Detractores y malagradecidos en el PRI
Armando Montalvo Olivo.
Hay pueblos, personas, políticos e hijos malagradecidos; pero, qué es una persona malagradecida, cómo se comporta y la gran pregunta, ¿estos malagradecidos nacen o se hacen?
La conducta que calificamos como propia de una persona o pueblo malagradecido se refiere a aquella que no reconoce ningún valor al esfuerzo o trabajo de otros (padres, allegados o el mismo Estado) para procurarle un beneficio.
Se refiere a personas de muy corta memoria (de ayer o antes de ayer) que dicen merecérselo todo y que no están dispuestos a dar nada.
Estas personas creen que los otros (sus padres, el partido y el Estado) son responsables de él; pero, él no es responsable de nada ni de nadie. De allí que no les importe derrochar, dilapidar o desperdiciar el esfuerzo, dinero y el servicio de otros, “siempre habrá más para ellos, ese es su derecho”. Su filosofía se resume en el dicho “con lo que nada cuesta hagamos fiesta”.
Este mismo malagradecido tiene otra cara; también acepta que lo maltraten y lo vejen los que considera tienen poder y hasta el derecho de hacerlo. Desprecio y sumisión en una misma cultura, en un mismo malagradecido. Son las dos caras de una misma moneda.
Frente al autoritarismo del poder son sumisos; pero, frente al trabajo que reciben con amor y vocación son crueles, arrogantes, prepotentes, despreciativos, exigentes y flojos. Cabe preguntarse, ¿esta situación refleja un problema individual, propia de alguien con baja auto estima o es el resultado de un sistema cultural que alimenta y retroalimenta unas prácticas sociales dañinas para la persona y la sociedad? Y por otra parte, ¿será ésta la razón de que siempre estén tras un caudillo que se haga responsable de ellos?
Pues bien, algunos malagradecidos no acudieron al Cuarto Informe de Gobierno de Rubén Moreira Valdez celebrado el 30 de noviembre en el Palacio Legislativo del bulevar Francisco Coss a pesar de que recibieron elegantes invitaciones y estaban obligados a hacerlo. Hay otros que sí llegaron para guardar las formas a sabiendas de que ya no son bien vistos.
Desde hace tiempo varios malagradecidos hacen “talacha” con otros aspirantes que quieren la gubernatura, para no seguir apoyando el “Proyecto de Rubén” por una sola razón, algunos de ellos dejaron de cobrar en la nómina, pero se olvidan que uno que otro de sus familiares lo siguen haciendo.
Los que estuvieron presentes en el Congreso del Estado saben qué priistas malagradecidos formados por Humberto y Rubén desairaron el evento por así convenirle a sus intereses y sobre todo hacerse notar. Otros prefirieron aplaudir o decir en voz baja “Viva Rubén”, “llega fortalecido a su Cuarto Informe”, y no faltó algún funcionario que todo le pareció mal y prefirió dormirse.
No es de sorprenderse, pero esos políticos malagradecidos ya no muy jóvenes, pero que llegaron con una mano adelante y otra atrás hace 10 años, desde cuando inició el Gobierno de Humberto y luego el de Rubén, olvidaron por completo quienes son y de donde provienen. Unos originarios de Tamaulipas, de la capital del país, de Nuevo León y hasta uno que otro duranguense, entre otras entidades.
“Yo soy amigo de Humberto, y no de Rubén” lo dice un importante número de funcionarios malagradecidos de todos los niveles que siguen todavía incrustados en la mayoría de las dependencias del Estado, y no se diga en los ayuntamientos municipales. Pareciera que quisieran inmortalizar estas nueve palabras.
Estos políticos malagradecidos que ahora poseen propiedades en zonas urbanas, cuentas bancarias en el extranjero, coches blindados, edificios completos, inmobiliarias, ranchos, medios de comunicación y hasta aeronaves, entre otros lujos, tratan de manejarse despistadamente para no aparentar lo que tienen, pero que aprovechan cualquier plática con amigos y amistades para hablar mal de quien les permitió tener lo que ahora tienen. Y que difícilmente lo podrán gastar de la noche a la mañana.
Alguien podrá preguntarse; ¿quiénes son esos políticos malagradecidos?, ¿donde están?, ¿por qué hablan mal de los Moreira y no se cansan de hacerlo?, ¿Por qué alguien no les pone un alto? Se olvidan de que en su momento lo sabrán. Más pronto de lo que ellos se imaginan. Hasta hay algunos que afirman que en Coahuila se vive un ambiente político represor.
No se puede ocultar que dentro de la deslealtad mostrada por algunos políticos malagradecidos de la denominada “nueva generación política”, es que todavía se creen con derecho a que los “Moreira” o el PRI les debe un ascenso laboral o un cargo de elección popular, sólo porque creen que realizaron una buena gestión dentro de un puesto público o en alguna alcaldía.
Incluso, por ser familiar de esos políticos sexagenarios que se enriquecieron a la sombra del poder y que se sienten con derecho todavía de que los sigan tomando en cuenta sin merecerlo.
Es hora de que hagan una reflexión profunda esos políticos malagradecidos definidos por la misma militancia priista como personas que utilizaron esta organización política para sobresalir exclusivamente ellos y sus familias. Nadie más.
Hay que tener presente que si se quiere cambiar la cultura del malagradecido: si se quiere aumentar el nivel de consciencia del pueblo, estamos obligados a cambiar como padres, como familia, como comunidad, como políticos y como Estado Progresista.
Se debe exigir y obtener resultado del otro (del hijo, del familiar y del propio pueblo) antes de dar. Son los que trabajan los que deben exigir esfuerzo y trabajo al otro antes de dar su amoroso beneficio. Sólo de esta manera estos últimos aprenderán a valorizar lo que se ganan. Nuestro bienestar y la esperanza se construye con mucho trabajo, nunca llega del cielo ni se gana.
Así que para la familia tricolor quienes deben tomar una lección de agradecimiento, son José Luis Flores Méndez “El Chapo”, Javier Guerrero García, Hilda Flores Escalera, Braulio Cárdenas, Salvador Hernández Vélez, Jericó Abramo Masso, Fernando de las Fuentes Hernández, Oscar Pimentel González, Eliseo Mendoza Berrueto y Rodrigo Fuentes Ávila.
También, Rogelio Montemayor Seguy, Lauro Cortez Hernández y Ricardo Aguirre Gutiérrez, Armando Plata Sandoval, José María Fraustro Siller, Bertha Castellanos, Martha Garay Cadena, Noé Garza Flores, Ismael Ramos Flores, Jesús Ochoa Galindo, Héctor Mario Zapata y Boreque Martínez.
La lista crece con Hugo Martínez, Gregorio Pérez Mata, Lucila Ruiz Múzquiz, Blas Flores Dávila, Eduardo Prado, Jorge Alanís Canales, Higinio González Calderón, Sebastian Zepeda Contreras, Xavier Diez de Urdanivia y Jorge Verastegui Saucedo, Rubén Delgadillo, Blas Mario Montoya, Javier Cordero Salazar y Jesús Durán Flores, entre otros. Pero aun hay más.
@armando6812
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