La razón y las ideas prevalecieron
sobre las balas
(Segunda parte).
José Luis Rodríguez Flores.
Comenté en el artículo anterior (primera parte), que derivado de discrepancias en las ideas para conducir al país de pensadores liberales & conservadores, no fue tarea fácil para nuestros antepasados llegar a tener periodos postrevolucio- narios de paz y tranquilidad, ya que las referidas diferencias tuvieron un alto costo de vidas y derrame de sangre de millares de mexicanos, además la pérdida de parte del territorio mexicano, al invadir EE. UU. a nuestro país en 1846, divergencias que propiciarían la guerra de Reforma 1857-61, luego la segunda intervención francesa a México 1862-67, en las dos últimas guerras destacaron la aportación de Benito Juárez y los pensadores liberales, preservando los preceptos constitucionales...
Pronto Porfirio Díaz, en 1871 intenta derrocar a Benito Juárez, con el Plan de La Noria, pero es derrotado; en 1875, por segunda ocasión, pretende derrocar al presidente en turno, Lerdo de Tejada, creando “La Revolución de Tuxtepec”. De nuevo es derrotado y llora su derrota en Ica- mole, Nuevo León; y es conocido como el llorón de Icamole, pese a todo, insiste y el 21 de noviembre de 1877, con el Gral. Manuel González al frente de sus tropas derrota a los federales, y Díaz se erige en Presidente interino (1880-84), luego sería Presidente Manuel González, y a finales de 1884, volvería Díaz al poder, que no dejaría por espacio de 30 años, junto a sus seguidores, llamados “Los Científicos” liderados por José Yves Limantour…
De nuevo surgieron las discrepancias entre las ideas liberales, ahora encabezadas por don Francisco I. Madero, junto a un grupo de intelectuales, los hermanos Flores Magón, los hermanos Sarabia, y otros pensadores liberales que apoyaban al periódico “Regeneración”, luego crearían en 1909, el Partido Acción Antirrelec- cionista, (PNA), el mismo año 1909, Madero editaría su libro “La Sucesión Presidencial”, más tarde vendría la fratricida revolución mexicana en 1910, cuando Díaz pierde las elecciones contra Madero, y al no reconocer su derrota, encarcela a Madero, que luego escaparía a San Antonio, Texas, donde promulgó el Plan de San Luis, llamando a las armas, y causando la renuncia del Presidente Díaz y su exilio a Francia, en 1911. Don Francisco I. Madero tomaría posesión en noviembre del mismo año 1911
Para júbilo de nuestros conciudadanos, no todo fue guerra y revoluciones, ya que durante el ocaso del porfiriato, Justo Sierra, impulsado con otros valiosos intelectuales, pugnaron por la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, a lo que Porfirio Díaz accedió, nombrándolo responsable del mismo. De esta forma el sistema educativo se encaminó a la modernidad, adelantando una serie de críticas al determinismo y mecanicismo del positivismo comtiano y spenceriano que alentó el modelo de desarrollo usado por Porfirio Díaz y el grupo conocido como “Los Científicos”. Entre 1903 y 1904 se realizaron una serie de conferencias en la Escuela Nacional preparatoria a manera de tertulias literarias, participando entre otros destacados estudiosos: Jesús Urueta, Amado Nervo y Luis G. Urbina…
Los eventos académicos literarios, previamente señalados, surgieron como una respuesta de un grupo grande de destacados escritores, filósofos, poetas y periodistas, que renovaría el espíritu de sabiduría; también aportarían sus vastos conocimientos e ideas a favor de la cultura: José Vasconcelos Calderón, Antonio Caso, Alfonso Cravioto, Alfonso Reyes Ochoa, Pedro Enriquez Ureña, Isidro Fabela, Rubén Valenti, Jesús T. Acevedo, Francisco Vázquez Gómez, Max Enríquez Ureña, Julio Torri, publicando sus trabajos en la “Revista Moderna” y “Savia Moderna” estos filósofos aludidos, luego influirían en la fundación -el 29 de octubre de 1909- del “Ateneo de la Juventud”; Asociación Civil, establecida para trabajar por la cultura y el arte. Estos hechos intelectuales inauditos acontecieron y coexistieron el mismo año de 1909, cuando surgió el famoso Libro de don Francisco I. Madero, “La Sucesión Presidencial”… Esos eventos literarios demostraban, que en ese momento los talentosos individuos, en lugar de usar las armas usaban sabiduría y talento, para convencer y vencer a sus enemigos y rivales.
En la primera parte de este escrito, mencioné un sinfín de periodistas e intelectuales, que aportaron en su momento sus nobles pensamientos, con los que establecerían las bases de las previas Constituciones; y después de convocar al Congreso Constituyente, el 5 de febrero de 1917, posteriormente instaurar la Carta Magna, proclamada por don Venustiano Carranza, que previo cúmulo de adecuaciones, nos rige hoy en día, y que junto a muchos más libres pensadores, filósofos, escritores y poetas han aportado, cada uno, desde su trinchera, y han ido sumando ideas en beneficio de nuestra patria; me refiero a la suma de ideas de los ciudadanos, sociedad Civil organizada, antes (IFE) hoy, Instituto Nacional Electoral, (INE) y los partidos políticos, logrando crear un incipiente sistema democrático, (claro imperfecto), pero que hasta la fecha, ha evitado más convulsiones sociales…
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