La ley anticorrupción de Peña Nieto es: pedirle a la hiena que sea vegetariana
La iniciativa de ley enviada por Peña Nieto al congreso para erradicar la corrupción es una acción harta en dicotomía. Dice un lector de La Jornada: “Pedirles a nuestros políticos que aprueben una ley anticorrupción, es tanto como pedirle a la hiena que se convierta en vegetariana por su propia voluntad, y al puerco que sea pulcro dentro de su chiquero”. |
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
El señor José Alberto Barrón Hernández, lector del diario La Jornada, opina en la sección DINERO lo siguiente: “Creo que pedirles una ley anticorrupción a nuestros políticos es tanto como pedirle a una hiena que se vuelva vegetariana por su propia voluntad, o a un puerco pedirle pulcritud dentro del chiquero”. Sin embargo, el que Peña Nieto haya enviado al Congreso esa ley, no necesariamente se va a cumplir aunque se apruebe, lo podemos ver en los cientos de leyes que son violadas diariamente por nuestra clase política.
La prueba más clara de que nuestras leyes se violan por nuestros propios gobernantes, la podemos ver en las iniciativas de reformas a las leyes laborales, fiscales, energéticas, de salud y otras que Peña Nieto envió al Congreso para sus aprobaciones, cuestión que se aprobaron, ¿y qué?, ¿se ganó algo?... ¡Claro que no!, esas leyes se enviaron y aprobaron años después de que ya se practicaban los hechos anticonstitucionales en todas las materias de reforma. Además el gatopardismo practicado por nuestros gobiernos, sobre todo en los últimos cinco sexenios, y más claramente en estos dos años de Peña Nieto, al frente de la presidencia, es más que evidente: todo se reforma para que todo quede igual, todo cambia para que todo permanezca intocado e intocable, favoreciendo con ello a unos cuantos, a la oligarquía y a la clase política dominante.
El mexicano común que ciertamente tiene en su espíritu rasgos de machismo, opina que Peña Nieto incurrió en actos de corrupción en la adquisición de su Casa Blanca en Las Lomas, y que no tuvo madre al mandar a su esposa a los medios a mentir y a encubrir el delito de su marido porque un mexicano no manda por delante en los líos a su mujer. Particularmente el que esto escribe opina que: Peña Nieto durante su carrera en la cosa pública se ha caracterizado por corrupto e intolerante -Atenco y el encubrir vilmente a su tío Arturo Montiel son las muestras más claras, no las únicas- y aún con esa mala fama, se atreve a enviar al congreso leyes anticorrupción. Esto nos remite hacia atrás, al dicho de José Alberto Barrón Hernández: la hiena por su propia voluntad no se hará vegetariana ni el puerco será pulcro dentro de su chiquero por motu proprio.
Peña Nieto no es un observador de nuestras leyes y está por ello descalificado moralmente para enviar iniciativas de ley para encubrir faltas a la misma que ya se practican de tiempo atrás, por ello es un acto de cinismo extremo mandar para su aprobación -al Congreso- una ley anticorrupción, cuando él es uno de los políticos corruptos y por esos actos de corrupción es bien conocido por los mexicanos. Con tantas leyes y reformas a las leyes ya contaminó a otros funcionarios públicos y a los gobernadores, ahora todos hablan de transparencia, de combate a la corrupción y de honestidad cuando son deshonestos, opacos en sus actos públicos y en el manejo del erario y corruptos hasta el tope. Los Moreira en Coahuila son una muestra fehaciente.
La corrupción es un acto inherente al ser humano, pero no es como dijo Miguel de la Madrid, que sin ella no se puede gobernar. Sí… la corrupción existe, como otros vicios, pero la clave no está en erradicarla por completo porque ello es imposible, ya que la corrupción está -espero no ser acremente criticado por esta aseveración- como Dios: en la tierra, en el cielo y en todo lugar. La cuestión es regularla y castigarla al igual que otros vicios sociales. Pero en este caso, con Peña Nieto al frente del gobierno, la corrupción se ha exacerbado al grado que lo mismo vemos la podredumbre en la Cancillería como en la Procuraduría General de la República; en SEDESOL como en la Secretaría de Gobernación; en la Cámara de Diputados como en el Senado y en la Suprema Corte de Justicia. México lo que necesita es que los corruptos le den una tregua a quienes quieren un México sano y en paz, cosa que veo muy difícil. Las leyes anticorrupción, en el México de hoy, no serán posibles mientras este gobierno no aclare –en primer término- lo de la Casa Blanca de Las Lomas, y no arregle los problemas de Tlatlaya y Ayotzinapa, porque si Peña Nieto no sigue esta hoja de ruta, todo lo que haga, lo hundirá más en el descrédito y probablemente se le tenga que destituir ¡Claro, dentro de un marco legal! O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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