Nuestros Tartufos
“Menester será que me sacrifique, si vos lo queréis”.
Diálogo del Tartufo…
(Discurso actual de los políticos). |
Fidencio Treviño Maldonado.
Moliere: El Avaro, El Enfermo Imaginario, fueron entre otras sus obras, pero en lo particular me quedo con una llamada Tartufo, ¿por qué? Pues es sólo comparada con nuestra clase política, y si no me cree, pues vea usted; Para desgracia nos gobiernan un grupo de impostores, cada 6 años vemos un montaje en un tinglado de diferente color, los actores son los mismos, el guión, el burlesque y su teatro de revista se está repitiendo desde tiempos inmemoriales…
Los disfraces y mascaradas son irreverentes para el público que en este caso es el pueblo y es quien paga su entrada muy cara. La simulación es parte del teatro, los impostores nos han igualado y nuestra historia está plagada de asesinos disfrazados de héroes impersonales. El Tartufo engaña, de hecho Moliere lo presenta como un “Falso devoto”, lastimoso, hipocondriaco, mitómano, simulador; es decir como sucede en el país, burgueses disfrazados de líderes, ladrones vestidos de funcionarios y hasta Senadores y Diputados, caciques con vestimenta de payasos que emulan a los demócratas, millones de charlatanes con trajes y título de abogados, ministros con birrete de sabios, hambreadores con lengua demagógica, y cientos de comunistas y socialistas, pero sólo de lengua ya que su estómago y bolsa son de un capitalista.
Nuestra clase política vive su propio carnaval, los políticos vestidos de alebrijes, viviendo con un eterno y obsesivo poder que les permita -aunque sea en forma trágica- seguir en su éxito efímero, es este retrato o biografía del fracaso en su incansable e inagotable inmoralidad del éxito y del dinero, muchos de nuestros Tartufos se han quedado colgados en un pasado irrecuperable y ha sido la forma de gobernar al país, cosa que a estas alturas ya no está la nación para recetas domésticas, para comedias bufas y menos para herederos de la patria o del trono, como se hace en la Casta Divina de políticos donde y cuando sus cachorros, viles Tartufitos, comparten el botín de la herencia de fortuna amasadas en obscuras circunstancias que da el poder, y que perversamente cohabita en la mente de la mayoría de los gobernantes, líderes o simples funcionarios.
El ser o parecer un onagro nada les importa a nuestros representantes, aunque no se sepan el guión, ellos son malos actores que ante un público (los ciudadanos) mudo, manco, ciego, sordo y cojo nos venden espejitos por la libertad. De pronto estos tartufos se convierten en *Anfisbenas y *Mantícoras y más allá de que muerden, representan la impiedad, atrapan, se van a la yugular y no sueltan jamás ni a los ciudadanos, ni sus puestos, el diccionario político del burlesque nacional está repleto de ellos y ellas, aunque esté presente la tragicomedia, representada siempre por el éxito fantasmagórico que tienen en el fracaso de sus gestiones o funciones, incluyendo la fragilidad de sus obras, todas destinadas al olvido.
Los tartufos son capaces de venderle el alma al diablo, con tal de conseguir un fin, pueden ser los falsos profetas, el mesías pagano o como se define “un falso devoto”, todo un desencanto en el ámbito social y político que por lo regular son los terrenos que pisan, aunque en algunos de estos personajes su muy obscura sombra los acorrala y se desencadena la destrucción de ellos mismos.
*Anfisbena: Serpiente con dos cabezas, una en donde esta y otra en la cola y con sus dos bocas puede morder… (Borges)
*Mantícora: Tiene en la boca tres hileras de dientes… (Borges)
*Onagro: Burro salvaje (Diccionarios).
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