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el periodico de saltillo
Noviembre 2014, ed. #309


De animales y otros menos animales


Aullemos dijo el perro y los lobos comenzaron a ladrar...

 

Fidencio Treviño Maldonado.

Ahora que están de moda los defensores de todo y todos, ahora que la conciencia ética, social y humanista despierta y nacen a pasto organizaciones que defienden a los animales en corridas de toros, en circos, los que son torturados, sin embargo quedan los perros, caballos y gallos sufridos y golpeados e inyectados con cocteles de drogas y multivitaminas. Los gallos de pelea con tamañas navajas en plenas ferias, las peleas clandestinas de perros y más allá de que esta gente esté o no en su derecho a defender a los animales, es algo tangible que día a día sucede y que somos -queramos o no- parte de esta costumbre o tragedia de seres que fueron vivos y ahora son jugosos filetes que se sirven en la mesa, en restaurantes y plena calle, las personas que tienen dinero para comprar ese tipo de comida de origen animal.

Todas las muertes son espantosas y aunque algunas de éstas estén reglamentadas so pretexto de alimentar a la humanidad, no deja de ser muerte. La muerte de la langosta tal vez sea la más horripilante, ya que es arrojada viva a una olla de agua hirviente y de esa forma muere, este platillo es de los más caros en todo el mundo, millones de pollos son degollados y desangrados, y algunos aun vivos son arrojados al agua caliente, donde patalean unos segundos, para que después pasen a ser desplumados. Los cerdos y vacunos (reses) son atolondrados con toques eléctricos y después degollados o desangrados, esto en los rastros Tipo Inspección Federal los llamados (TIF).

Sin embargo en los mataderos de la mayoría de los pueblos en donde no hay rastros tipo TIF, en nuestro país son más las ciudades o pueblos los que no tienen rastro, es más ni siquiera local para llevar a cabo la matanza, y por citar la ciudad más grande de Coahuila, Torreón, tiene sólo uno para ganado vacuno y también caprino y bovino, y es municipal, aunque esté en manos de los introductores, mientras en San Pedro, Francisco I. Madero, Matamoros y Viesca, por citar otros municipios de la Laguna de Coahuila, son mataderos y la forma es rústica, es decir el animal tirado en pleno piso sucio, ahí se sacrifica, se desangra, se le quita el cuero y ya en cuartos -divido el animal muerto- se distribuye a las carnicerías para su venta al público, inclusive su reparto se hace en las cajas de las camionetas, a pleno sol y tierra o polvo.

Este es un asunto grave, desde cualquier punto social, de salud, judicial, porque muchas de las veces el animal no trae procedencia, ni existe revisión de salud, ni el clásico sello, ni higiene en los locales, ni en los tablajeros, menos en el animal que se va a sacrificar. La Laguna por ser más productora de ganado lechero y al existir miles de estas vacas, los estableros desechan cientos de vacas improductivas al día, animales enfermos que van cargadas de hormonas, millonarias de penicilina y en muchos de los casos tuberculosas por ser usadas en el método intensivo de producción. Señoras, señores y defensores de los animales, es bueno sin duda defender a los seres vivos sobre todo las plantas y animales y luchar por conservar el recurso no renovable que es el agua, cosa y causa perdida en este país y en La Laguna en particular, donde al exportar leche o carne estamos mandando millones de litros de agua en los productos animales.

Al defender los animales de los circos, la pregunta es: ¿A dónde van a dar esas criaturas de Dios? ¿Ya se dieron cuanta como viven los animales en los pocos zoológicos que hay en México? Peor que en los circos. Es de dar lástima ver un caballo dos horas después de terminada su carrera, echado completamente en el suelo, con la cabeza tendida, ojos tristes y secos, algunos con temblores en sus patas, orinando acostado, con fuertes pujidos, nada que ver con el caballo o yegua que dos horas antes corría los 416, los 840 metros o la milla completa, un corcel airoso en la pista.

Ver en el Galgodromo de Tijuana una carrera de perros y después ver el galgo que acaba de competir ya en su jaula, es mirar el retrato de un criatura indefensa, peor que un aporreado perro callejero. Esos perros de raza indefinida, de estructura flaca, usados por los celosos Borden Patrol, que olfatean los vehículos en busca de droga en los puentes internacionales, su vida es corta, para los 4 máximo 6 años son sacrificados, esa si es una vida de perro. Esto señores es la conducta que aun prevalece desde la noche de los tiempos, desde que el hombre bajo de la copa de los árboles, en donde según se ve nos diferenciamos de los demás animales sólo por andar erguidos.

kinotre@hotmail.com

 

 
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