Las mismas mentiras disfrazadas de promesas
Fidencio Treviño Maldonado.
Muchos creíamos que al comenzar las campañas de los políticos al menos las mentiras serían otras, pero son las mismas campañas, con las mismas mentiras disfrazadas de promesas. Para variar, en vez de componer el panorama social, económico y trágico que vive el país, estos políticos lo están enlodando más con sus miasmas y circunloquios retóricos y añejos fuera de lugar, y sueños gibados en donde aun a más de 100 años de la revolución sus preceptos e emancipación aun no llegan y el pueblo sigue igual o peor que antes de la revuelta, incluyendo los mismos discursos bofos, sostenidos por mentiras y sofismas costumbristas de nuestra Casta Divina.
Pobre país el nuestro, en donde llama la atención con la frialdad que nuestros políticos hacen a su manera (no conocen otra), su infausta campaña, atacando al partido, que el candidato es rata, que los de otros partidos son inmorales, que los de X color nunca han servido para gobernar, etc., sin embargo el país se debate entre el saqueo, la injusticia, el engaño, y no ven por citar ejemplos, el campo abandonado, inclusive las tierras que en 1936 se les prestó a los campesinos, ya regresaron a sus dueños otra vez, el sector salud enfermo en fase terminal, la educación sin vocales y aun buscando el común denominador, el desempleo montado en caballo de hacienda, la mafia organizada contra la policía desorganizada y una justicia dando palos de ciego. Mientras el pobre pueblo hay que decirlo, resentido pero medroso, cobarde, vengativo, callado y entretenido con noticias mediáticas.
El pueblo no merece que tanto payaso metido a político o viceversa, intente persuadir al votante con diálogos añoñados, con música, canciones y tonadas bobas que enlodan más el panorama electoral, ésta es la cultura que ellos saben, es la costumbre de un imperio de fortunas labradas con mentiras y traiciones, en donde están por delante las ambiciones y lo corriente de su proceder. México a estas alturas de su condición de tercer o cuarto mundo no merecemos tener estos onagros y canallas tartufos, trapecistas que no sueltan la liana y sólo brincan de un columpio a otro con red protectora, mientras el país sigue sumido en la miseria, y no en esa miseria del materialismo, sino en la miseria de pensamientos, de ideas y de proyectos nacionalistas.
Con estas actuaciones nuestros candidatos sólo siguen la tonada de hace 30, 40 o 50 años, la de buscar su puesto, el mejoramiento social, ese, si es que llega estará presente en su familia. En el cielo no se ven águilas, sólo serpientes en el vil suelo y es triste ver como a la cumbre se llega de dos maneras, pues se duda que alguien llegue como las águilas volando, ya que todos llegaran a la cúspide, pero como las víboras reptando y arrastrándose.
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