Y DIJO EL HOMBRE…

Oliverio Ascascius.

Y dijo el hombre pisoteado, vilipendiado, humillado:

"Voy a ser como una maldición para ti,
como una sombra implacable
que te seguirá por donde quiera que vayas,
donde quiera que respires,
donde quiera que detengas tu marcha.

"Ahí te te destrozaré, te partiré, te maldeciré.
Y cada vez que intentes huir te seguiré,
te atraparé y te morderé
como muerden los perros a sus presas.

Y dijo el hombre sojuzgado, herido, minimizado:

"Nadie me hace a mi un daño, un oprobio, una insidia
y se queda tan tranquilo tomando su tequila,
alisándose el cabello con sus amigos,
riéndose a mis espaldas.

"Mi justicia será la más terrible de las justicias:
La que da golpe por golpe,
la que enciende llamas sobre llamas.

"Mi filosofía será la filosofía milenaria de los brujos,
aquella que dice:
"No hagas mal para que no te hagan el mal,
pero si alguien te hace el mal: ¡regrésale el mal!.

Así dijo el hombre herido, socavado, maldecido.
Y sacando sus armas, afiló sus cuchillos.