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el periodico de saltillo
Mayo 2014, No. 303


Desafío

 

*Intereses Hispanos
*La Suma de Millones
*El Sueño Realizable

Rafael Loret de Mola

La historia de la compañía hispana del petróleo, Repsol, y PEMEX, fue desde el principio ruinosa por los intereses de las cúpulas de mando en sendos lados del Atlántico. Y acaso comenzó cuando Juan Camilo Mouriño Terrazo, en su calidad de jefe de la oficina de la Presidencia al inicio del malhadado sexenio de calderón, fue designado para dos funciones fundamentales: negociar con los grandes “capos” del narcotráfico para lograr una transición hacia la tolerancia con reducción de la violencia sorda; y favorecer los intereses de las empresas españolas en México, abogando porque la tranquilidad del país –al sentarse a la mesa con los mayores mafiosos- estaba ya garantizada. De cualquier manera, los flujos de capitales no dejaron de llegar cuando se extendieron los estallidos en la que ha sido llamada “la guerra de calderón”.

En el primer punto, Mouriño fracasó de manera rotunda porque no todos, dentro de aquel gabinete amorfo, concordaron; y fue así como los golpes comenzaron debajo de la mesa alertando a los distintos cárteles mediante avisos de sus contactos políticos, pertenecientes a cada uno de los partidos con mayores coberturas políticas en el país. A esta reacción, el entonces muy poderoso Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, sobre quien recaería el mando unido y único de los “capos”, le tomó por sorpresa y consideró una traición del mandatario en turno su ligereza. Pese a ello, se dio espacio para amenazar de muerte al entonces gobernador mexiquense, enrique peña nieto, mientras las fuerzas federales ponían su visión y sus blancos en otras partes del territorio nacional.

En lo segundo, el éxito inicial para atraer inversionistas españoles se trastocó después de la muerte del propio Mouriño, un atentado disfrazado de accidente de aviación con aterrizaje fatal sobre las Lomas de Chapultepec el 4 de noviembre de 2008. De hecho, estaba a punto de signarse la sociedad de Repsol con PEMEX, muy favorecedora a la primera, y todo parecía indicar que se había llegado a un acuerdo sólido. Por ello fue muy extraño que después del fatal “incidente”, calderón acudiera a Londres para sostener conversaciones con los principales accionistas de la Shell norteamericana en tanto las acciones de Repsol se desplomaban en las Bolsas de Valores hasta en un treinta por ciento. La fatalidad marcaba, con estruendo, una desviación severa.

Pese a ello, el régimen de calderón, al sentir que podía ser rehén de los estadounidenses -de hecho lo fue-, viró la mirada de nuevo hacia Repsol, ordenando a PEMEX la adquisición del 9.4 por ciento de las acciones de la compañía ibérica, y comprometiéndose a invertir una millonada para la construcción de astilleros en Galicia para levantar la productividad de esta región peninsular en plena crisis recesiva. Los gallegos hasta bailaron por la nueva buena sin detenerse, claro, en los agujeros económicos que tal conllevaría para los mexicanos, saqueados en 2008 una vez más con la compra masiva de dólares organizada por las filiales de los bancos españoles en México. Círculo cerrado.

Ahora, volvemos a transar al revés. PEMEX, en fase de privatización, opta por desprenderse de las acciones d Repsol a través del consorcio francés –nada más humillante para los iberos-, Crédit Agricole, en una operación, según los especialistas, cercana a los dos mil 400 millones de euros, equivalentes a más de 43 mil millones de pesos. Una cantidad enorme que le permitirá a la paraestatal mexicana darse el maquillaje adecuado para estar en forma ante los interesados en conseguir los “contratos” prometidos para la exploración, explotación, transportación y comercialización del crudo alguna vez nuestro. Por supuesto, para el gobierno de Galicia –y sus proyectos de inversión para crear empleos-, ha sido un golpe devastador. ¿Y si miramos hacia México?

Limpia de sociedades poco útiles –más bien se dieron para apoyar los programas expansionistas de España-, PEMEX puede acudir ahora, sin ataduras de ningún género, a sus presuntos “contratistas”, más bien concesionarios, del petróleo otrora patrimonio de la nación. Con ello, podrán beneficiarse algunos consorcios privados, incluso hispanos pero sobre todo estadounidenses, a costa de empeñar nuestro futuro y reducir la potencialidad del país. Así como suena.

La “abundancia” momentánea, como en 1976 o 1988, caerá estrepitosamente al paso de los años de la misma manera como los “superávit” de la economía gubernamental, bajo el mandato del genio del mal, carlos salinas de gortari y la operatividad del entonces titular de Hacienda, pedro aspe Armella –cuyos discípulos siguen manejando las finanzas nacionales-se convirtieron en polvo en el momento en que los ingresos de las empresas estatales desaparecieron al privatizarse, como en el caso de Telmex, por ejemplo, que al venderse era una entidad con altos índices de rendimiento y una perspectiva feliz que convirtió a su comprador, nada menos, en el hombre más rico del planeta. Y va por la recuperación de esta presea con su América Móvil, la gran renta del monopolio de las telecomunicaciones.

Desde este punto de vista, la separación de Repsol no es, precisamente, una mala noticia para los emporios españoles listos a invertir a precios de oferta sobre nuestro devaluado territorio. ¡Cómo les conviene que la imagen del terror y la violencia prosigan para seguir adquiriendo empresas y propiedades a base de gangas como jamás habían visualizado! Y, por esta razón, PEMEX, en apariencia, se empobrece momentáneamente. ¿Cuántas complicidades hay detrás? Las venimos arrastrando desde 1997 cuando el zedillista, Luis Manuel Enrique Téllez Kuenzler –tres patronímicos como signo de la nueva aristocracia mexicana-, diseñó la reforma energética que no se atrevieron a proponer los gobiernos de la derecha y fue promulgada por peña nieto, sin consensos, y pretenden considerarla una “victoria moral” cuantos, apocados, la evadieron.

El hecho es que el gobierno español, en su conjunto, sigue oteando hacia la perspectiva de una nueva colonización –ahora sí sobre México y ya no respecto a los pueblos de Mesoamérica-, con desplantes, presiones y actitudes que lesionan, seriamente, la soberanía de nuestro país o cuanto queda de ello. Por ello me temo que la abrupta ruptura con Repsol forme parte de un juego de espejos, esto es para simular el fondo que exhibe la llegada de más y más compañías de allende el mar con potencialidad suficiente para desplazar de nuestro propio mercado a los inversionistas locales cuya única salida es la fusión y su mancuerna, esto es bajo las señales de los prestanombres.

Lo exponemos, además, a sabiendas del absurdo comportamiento de los tribunales españoles que trastocan todo principio de competencia creyendo que pueden imponerse en jurisdicciones ajenas. Diríamos que en este entorno de descomposición, tal es la cereza en el pastel de las manipulaciones. Porque es claro que no son aislados los casos de mexicanos, afrentados en España por la xenofobia jurídica, a quienes se persigue incluso dentro de nuestro país como si fueran piezas de cacería a las que no se concede el menor respeto a la vida ni la mínima capacidad de defensa. Así, entre otras cosas, se llega al absurdo de juzgarlos “en ausencia”, contraviniendo las normas esenciales del derecho internacional, o se desprecia la competencia d los tribunales mexicanos, como si no existieran, bajo el confuso concepto de que tienen idea de su corrupción... cuando allá es mayor. Me consta.

Pero, claro, de esta nueva “moda” poco se nos habla, apercibidos los mandos políticos de que los imperios financieros hispanos requieren garantías y nuestras reservas no son del todo garantías: apenas suman 184 mil millones de dólares con un camino trazado hacia los 200 mil millones para fines de este año. Y mientras forcejean por centavos los gobernadores y el gobierno federal so pretexto de estar maniatados por la ausencia de participaciones que serían destinadas a las obras de infraestructura básica.

Ahorramos, entonces, de la nada. Porque no se produce ni se crece en manos de economistas de relumbrón, como Luis Videgaray Caso, más interesado en invertir en su larga campaña por la Presidencia que en dar equilibrio y certidumbre a los capitales mexicanos. Por eso se le “aprecia” tanto, digo, entre los empresarios y los causantes cautivos. ¿Así se forman los futuros Primeros Magistrados?

Debate

Me escribe, desde Torreón, Miguel Ramírez Jáuregui para hacerme un atento y razonable cuestionamiento:

“En colaboración reciente, señor Loret de Mola, al referirse a la inversión en infraestructura que realizará el gobierno del exquisito mexiquense, afirma usted que un billón equivale a mil millones de millones. Hay un error garrafal que atribuyo al periódico en que se publica su columna aunque ya me parece haberlo visto en anteriores artículos de usted. En el Diccionario panhispánico de dudas se lee lo siguiente: "billón. Voz procedente del francés 'billion', un millón de millones, 10 elevado a la 12 potencia. Es inaceptable su empleo en español con el sentido de 'mil millones', que es el que tiene la palabra 'billion' en el inglés americano. Para este último sentido, debe emplearse la voz 'millardo', procedente también del francés, o la equivalente española 'mil millones' ".

Pues bien, la descripción es correctísima. Precisamente por ello insisto en que la deuda global de los mexicanos, unidos los sectores público y privado, asciende a más de cinco tantos de lo que se presenta como reservas internacionales del Banco de México, precisamente, 184 mil millones de dólares. En este caso, de acuerdo a la denominación del diccionario de la Real Academia que rige incluso las modificaciones del lenguaje incluyendo un tomo para los llamados “mexicanismos”, hablaríamos de 184 millardos de acuerdo a las voces anglosajonas. Y señalaríamos, como hemos hecho, a un billón de dólares -un millón de millones- en referencia al capital de los empréstitos no pagados y los servicios de la deuda correspondientes.

Tales enredos, por supuesto, son hijos de cifras que rebasan el entendimiento común, por los montos que resultan difíciles de sumar. En lo personal recuerdo a una economista quien sufría una barbaridad al situar en sus escritos las cantidades correctas y definirlas en castellano. Era como un enjambre de abejas asesinas como las que mataron, hace unos días, a una señora en Chicxulub, muy cerca, por cierto, de donde cayó el célebre meteorito que, dicen, devastó a la tierra y extinguió a los dinosaurios... menos a los políticos.

La Anécdota

Tenemos todo para realizar el gran sueño de nuestra vida y, además, plasmarlo en una novela inmortal. Les recuerdo la obra de la brillante Selma Lagerlöf: “El Maravilloso Viaje de Nils Holgersson a Través de Suecia”. En el mismo, el personaje principal es casi atrapado por un pato quien lo lleva por cada uno de los rincones de la bella nación escandinava con tantos paisajes y un enorme flujo de culturas regionales.

En México tenemos a nuestra propia “gaviota” quien podría guiarnos por todo el territorio nacional haciendo las veces de Andrés Manuel, el hombre que recorrió hasta el último confín de la República sin ser molestado jamás por los violentos -una hazaña imperecedera-, aun cuando los riesgos sean muchos. Romperíamos con ello el mito sobre la violencia y dejaríamos así de abaratar a nuestra patria a los ojos de los insaciables colonizadores. Es cosa, nada más, que el presidente peña nos dé su anuencia.
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Web: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

¡BASTA DE ESTAR REGALANDO JIRONES DE NUESTRA PATRIA! SEÑOR peña nieto: USTED ES RESPONSABLE DEL DESTINO NACIONAL Y, HASTA EL MOMENTO, LLEVA MUY MALAS CUENTAS. ¿QUIERE GANAR O PERDER LA HISTORIA? PEOR AÚN, ¿LE IMPORTA? PORQUE DE SER ASÍ YA HABRÍA ABIERTO LOS OJOS PARA DESCUBRIR A LOS GRANDES PREDADORES QUE PULULAN CERCA DE USTED. IMAGÍNESE: EL CUESTIONARIO DE UN GANADOR DEL ÓSCAR, CUYA MEXICANIDAD SE MIDE POR SU LEJANÍA DEL PAÍS, LO PUSO EN APUROS. ¿QUÉ OCURRIRÁ CUANDO LAS VOCES SEAN MÁS ELEVADAS QUE EL CINEMATOGRÁFICO MONTAJE? SÓLO FALTA QUE A CUARÓN SE LE CONSIDERE IZQUIERDISTA... COMO bartlett.
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