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el periodico de saltillo
Septiembre 2014, edición #307


Mis sexenios (77)

José Guadalupe Robledo Guerrero.

La segunda etapa del sexenio enriquista

Por aquellos días, último trimestre de 2002, Luis Horacio Salinas Aguilera fue secuestrado (el 28 de octubre) supuestamente por un grupo de la delincuencia organizada que lo privó de su libertad, por la cual sus captores exigieron un rescate, y de acuerdo a la información, los familiares pagaron cerca de cuatro millones de pesos. Estuvo secuestrado 19 días.

Lo cierto es que Luis Horacio Salinas no era un candidato idoneo para secuestrarlo, debido a su destacado perfil político y empresarial, aun cuando las notas periodísticas que informaron su secuestro lo mencionaron exclusivamente como empresario.

Sin embargo, dos fueron los roles que dibujaron la imagen de Luis Horacio: como político y como funcionario público en puestos principalmente relacionados con el campo y los campesinos, de donde le viene el apodo que según Flores Tapia nunca pudo quitarse: “La Rata del Desierto”. Por aquel tiempo, incluso, era señalado como el jefe del mítico grupo florestapista.

Salinas Aguilera siempre pudo conciliar sus negocios con sus cargos públicos, pero desde la renuncia de Flores Tapia al gobierno de Coahuila, se ha dedicado exclusivamente a los negocios: bienes y raíces, ferretera, constructora, hotelería, fraccionamientos, medios de comunicación, etc.

El principal de sus negocios es “El Diario de Coahuila”, periódico que le sirven como protector y facilitador de los negocios con el gobierno del Estado, con los ayuntamientos y dependencias públicas.

En alguna ocasión que nos encontramos en un supermercado, volvió a repetirme lo que siempre me preguntaba: “¿Cuándo escribe para El Diario?”. También yo le respondía lo mismo que le he contestado en otras ocasiones: -Un día de éstos Ingeniero. Y para recordarme la política editorial de su periódico, me dijo: “El día que quiera comenzar con su columna, sólo hábleme, al fin usted ya sabe que mi periódico es para proteger mis negocios y a quienes son mis amigos”.

Cuando Salinas Aguilera fue secuestrado, hubo quienes creyeron que su secuestro era un ajuste de cuentas, una factura por cobrar o un
autosecuestro. El secuestro de Luis Horacio mostró la incapacidad de asombro de los grupos relacionados con las cúpulas de la entidad, los comentarios que se virtieron sobre el particular fueron tranquilos, simplistas, que más que hablar de un secuestro, parecía que estaban contando un chisme político.

Durante los 19 días del secuestro y en su liberación, ningún destacado político o empresario, ni organizaciones públicas y privadas se manifestaron en total repudio al secuestro. Ésto mismo sucedió cuando se supo de la repentina muerte -para muchos misteriosa- de Armando Castilla Sánchez (propietario del periódico Vanguardia y adversario de Luis Horacio).

Luego de que Luis Horacio Salinas fue liberado, organizó una comida a donde invitó a un grupo de reporteros y columnistas para agradecer las notas dedicadas a su persona cuando estuvo secuestrado. Yo no asistí. Iba a ser -como fue- una reunión política, y no periodística. Un par de meses después, a principios de enero de 2003, Luis Horacio me invitó a desayunar, dicho desayuno se extendió por cuatro días. En esos días platicamos de su secuestro y de política.

Le pedí una entrevista para El Periódico..., y me la concedió. Por cierto, uno de esos días llevó a su nieto Manolo Jiménez Salinas, a quien me presentó. Años después conocería al padre de este educado muchacho, Manolo Jiménez Sr., con quien guardo una respetuosa y fraternal amistad. Recordé la primera entrevista periodística que le hice a Luis Horacio Salinas para el periódico “El Sol del Norte” en 1983, a la que titulé: “Rompe el silencio Luis Horacio Salinas”, en esos días el florestapismo era un tema tabú, 16 meses antes habían obligado a OFT a firmar su renuncia a la gubernatura de Coahuila, y Luis Horacio era un político en desgracia. De esos a los que todo el
mundo le saca la vuelta.

Luego de que se publicó la entrevista, Luis Horacio me invitó a comer, “para agradecerle”, según me dijo. Cuando acepté, insistió en que yo dijera a qué restaurante ibamos. varias veces le respondí que al que él quisiera, pero siguió preguntando. Por curiosidad le pregunté por qué insistía en preguntarme sobre el restaurante al que iríamos.

Su respuesta no me dejó dudas: “Usted sabe lo que pasó en el gobierno de Flores Tapia, desde entonces los florestapistas estamos satanizados, nadie quiere que lo vean con nosotros, por eso le pregunto a qué restaurante quiere ir, para que usted se sienta cómodo”.

Así estaban las cosas política en Coahuila.

La entrevista se la hice semanas después de su liberación y sólo hablamos de su secuestro. En aquella ocasión, luego de horas de plática, Luis Horacio aseguró que: “Mientras viva no quitaré el dedo del renglón”.

Según la información que nos dio Salinas Aguilera en la entrevista periodística: Estaban 7 secuestradores presos, pero 5 más andaban
prófugos, entre ellos el jefe de la banda, y se creía que era de otro estado.

Entre los secuestradores había dos militares en activo: un teniente y un cabo que estaban adscritos al área de inteligencia militar de la Sexta Zona Militar, ubicada en Saltillo, Coahuila.

También contestó a sus malquerientes dedicándoles una frase: “Son enfermos mentales los que crean que me autosecuestré”. Sobre su
participación política señaló: “No sé todavía si vuelvo a participar en política electoral”. Ante el silencio de los espectadores dijo: “A cualquiera, por más poderoso que sea, puede ocurrirle”.

Al final de la entrevista le pregunté: ¿Cómo ve ahora todo esto, como pesadilla? Respondió: -”No, lo veo como una experiencia de vida.” Mientras se acercaba la fecha del tercero y último informe del alcalde saltillense, cuando Óscar Pimentel ya no tenía poder, los que callaron durante todo el trienio comenzaron a señalar los ilícitos cometidos por Pimentel para su enriquecimiento personal.

Se decía que Óscar Pimentel -con la complicidad de su “equipo de gobierno”- hizo negocios con todo: palmeras, semáforos, concesiones de taxis, permisos para expendios de vinos, licencia para gaseras y fraccionamientos, privilegio para lenones, privatización del Simas,
prediales, ediciones de libros, espectáculos, etc.

Aquellos que estuvieron cerca de la privatización del Simas, insisten que en el negocio del agua “hubo mucho dinero de por medio, y el principal beneficiado fue el Presidente Municipal de Saltillo, Óscar Pimentel González”. Algunos otros también incluyen entre los beneficiados al gobernador Enrique Martínez Para darnos una idea sobre la corrupción con que se privatizó Simas, basta recordar lo que
se decía: que hasta uno de los funcionarios del organismo, Carlos Flores Viscaino, disfrutó -con toda su familia- de un viaje de placer a España con todos los gastos pagados, y no fue el único.

En el negocio de la privatización del agua de los saltillenses, se repartió dinero entre los corruptos regidores, principalmente a los de la “oposición”, los que además viajaron a cuerpo de rey a otros países como Colombia, con el pretexto de ir a conocer la magia empresarial de Aguas de Barcelona en Sudamérica. Pinches farsantes.

Lo verdaderamente cierto es que hasta ahora no se conocen a ciencia cierta todos los latrocinios que Pimentel y sus incondicionales cometieron durante el trienio pimentelista, pero con lo conocido se puede concluir que con la Presidencia Municipal de Saltillo, Óscar Pimentel hizo el mejor negocio de su vida.

De todos modos, debemos admitir que en el sexenio de Enrique Martínez, muchos de sus funcionarios hicieron lo que quisieron, cabe recordar los privilegios que gozaban los favoritos de EMM, entre ellos: Humberto Moreira, Raúl Sifuentes Guerrero y Óscar Pimentel González. Éstos hacían lo que quería, hasta parecía que no había gobernador o que estaba “pintado”.

Para muchos el trienio municipal de Pimentel fue un fracaso, porque la seguridad y la prevención de la delincuencia cayó al más bajo nivel. La policía municipal se dedicó a la extorsión, a agredir ciudadanos y a realizar multas y operativos recaudatorios.

Basta recordar que luego de muchos abusos policiacos denunciados por los ciudadanos, el director de la policía pimentelista, Iván Bermea, fue destituido de su cargo, precisamente por una agresión que los hampones disfrazados de gendarmes hicieron en contra de un comerciante.

En la “administración” pimentelista aumentó y proliferó la prostitución de todo tipo: infantil, de hombres, mujeres y homosexuales. Pero Pimentel responsabilizó a su mecenas y jefe EMM, del fracaso de su sexenio.

Al final de su trienio, Óscar Pimentel dejó claro a sus incondicionales que su verdadero amigo no era Enrique Martínez sino Rogelio Montemayor.

Para la edición de abril de 2003 de El Periódico..., entrevisté a don Lorenzo Martínez Medina, Agrónomo y Doctor en Ciencias Agrícolas, para que nos hablara del campo que tan bien conocía. Don Lorenzo falleció recientemente, el 5 de agosto de 2013, y a los 95 años de edad diariamente llegaba a su empleo en la UAC antes del horario de entrada.

En la actualidad dedicaba sus esfuerzos a la comprensión de la actividad agrícola en el noreste de México en relación con el Tratado de Libre Comercio, y en calidad de Maestro- Investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila. Durante su vida profesional, Martínez Medina desempeñó algunos cargos públicos, el de mayor nivel fue el de Subsecretario de Agricultura.

En la entrevista don Lorenzo fue claro y contundente en sus respuestas. “El gobierno ha abandonado el campo, dejándolo a merced del mercantilismo”, dijo desde el inicio de la plática.

Sobre el Tratado de Libre Comercio de México con Canadá y Estados Unidos (TLC) que había sido firmado por el Presidente Carlos Salinas de Gortari en 1992 y comenzó a operar el Primero de enero de 1994, don Lorenzo enfatizó: “Antes del TLC México era autosuficiente en maíz, ahora ya no”. “El TLC desapareció precios de garantía, crédito y aseguramiento”.

Don Lorenzo sabía lo que decía. Ahora en 2014, 20 años después, el TLC aún no le acarrea al país la prosperidad nacional que tanto anunció Salinas de Gortari, para engañar al pueblo de México. En lugar de progresar ahora México tiene millones de pobres más.

Acerca del ejido, el cual desapareció desde que Carlos Salinas modificó la Constitución, para entregarle la propiedad de la tierra ejidal a los campesinos, para que ellos pudieran vender sus tierras, de tal forma que los ejidos volvieran a ser propiedad privada, propiedad de los más ricos.

Para don Lorenzo: “La propiedad social (ejido) era una forma estable de producción.” “Las grandes corporaciones ya casi dominan el mercado.”, decía con un profundo convencimiento y sincera preocupación. Según el connotado agrónomo, para el campo mexicano la reforma salinista fue la estocada final, por eso aseguró que: “Los actuales programas de gobierno son caritativos y paliativos.”

Don Lorenzo se lamentaba de la situación que prevalecía en el agro mexicano, y aseguraba que: “La problemática del campo se ha agudizado en los últimos años?

Pese a las deleznables condiciones agrícolas de México, Lorenzo Martínez Medina señalaba, sin decirlo, la única opción para recomponer la situación campesina: “La agricultura fue la causa social y económica de la Revolución Mexicana.”

Le pregunté ¿Existen problemas en la agricultura de Estados Unidos? Su respuesta develó la principal estrategia de las grandes empresas del sector agronómico: “Hace tiempo que la estructura de la agricultura en Estados Unidos está en problemas. Los granjeros han ido vendiendo sus tierras a latifundios bajo el control de corporaciones gigantes. Los mercados competitivos están siendo desplazados por cadenas de oferta con contratos de producción.”

¿Cuáles son esas empresas gigantescas? le pregunté, y respondió: “Precisamente se está a merced de las grandes corporaciones que ya casi dominan el mercado mundial. Estás corporaciones son de Estados Unidos y Suiza: Continental Grains, Cargill Foods, Monsanto, Nestlé, etc.”

También nos dio a conocer otra experiencia agronómica con la que él simpatiza: “En Francia, Alemania e Italia hay cooperativas agrícolas muy exitosas que son asociaciones de pequeños productores, cuya propiedad se ve acotada por los intereses de la cooperativa. En Europa se fomenta y promueve el cooperativismo como una forma social de organización económica del campo.”

Señaló que: “En México, a partir de Miguel de la Madrid se abandonó a los productores agrícolas, ahora se les ve como limosneros, pero los campesinos son pensantes, desarrolladores y emprendedores, así los debe ver el gobierno mexicano. La atención al campo debería ser para el desarrollo sustentable. Los campesinos poseen el valor moral y social de cuidar el medio ambiente, han sido desde hace siglos los guardianes y preservadores del germoplasma (material genético en plantas y semillas).”

Luego de haber dicho su postura sobre el gobierno y el TLC, don Lorenzo habla sobre sus propuestas: “No se debe concentrar la propiedad, producción, procesamiento y distribución de alimentos y fibras, estas áreas deben estar bajo el control de emprendedores independientes.”

Martínez Medina también propuso: “Un cambio en la política agrícola de México, que la haga diferente a la seguida en las últimas décadas
y a la recomendada por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Es necesario que estos productores tengan opciones competitivas para adquirir insumos y vender sus productos. Con una política consistente de Estado, los agricultores podrán ser capaces de abastecer de alimentos no nocivos a los consumidores, nutricionalmente suficientes y a un costo razonable.”

(Continuará).
La segunda etapa del sexenio enriquista...

 
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