAS Y NO PODEMOS DEJAR DE REFERIRNOS AL PRESIDENCIALISMO AUTORITARIO CON SU “COLA” DE ARISTÓCRATAS QUE TAMBIÉN SE ENTRECRUZAN PARA MANTENER LA CONTINUIDAD DEL “SISTEMA” SIN IMPORTAR GRAN COSA LAS SIGLAS PARTIDISTAS Y SUS COLORES. ES LO MISMO SALVO POR UNA VENTAJA: HASTA HOY LOS LÍMITES SEXENALES NOS BRINDAN UN POCO DE OXÍGENO. DIGO, PARA QUE SE ENTEREN LOS ADORADORES DE DON PORFIRIO.
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