publicación Online
 
 
el periodico de saltillo
Octubre 2014, edición #308


Torreón y su destejido tejido social

 

Salomón Atiyhe Estrada.


Recomponer el tejido social es una frase que está de moda en el lenguaje de la sociología, todos la utilizan para hacerse notar como salvadores o redentores del pueblo, lo mismo que políticos en busca del voto popular, grupos de artistas en busca de apoyo presupuestal, organismos no gubernamentales y otro tipo de organismos; tanto la utilizan que luce ya su rostro desgastado y a veces lo hacen de una forma irresponsable sin mediar las reales dimensiones y alcances de sus fuerzas.

El Gobierno Federal lanzó su cruzada contra el hambre que flagela 53 millones de estómagos mexicanos con una Rosario Robles fallida, así mismo, el Presidente Enrique Peña Nieto promete componer el “Tejido Social de Michoacán” que sufre las embestidas del narcoterrorismo. La izquierda y la derecha construyen cada quien su fantasma para establecer un equilibrio; la izquierda dice no a la privatización de PEMEX con su socialismo nacional revolucionario y la derecha dice Sí a la privatización de todo, SÍ al IVA de los alimentos y medicamentos, SÍ al alza de la gasolina, SÍ a los impuestos, sin ninguna especie de prurito moral persistimos en la barbarie.

La lucha contra la desnutrición, desempleo, ignorancia, pobreza, inseguridad son evidentemente aspectos que deben movilizarnos para verdaderamente recomponer el “tejido social”; una democratización política con una democratización social y económica para salir de la miseria espantosa que nos ahoga y para que la libertad política crezca y permee todas las instituciones, para crear los hábitos necesarios de una cultura integral en todo el estado de Coahuila. El “Tejido Social” no es una red de pescadores que se remienda a cada rato para atrapar pececillos. Es mucho hilo el que se requiere para tan poco ovillo el que representa una acción separada del todo y con tanta reformita del gobierno estatal.

Centremos el GPS en nuestra ciudad de Torreón enclavada en la Zona Metropolitana, una ciudad con más de 680 mil habitantes y en toda la Metrópoli más de un millón 300 mil. El Municipio de Torreón cuenta con poco más de 200 colonias y ejidos y centros de población en sus 1,947.7 kilómetros cuadrados, donde un capitalismo mercantilista, de gobiernos y clientelas empresariales se reparten la torta, formas muy distorsionadas y pervertidas de lo que es una democracia económica. Torreón refleja una tasa de crecimiento extraordinario a pesar de la crisis, del desmantelamiento de las áreas de siembra tragadas por los centros de población con casitas para los pitufos, llegan de todas partes a vivir en la gran ciudad, de los pueblos polvorientos, de los ejidos desaforados… y con ellos brota una economía informal al margen de la legalidad, nacida de la ineficiencia, de la inoperancia, de la corrupción, una economía de los pobres que a pesar de todas las formas de precariedad funciona, como funcionan, los ‘diablitos’ colgados de los alambres de la luz, los tubos clandestinos de agua que burlan a SIMAS; las colonias precaristas con casuchas de cartón refugio de los desempleados que bajaron de sus tierras en busca de un trabajo que no consiguen en un centro histórico con la mayoría de locales vacíos…

Torreón no puede absorber esa masa tan grande, movediza, tránsfuga, incontrolable y a la que no se le puede ofrecer un control de planeación por los altos costos que se requieren, simplemente para proveer de agua a los sedientos. Existe una grave situación de incomunicación, traumática en muchos sentidos pues la vinculación la gana el narcotráfico, la violencia urbana y la crisis económica. Es en este ambiente donde se debe tejer fino para recomponer el “tejido social” con estudios y acciones integrales que el Instituto de Planeación Económica que dirige Eduardo Holguín no ha podido desarrollar; si bastara llevar grupos de teatro o rondallas o malabaristas es obvio que se duplicarían estas actividades culturales, pero la cultura va más allá, a la dignidad humana, a la participación ciudadana, a la educación formal, a los centros comunitarios…

En las campañas electorales que vivimos en toda la Zona Metropolitana, donde las condiciones son iguales guardando toda proporción, escuchamos a los candidatos ofrecer la creación de parques industriales para incrementar los empleos, ofrecen combatir la inseguridad, recomponer el “tejido social”, servicios públicos, aunque nadie diga cómo le iban a hacer para cumplir porque en realidad la inversión extranjera está frenada por la narcoviolencia que aun persiste. Somos un reflejo del problema nacional, el empobrecimiento del país, el desarraigo de los campesinos, porque no pueden literalmente vivir en el campo, somos parte del traumatismo nacional, aportamos una gran cantidad de pobres a esos 53 millones que marca la estadística de la miseria aunque no con la misma intensidad que se da en los estados sureños.

El destejido tejido social tampoco es un nudo Giordano que no se pueda desentrampar en la Comarca Lagunera, sí se puede, pero se requiere de la participación de las grandes empresas para presionar a la autoridad estatal cuya corrupción ha legitimado la violencia. Son las empresas las que, además de su pago fiel de impuestos, deben cooperar apoyando a los organismos civiles que intentan aportar algo, los grupos culturales, las organizaciones no gubernamentales que atienden a las víctimas de la violencia en la equidad de sexos, a las agrupaciones juveniles, a los centros culturales que son bases ya instaladas de operación para la sensibilidad social.

Los partidos alardean de una preocupación por la injusticia, por los pobres, buscan una sensibilización social aguzada para el logro de votos y ésta es una de las farsas más grotescas de nuestro tiempo pues después del proceso electoral enmudecen los diputados federales electos, no cuentan con una estructura que ampare varias actividades dirigidas a orientar a la población cotidianamente, no organizan foros, debates, concursos, conferencias, se borran del panorama y vuelven a aparecer en tiempo de elecciones con toda una atmósfera palabrera que sólo mueve a la repugnancia en los centros culturales del sentido común.

El medio intelectual, que debe ser el más lúcido, que es el que produce las ideas para la evolución social, aporta su grano de arena en los diferentes medios de comunicación masiva pero se ve muy dependiente de una ideología ya muy obsoleta y hay programas tan pequeñoburgueses que parecen más como una superchería. En la educación es donde vemos un mejor avance, por ejemplo, se han construido varios CECyTEC para los jóvenes, está por construirse uno en la antigua jabonera La Unión, cada vez hay mejores opciones de estudio porque el destino de los maestros no es como el de los políticos, no es la popularidad ni la gratitud de la gente, los maestros hacen las cosas porque las creen necesarias y porque las cree su deber. Los maestros son y deben ser aún más un gran baluarte para recomponer el destejido tejido social.

Cada vez surgen colectivos de artistas con un compromiso social dispuestos a demostrar en la práctica su participación, señores empresarios, apoyen, adopten un grupo y patrocínenlo para que realicen sus actividades en una determinada colonia o ejido, recorrer las 200 colonias que existen es imposible y antipedagógico. Aprendamos a tejer fino.

 
© 2014 El Periódico de Saltillo contacto@elperiodicodesaltillo.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino