Inseguridad: Todos mandan menos “Chilo”
Armando Montalvo Olivo.
El dejar que todos opinen y se crean expertos para gobernar la capital de Coahuila, empieza a acarrearle problemas al panista Isidro López Villarreal, quien a poco más de dos meses de dirigir la Presidencia Municipal de Saltillo, poco o nada ha hecho para frenar la inseguridad que va en aumento ante la falta de una estrategia de prevención delictiva.
Y es que desde, el día primero de enero de 2014, una cascada de robos en todas sus modalidades, desde saqueos a domicilio, a negocio, a interior de vehículo, hurtos con violencia en perjuicio de todo tipo de establecimientos, robos de autos, y hasta el atraco en varias instituciones bancarias, deja en evidencia la nula vigilancia y la operatividad que realiza el titular de la corporación municipal, el mayor Clemente Yáñez Carrillo.
Juan Carlos López, su hermano, el ex edil, Manuel López, su tío Rosendo Villarreal Dávila, la diputada federal Esther Quintana, el panista Federico Doring, Carlos Orta, José Ángel Rodríguez Calvillo y Antonio Lazcano Ponce, son tan solo algunos de los que influyen en la toma de decisiones desatinadas del munícipe, Isidro López.
Proyectos de todo tipo son los que hay en la oficina del presidente municipal, y no se descarta que hasta “moches” de por medio haya en las contrataciones de empresas y constructoras, pero ninguno hasta ahora que plantee una propuesta efectiva para erradicar la ola de inseguridad que azota a los saltillenses.
Es de admirarse, pero el empresario y descendiente de los propietarios del Grupo Industrial Saltillo, Isidro López del Bosque y Javier de los mismos apellidos, ambos ya fallecidos, ha demostrado que en el rubro de la administración pública, pero en especifico en la seguridad, le está quedando a deber a los ciudadanos que exigen cumpla su promesa de campaña en el rubro de prevención del delito.
Hoy los ilícitos se cometen a plena luz del día, y quienes los realizan se burlan de la autoridad preventiva, que demuestra su incapacidad para vigilar la capital de Coahuila. Quienes se encargan de la seguridad reflejan un desgaste y evidente incapacidad, basta con observar la escasa maniobra coordinada en las calles por parte del mayor Clemente Yañez Carrillo, quien para el propio Consejo Ciudadano de Seguridad Publica debe de dejar el cargo.
Datos de la Procuraduría General de Justicia revelan que los delincuentes luego de cometer sus fechorías no huyen de la ciudad como anteriormente lo hacían, sino que se quedan aquí mismo, aprovechando la debilidad de la corporación municipal, que hoy más que nunca carece de uniformados.
La incidencia delictiva en Saltillo comprueba que en los últimos seis años, la inseguridad no sólo es el “dolor de cabeza” para la autoridad municipal, sino también para las instituciones educativas de todos los niveles, que siguen siendo “blanco” de los amantes de lo ajeno que no contentos con apoderarse de las pertenencias de valor y material escolar, cometen destrozos, al grado de poner en riesgo la educación de quienes cursan sus estudios.
El edil Isidro López no sólo está obligado a implementar métodos estratégicos para mejorar la seguridad de la comunidad, sino que tiene que encontrar el antídoto correcto y frenar el robo en todas sus modalidades. Sin embargo, conforme pasan los días, las semanas y los meses, el munícipe demuestra una tibieza total para solucionar este grave problema que se ha salido de control.
Debe quedar claro, que la falta de elementos policiacos no es responsabilidad de la comunidad, sino que es competencia exclusiva del alcalde López Villarreal, que el problema de la inseguridad se resuelva en este momento creando modelos que involucren a la sociedad en general y sobre todo coordinar acciones con los tres niveles de gobierno.
La falta de elementos preventivos influye en un 100 por ciento para que el hampa siente sus reales en la ciudad por una sola razón; conocen las deficiencias de esta corporación.
Esto origina la apatía de quienes son afectados por la delincuencia diariamente, prefieren en muchos de los casos no denunciar por el “tortuguismo” que prevalece y que es el común denominador en las Agencias del Ministerio Público especializadas en el delito de Robo.
La inseguridad no se puede ocultar a pesar de que las mismas autoridades locales y estatales afirmen que los índices delictivos van a la baja. Los hechos delincuenciales hablan por sí solos. Si alguien tiene una duda, sólo tienen que preguntarles a los empleados y clientes que estaban en el interior de los bancos cuando fueron interceptados por sujetos armados y los despojaron de todas sus pertenencias.
Hasta ahora, nada se ha visto de la estrategia del reclutamiento de fuerzas municipales donde el déficit de elementos alcanza niveles nunca antes vistos en la ciudad. Lo anterior, luego de que hace meses la administración pasada que encabezó Jericó Abramo Masso iniciara una intensa búsqueda de nuevos elementos, incluso, en policías vecinas de Monterrey, Oaxaca y otras entidades del sureste.
Esta es la triste realidad que se vive en nuestro Saltillo, la inseguridad es el pan de cada día, y la autoridad municipal que hoy nos gobierna parece más preocupada por la elección de 2017, que resolver los problemas de delincuencia en la ciudad.
Isidro López debe tomar ahora las riendas de la administración y supervisar que la actuación de la policía sea efectiva, además de volver más agresiva su forma de atraer prospectos para robustecer el equipo de la Dirección de Seguridad Pública, donde ahora hasta sobran las patrullas y armamento porque no hay policías.
contacto@elperiodicodesaltillo.com |