El hogar, la puerta de las drogas

José Luis Carrillo Hernández.

El problema del consumo de plantas psicoactivas no es novedoso ni mucho menos desconocido a través del desarrollo histórico y cultural de la humanidad, pero lo que sí es nuevo son las inmensas ganancias que produce su producción y distribución con o sin permiso, de esto nos da cuenta las dos primeras narco guerras que desatara Inglaterra primero y después junto con Francia contra China en las famosas guerras del opio en el siglo XIX en donde China tuvo que ceder Hong Kong y su tolerancia al ingreso y al consumo masivo de opio, como lo comenta el economista argentino Aldo Ferrer en su libro Historia de la Globalización tomo II editado por el Fondo de Cultura Económica “El opio, producido en India e introducido en China por los navíos europeos (Ingleses) durante el siglo XVII, se convirtió en una calamidad nacional. A principios del siglo XX, el 27% de los varones adultos eran fumadores de opio. Las consecuencias de la adicción sobre la salud, la organización familiar, la economía y la corrupción determinaron la prohibición de la importación de opio por decretos imperiales de 1729 y 1799 cuya principal destinataria era la Británica East India Co., principal trasportadora de opio…”

Más adelante continua Ferrer, “En la misma época en que Gran Bretaña estaba empeñada en reprimir el tráfico de esclavos entre África y el Nuevo Mundo, imponía (por la fuerza) la apertura de China al del estupefaciente. Las hostilidades de la Primera Guerra del Opio comenzaron en noviembre de 1839. En poco tiempo, las fragatas británicas destruyeron la flota china e impusieron el respeto al comercio libre (de opio). El tratado de Nanking de 1842 dispuso la cesión a Gran Bretaña de la isla de Hong Kong…”

Una segunda guerra se da entre los años 1856-1858 esta vez con la participación de Francia, donde se imponen nuevos tratados de libre importación de opio y todo tipo de concesiones para estas potencias, todas las calamidades cayeron sobre el pueblo chino pero grandes dividendos para las potencias, este pasaje nos sirve para ilustrar un tema que hoy está de moda en el mundo globalizado, que es la legalización de la mariguana y la Guerra contra el narco que desataron en México los gobiernos panistas, tras la pistolizacion que organizó la operación (aparentemente fallida) Rápido y Furioso de la CIA con las bandas del narco que operan en el país. Las que han generado violencia, miles de desaparecidos y miles de muertos.

Sin duda las drogas son un problema grave de salud y seguridad pública pues su consumo se ha masificado y globalizado con las consecuencias tan obvias que luego nos resultan indiferentes, tal es el caso de dos de las drogas más fuertes y que generan más defunciones que las demás: el alcohol y el tabaco, drogas legales y de consumo tan generalizadas que se inicia en el seno de la familia, como una condición aprendida de los padres y adultos que hacen del hogar la verdadera puerta de las drogas, contrario a lo que dice la publicidad oficial.

Sin embargo es necesario acotar. En la historia de la humanidad las plantas u organismos alucinógenos o sicotrópicos siempre han estado presentes, seguramente los ancestros más antiguos del hombre moderno, nómadas y después sedentarios, a su vez herederos del Cro- mañón y el Neandertal, ya las conocían y habían experimentado alimenticiamente, por lo tanto conocido los efectos de esta clase de plantas o derivados, finalmente en aquel inicio, el humano en su caminar probó y experimentó con todo tipo de vegetales, frutos y semillas. Algunas les resultaron altamente tóxicas y letales, otras un tanto nutritivas y aptas para el consumo y las que nos referimos, que los llevaron a momentos agudos de percepción y reflexión con los sentidos alterados.

La arqueología, la antropología y etnología nos dan cuenta de cómo los sicotrópicos han estado presentes en el desarrollo de la cultura de la humanidad desde la prehistoria. Las pintura rupestre de la región de Tassili--n-Ajjer en el Sahara con una antigüedad de doce mil años y con amplísima iconografía de la cultura del hongo, el Soma en Mesopotamia y la India védica y brahmánica donde fue venerado como un dios, la mandrágora en la Europa Medieval, la ayahuasca en la Amazonas, el peyote en la región de Aridoamérica y el hongo en Mesoamérica, son tan sólo algunos ejemplos de tantos por citar de un amplísimo catálogo de plantas psicoactivas que la naturaleza dispuso acompañaran el transcurso del humano por la tierra y su manera de hacer cultura.

Sin embargo su uso no fue masivo o generalizado, la información gráfica y documental que la Historia nos provee es vasta, nos habla del uso chamánico y ritual que los distintos grupos culturales o raciales le dieron a la ingesta de los mismos, un ejemplo más cercano a nosotros es el peyote y su consumo ritual por parte de los huicholes, que en sus ceremonias es consumido por los peregrinos como elemento central ya que representa al mismo Dios y sin él no se cumple la costumbre, la de llegar al Cerro del Quemado (Real de Catorce, S.L.P.) y ayudar a que el Sol vuelva a nacer, son las reminiscencias de la ancestral religión Nahua.

Pero ya ampliaremos estos temas más delante ya que no tienen un impacto importante en la salud y en la economía de los pueblos hasta antes del descubrimiento de América y donde parte el tabaco rumbo a Europa y de ahí al resto del mundo, al poco tiempo los avances en la química permitieron el fermentado y destilados para producir bebidas alcohólicas que junto con el tabaco se globalizaron gracias al libre mercado, produciendo desde entonces muerte y violencia por su consumo y si a pesar de ésto hemos convivido con ellos, qué pero le podemos poner a aquello que la ciencia nos revela su poder curativo y la imposibilidad de la medicina forense que en miles de años de uso no ha podido reportar un muerto por consumo de la cannabis, pero sí millones y millones de defunciones por alcohol y tabaco.