La nueva y la vieja clase política de
Coahuila insisten en seguir en el poder
“El más eficaz aliado de los sinvergüenzas siempre fueron los enjambres
de tontos que hacen el trabajo sucio. Que les facilitan el trabajo.”
Arturo Pérez-Reverte. |
Jorge Arturo Estrada García.
Las instituciones y la clase política están en crisis. Sin credibilidad y sin prestigio. En Coahuila, los liderazgos no existen. Se esfumaron o perecieron. Además, ya los ciudadanos son apáticos y desinteresados de la cosa pública. En estos escenarios, muchos desgastados y enriqueci- dos personajes tratan de seguir escalando puestos en sus carreras. Derrochan los recursos públicos, sólo para impresionar a los generadores de los dedazos. Y cada día, se agregan más a las listas de aspirantes. Solos se agregan, para eso tienen su Twitter.
Incongruentes, sin muchas facultades y pésimos resultados, la nueva y la vieja clase política insisten en seguir en el poder. En esas listas hay muy pocos personajes que puedan con los retos que el Coahuila del siglo XXI demanda. De momento, las polémicas se dan respecto a quién lleva mano en las sucesiones gubernamentales y en el reparto de huesos. Y no sobre las problemáticas a atender y solucionar. Son cortos de miras. Sin embargo, la política es de circunstancias.
Los ciudadanos estamos metidos en una trampa. Tenemos amplios sectores de la sociedad abúlicos y domesticados; y al mismo tiempo, padecemos a una clase política depredadora, que sólo busca el poder y enriquecerse. Mientras, los problemas se acumulan y crecen.
Estos políticos son los nuevos tontos útiles. Sirven a los intereses de otros a los ni siquiera conocen. Tenemos alcaldes y funcionarios que navegan de muertito y que no están dispuestos a mejorar las cosas. Que presumen empleos de bajos salarios; educación pésima, transporte malísimo, diseños urbanos inexistentes y calidad de vida infame; inseguridad e impunidad; territorios perdidos ante la delincuencia; calles obscuras y sucias; seguridad social de vergüenza y pensiones ridículas e inhumanas.
Sus metas y logros sólo se transforman en expectativas de vida mediocres para los ciudadanos; a lo más. Llevamos décadas construyendo una clase media que vive en el límite, al borde del abismo, de la pobreza. Que en cada crisis está en riego.
Generamos decenas de miles de jóvenes deficientemente preparados que tienen como destino pasar sus vidas como obreros y licenciados mal pagados. Los sueldos de seis mil pesos mensuales son mayoría en nuestra región, y de ahí para abajo. Operarios y licenciados se uniforman salarialmente.
El modelo económico en el que estamos sumidos atrapa a nuestras generaciones y las arruina en la mediocridad. El neoliberalismo y los políticos, ignorantes y egoístas, causan enormes daños en el tejido social y en la calidad de vida. Los jóvenes sólo tienen dos opciones: bajos salarios o la delincuencia. Nuestros niños y adolescentes han crecido entre el “pecho a tierra”, los levantones y los estruendos de las balas. Muchos de ellos en colonias peligrosas, y en minicasas caras y alejadas.
Formamos sociedades achaparradas y superficiales. El liberalismo salvaje arruina a familias enteras. Presenciamos una infame acumulación de riquezas y desigualdades. La prosperidad ha desaparecido para los ciudadanos. Nos hemos convertido en los borregos y los consumidores de la clase gobernante y de los dueños del país.
Estos últimos años hemos sido testigos de una forma de hacer gobierno y negocios depredadora. Nadie se salva. Los académicos y los organismos de la sociedad civil se vuelven paleros y convierten en clientes y mecenas a los gobiernos. Los incapaces se convierten en líderes y gobernantes. Los ciudadanos se niegan a salir de sus zonas de confort. Otros nada más se resignan.
Los minipartidos se han acostumbrado a vivir con los recursos públicos de la derrota. Engordan como paleros y haciendo el caldo gordo al PRI en las elecciones. Las oposiciones se uniforman en la voracidad y la incapacidad.
En este contexto, llegamos al final del 2015. Con la sucesión a la gubernatura abierta prematuramente. Con la caballada famélica. Encontramos unas listas integradas con alcaldes fallidos que sueñan con despachar en el Palacio Rosa; y diputados, y ex-diputados, que disputan el favor de sus mecenas. Claro, de espaldas a los coahuilenses.
Para mantenerse viables, los alcaldes en funciones quieren brillar en sus informes de este año. Sus realizaciones son magras. Ni la desmesura de los presupuestos y derroches lograrán convencer a nadie. Además muy pocos les prestan atención.
Sus resultados más relevantes son que gastan mucho y que no completan. Por la tanto, hay que endeudarse y cobrarnos más caro, y por más cosas. Para poder pagar sus salarios y los negocitos de sus amigos, parientes y socios.
El alcalde de Monclova, Gerardo García, anda desesperado por ser tomado en cuenta. Paga para que le aplaudan, al más viejo estilo tricolor. Como lo comentamos anteriormente, en las redes se reproducen los viejos vicios con paleros a sueldo, con cuentas fantasmales y que cobran por “generar tendencias”.
Por su parte, Miguel Ángel Riquelme e Isidro López se lucieron con el derroche de publicidad para sus escasas acciones positivas. Ambos gastaron en medios estatales, sus municipios ya le quedan chicos a sus egos.
El tiempo se derrocha y los presupuestos se dilapidan. Riquelme está a la mitad del camino, atorado. Isidro cambia junto a Saltillo, ambos en deterioro acelerado.” Talentosos” y caros publicistas con mensajes ridículos.
Isidro resultó un fiasco. Riquelme topó con el Principio de Peter. Armando Luna encontró una nueva oportunidad que se llama 2016, Plan B. Los Martínez, El Yayo y Enrique junior, siguen pasmados y juegan sus cartas sólo para las negociaciones. Javier Guerrero sigue tibio y en zigzag. Armando Guadiana, ya nada más es ocurrente y poco disciplinado. El resto da lástima.
La Coneja trae las llaves de la puerta con Manlio, y lucra políticamente con ello. Jericó reza a varias velas y apuesta a las tormentas. Hilda Flores y Verónica Martínez navegan sin méritos ni posibilidades para el Palacio Rosa pero adornarán las listas frecuentemente.
Isidro todavía piensa que está participando en una kermess del Colmex, y que “se divierte mucho”. Cuando sus fallas quedan en evidencia hace berrinches y llegan los desplantes. Nunca maduró. Por algo nunca lo escogieron para dirigir el GIS a pesar de ser el primogénito de don Isidro. Nunca dio la talla, aseguran.
Riquelme y Ricardo Aguirre siguen endeudados y con escaso margen de maniobra, dependen de lo que les caiga de obras estatales y federales, otras instancias súper emproblemadas.
Al Richy ni conectar el internet le sale bien. Sus ocurrencias e incapacidad hunden a Ramos. A esa ciudad él y Oceguera le cortaron las alas antes del despegue. La transformaron en un pueblote que parece patio trasero del deteriorado Saltillo.
El proyecto de Isidro nace de una puntada en la casa de su compadre Román Cepeda. Ocioso y sin talentos desarrollados, Isidro fue presa fácil de los aduladores. A todos los colocó en una chamba y les dio poder en la presidencia municipal. Hasta su caddy, el “pintaletras”, alcanzó cargo y carrera política como candidato a diputado. El caddy hasta llamaba para que le mandaran dinero para hacer campaña. Para empeorar el panorama, Saltillo se rige por un Plan de Desarrollo Patito.
Sin mejoras en la calidad de vida; sin seguridad; sin transporte y sin proyectos que detonen el progreso, los ciudadanos padecen complicidades y corruptelas. Y así, quieren ser gobernadores y seguir con sus carreras. Un rasgo destacable en ellos es que para llegar contaron con padrinos a los que luego traicionaron.
Las veredas de nuestra política están empedradas con traiciones. Ricardo Aguirre traicionó a Ernesto Saro; Riquelme a Raúl Sifuentes, e Isidro López a los saltillenses. Por el lado de los independientes, Armando Guadiana se percibe cansado. Tal vez la edad le llegó o de plano no sabe cómo hacerle para avanzar, extravió la brújula. Sigue sin trapío.
Decíamos que las circunstancias mandan. En Durango, Leticia Herrera, exalcaldesa, mujer, potencial primera mujer candidata del PRI, primer candidato de la comarca lagunera y ni así. Sus pasivos y los temores pesaron más. Manlio tiene miedo a perder y además quiere aliados para dentro de tres años. El Bronco asustó a muchos. Y juegan conservador. Los naturales mandan el día de hoy. Peña no olvida Nuevo León y no se quiere arriesgar.
Sabemos que Coahuila no es Nuevo León, nos quedamos sin líderes. Ni siquiera tenemos clase empresarial en Saltillo. En los actos oficiales, ya es difícil llenar las sillas de los invitados de la IP. Hay que llevar a los directivos, empleados, de las empresas transnacionales que operan en Ramos Arizpe. Los López están diluidos. Y de los Arizpe, Miguel está delicado de salud y Luis apenas hace presencia desde las Cámaras. Y no hay más.
Humberto Moreira fue un tipo audaz y afortunado. Comprobó que en Coahuila los liderazgos se habían agotado. O habían muerto. Con audacia y sin escrúpulo alguno tomó por asalto el poder. Y nadie fue capaz de detenerlo. Su falta de preparación, sus malos amigos, la corrupción y un ego enorme lo hundieron. Los dioses otorgan grandes oportunidades, a veces, luego puedes caer en desgracia. Humberto tocó el cielo, dirigió el PRI nacional, logró su sucesión en forma inédita, y trabajó al lado del candidato Peña Nieto, en el mero centro de la política de México. Sin embargo sus pecados y lastres lo hundieron. No tuvo capacidad para reaccionar. Por el momento está en el ostracismo y su futuro aún es incierto con los casos abiertos en Estados Unidos.
El próximo gobernador debe garantizar capacidad, seguridad y progreso. Los problemas y retos no deberán sobrepasar su capacidad y la de su equipo. Lamentablemente en lista de calefactos hay muy poco talento. Sus resultados hablan por ellos. Ni siquiera hay congruencia entre su decir y el hacer.
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